La tercera (y última) de una saga de jóvenes valores de la fiesta

«En la Cabalgata del Patrimoni, la de Reyes, procesiones de San Vicente, en la de la Virgen... si: he tenido la suerte de vivir muchos actos importantes de las fiestas de la ciudad y muchos actos muy cerca de la fallera mayor de València y la corte». Pero con un saxo en la mano. «Terminé en el conservatorio el grado profesional y toco en la Santa Cecilia de Castellar-Oliveral».

La experiencia vivida en casa... pero no en primera persona

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Y aún así, María José tiene la experiencia cortesana aún más cerca. Los apellidos Castelló-Lerma necesitan poca presentación. Su hermana Paqui fue corte de honor en 2016 y su hermano Salva tiene a sus espaldas varios años de presidencia de la Agrupación Poblats al Sud, además de ser el alcalde de Pinedo la pasada legislatura. Fallerío hasta la última célula. «En casa nos viene de la familia de mi madre. Son de Torrent y mi abuelo fue fundador de la falla Sant Roc y presidente varios años. Mi madre fue fallera mayor allí y cuando se casó con mi padre, que es el de Pinedo, empezamos la historia fallera aquí». De entre los tres hermanos, «el encargado de enseñarnos todo ha sido el mayor. Ya lo conocéis. Y nosotras, receptoras. Pero soy la primera que le digo: vamos a ver Fallas y formo parte de la ronda fallera». Esa que les lleva a ver, quien sabe, doscientos monumentos. O más, o todas.

Y faltaba ella...

María José -valenciano parlante como sólo en los Poblats se hace- es la pequeña y casi por accidente. «Si: fui inesperada. Me llevo doce y cinco años con ellos. Pero, mira, aparecí. Decidí que la saga no se iba a acabar tan rápidamente». Y a los 22-23 años ha sido fallera mayor de Mossen Josep Cuenca. «El año de fallera mayor de mi hermana lo vivimos siendo todo nuevo. Pero prácticamente desde que terminó estábamos esperando mi momento».

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Adolescente en 2016

La corte de su hermana, en el año 2016 la vivió siendo adolescente. «Yo era «hermana de corte», además, de las pequeñas y lo vivimos, pues eso, con todo especial y con su punto de caos, pero también de mucha ilusión. Las familias seguimos quedando. Aprendimos y vivimos muchas cosas».

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Quizá por ello ya se tomó año sabático y queda a la expectativa para saber qué hacer consigo misma, porque los deberes, nunca mejor dicho, los tiene hechos: «Soy maestra, con la carrera terminada y el Máster de Investigación en Didácticas Específicas. Ahora mismo no estoy trabajando ni en la bolsa de maestro. Quería disfrutar del año de fallera mayor que, como puedes ver, en casa era algo muy esperado. Tengo toda la vida por delante». Y si es un año más, más tarde, mejor aún. Cuando llegue, lo tiene claro: «me gustaría ser profesora de música». Porque Fallas aún no es asignatura obligatoria.