El Museo de Bellas Artes de València crece en el siglo XIX y XX con nuevas adquisiciones

Una de las obras de Antonio Reyna, adquiridas por el Bellas Artes.

Una de las obras de Antonio Reyna, adquiridas por el Bellas Artes. / Levante-EMV

Begoña Jorques

Begoña Jorques

A poco que el lector tire de hemeroteca podrá comprobar que el Museo de Bellas Artes de València quiere expandir su colección, no solo en el espacio, sino en el tiempo. Para el actual director del centro, Pablo González Tornel, el museo es mucho más que los imponentes retablos góticos, y eso ya es mucho decir. En los últimos meses, ha insistido de palabra y obra -con la inauguración de nuevas salas, por ejemplo las dedicadas a Sorolla o Muñoz Degraín (al que ahora también dedica una exposición temporal) en los siglos XIX y XX. Esa intención se impulsa ahora con la adquisición de nueva obra.

Más de 35.000 euros

Así, el Museo de Bellas Artes de València ha visto recientemente reforzado su catálogo, sobre todo del siglo XIX y XX, tras las adquisiciones por subasta de una decena de obras firmadas por Pere Pruna, Dionís Baixeras, Antonio Reyna, Eugenio Lucas, Rafael Solbes, Simone Barabino y Miguel Parra. En total, las compras han supuesto un desembolso de más de 35.000 euros.

En todos los casos ha sido el Estado el que ha ejercido el derecho de tanteo para que el museo valenciano pudiera comprar hasta diez obras en poco más de un mes. El 21 de mayo se hizo con El garrochista, de Eugenio Lucas (Madrid, 1817-1870), y Retrato de hombre, de Rafael Solbes (València 1940-1981), por los que desembolsó un total de 6.000 euros. En el caso de la obra de Lucas, esta se vendió por 2.600 euros. La obra de Solbes -miembro de Equipo Crónica- se vendió 4.000 euros y procedía de una colección particular de València. Previamente, había estado en las manos de los herederos del propio artista.

Retrato de hombre, de Rafael Solbes.

Retrato de hombre, de Rafael Solbes. / Levante-EMV

Solo dos días después, el día 23 de mayo el museo pujó y se llevó Composición (1954), de Pere Pruna (Barcelona, 1904-1977), y Pastores, de Dionís Baixeras (Barcelona, 1862-1943), por 6.600 euros. 

Cinco días después, compró Gran Canal y Palazzo Ducale, ambos de Antonio Reyna (Coín, 1859-Roma, 1937) por 12.000 euros. Los expertos aseguran que las vistas venecianas de Antonio Reyna llevaron el género de las vedutti (género típico del siglo XVIII italiano, sobre todo en Venecia, que se enmarca en el paisajismo, con vistas generalmente urbanas) al más alto grado de artisticidad.

La compra más reciente, el pasado 25 de junio, fue para El entierro de Cristo (pintado entre 1585 y 1620), de Simone Barabino; Corrida de toros, también de Eugenio Lucas, y una pareja de óleos de Miguel Parra. El conjunto costó 9.000 euros. «Barabino fue un pintor caracterizado por un estilo manierista tardío, con un colorido frío con toques atornasolados. En su producción abundan los cuadros de pequeño formato para una clientela privada, como el caso de este Santo entierro, inspirado sin duda en la famosa obra de Rafael Sanzio (1483-1520) de la Galleria Borghese», señala Ansorena, la casa de subastas en la que se vendió.

En cuanto a Corrida de toros, Ansorena destaca que «esta interesante pintura refleja la admiración de Eugenio Lucas por la obra de Francisco de Goya y su afición al mundo de la tauromaquia. Resuelta con su técnica habitual de trazo enérgico y factura abocetada, algunos modelos se inspiran directamente en repertorios conocidos del pintor aragonés». Esta obra ha pasado por colecciones privadas de París, Minnesota, Nueva York y Madrid.

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