Opinión | Viento albornés

Vamos a contar mentiras

Escribimos en vísperas de las elecciones autonómicas catalanas y a un mes escaso de las europeas, pero los medios de la derecha no cejan en su costumbre de lanzar encuestas más disparatadas que las del CIS, pese al palo de las generales del 23J (PP 8.092.000-PSOE 7.761.000 votos) hoy nos hablan otra vez de una distancia de siete puntos y fuga masiva de socialistas a la derecha extrema; hasta sacan a la ex ministra Montero, pues impediría que SUMAR supere a los voxísticos.

En política, como en el fútbol y la tauromaquia, es muy difícil parar el juego vertiginoso del morlaco, hacer una foto fija con temple y retomar el mando del devenir, como le hemos visto lograr a José Tomás en el albero o a Ronaldinho en el césped y acaba de recetar el presidente del gobierno Sánchez, recuerdo del día siguiente a las municipales de 2023, con su famoso puente reflexivo del pasado mes de abril.

Sobre los bulos-desinformación como arma de la política y de las guerras poco podemos añadir, excepto recalcar que es históricamente viejuno y la novedad son los carísimos procesos de “inteligencia” de los que se sirven. El presidente no censuró a los medios de comunicación ni a la judicatura o a las cortes, sino que pidió volver al clásico de Kennedy: Piensa lo que puedes hacer tú para tú país; pidió la ayuda y colaboración de todos, una locura.

Parece gracieta el panorama político actual, con payasos como Milei e iluminados como Abascal y delincuentes, muy presuntos, como Trump o Bolsonaro lanzando sus propuestas de retroceso a las cavernas. Promesas mentirosas, pues en la Italia gobernada por Giorgia Meloni la migración ha crecido en su primer año un 50%; jamás imaginamos que Tamames encabezase una moción de censura en el congreso de Vox o Sabater cerrase una lista del PP.

Robando la expresión de la vicepresidenta Yolanda Díaz, un dato: vivimos el regreso a 1937 que nos anunciaba la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas. O al menos se parece demasiado, pues la Historia no se repite, pero nos juega malas pasadas. El incremento de los totalitarismos en el planeta, donde sólo uno de cada seis habitantes vive en democracia, debe generar en las próximas elecciones al parlamento europeo que pongamos freno a los partidos autoritarios facciosos.

Los mejores augures populares, que ganan por goleada en medios de comunicación, les otorgan 23 escaños, y 7 a sus socios de Vox, de los 61 españoles entre 720; es decir, no superarían los 31 escaños de los partidos que sostienen al actual gobierno PSOE-SUMAR. Se conformarían con otra ínfima victoria de la lista que ya en 2019 igualaba, uniendo PP y Cs, el porcentaje de votos de los socialistas de Borrell, comisario de exteriores de la UE.

Ello significa enorme temor a que la reflexión de los actores sociales y de la ciudadanía solicitada por la carta de Pedro Sánchez haya surtido efecto en nuestra sociedad y guíe nuestro voto en la UE contra el trumpismo zafio y liberticida, incapaz de otra idea para celebrar el fin de año que - frente a la sede del PSOE- ahorcando y apaleando un muñeco del presidente del gobierno de España: concordia entre vivas a Franco y me gusta la fruta (sic). TRALARÁ.