Educación

La revolución en las aulas para la PAU 2025

Los institutos y universidades llevan varios años cambiando su forma de enseñar, dejando de lado lo "memorístico" y apostando por la "reflexión y la madurez", mientras que la Ebau continuaba siendo la misma que en época de Wert (PP). O al menos así ha sido sobre el papel

Comienza la Ebau 2024: la última memorística y con récord de alumnado

Comienza la Ebau 2024: la última memorística y con récord de alumnado / Daniel Tortajada

Gonzalo Sánchez

Gonzalo Sánchez

No pregunte al alumo sobre fórmulas matemáticas, pídale que mida el circuito de Cheste en base a varios datos. No le pida nombrar tres obras de Lorca, dígale que las sitúe en su contexto y su vida, y las compare con la sociedad actual. Son ejemplos de ejercicios reales en una Ebau que el Ministerio de Educación pasó a un pequeño grupo de estudiantes el año pasado, con el objetivo de testear el nuevo modelo de examen que, después de varios aplazamientos, entrará en vigor el año que viene.

Aunque el examen varíe, en realidad, es lo último que cambia en un sistema educativo que ya hizo un viraje hace años en la forma de dar clase. Menos memorístico, más reflexión y razonamiento. Y no es un cambio casual, es el golpe de timón que ya han hecho la mayoría de países de nuestro entorno, y lo que demanda el Informe PISA. Una manera mejor de aprender basada en la evidencia científica. Adiós a la lectura del libro en clase para incorporar experiencias más prácticas. "Ahí es donde si el alumno tiene los conocimientos o no. En lugar de preguntar tres obras de Miguel Hernández que se pueda memorizar, les pides que te las relacionen con su contexto histórico y lo comparen con la actualidad, incluso se les podría pedir que escribieran un poema", explica Toni Solano, director del IES Bovalar, que ya lleva varios años trabajando por competencias.

"Ahora no se pide resolver una ecuación, sino dar respuesta a un problema que tienes delante, normalmente relacionado con el contexto del alumno. Ahí es cuando entra la madurez del estudiante y la capacidad de aplicar lo que ha aprendido, que pueden ser varias fórmulas y ecuaciones hasta encontrar la solución. Se pide más independencia al estudiante", cuenta Toni González Picornell, presidente de la Asociación de Directores de Secundaria de la Comunitat (ADIES PV).

Imagen de una de las pruebas de selectividad, donde se puede ver el trazado Ricardo Tormo de Cheste

Imagen de una de las pruebas de selectividad, donde se puede ver el trazado Ricardo Tormo de Cheste / MINISTERIO DE EDUCACIÓN

Situaciones de aprendizaje

Las clases, lejos de hacer ejercicios del libro, deben estar basadas en situaciones de aprendizaje, es decir, planificar un conjunto de actividades alrededor de un problema al que el alumnado debe dar respuesta. Plantear desafíos que movilicen al alumno para que articulen sus saberes.

Y este cambio no se ha dado solo en los IES, también en la propia universidad. Es un viraje en el sistema educativo al completo. Isabel Vázquez, vicerrectora de la Facultad de Farmacia de la UV, asegura que es un cambio iniciado desde el plan Bolonia y que ha desembocado en dar clase por competencias ya que "son los saberes que el mercado laboral luego les va a demandar". "No nos interesa hacerles un problema sobre el ácido base, porque todos son iguales. En vez de eso se le puede preguntar qué pasaría si un producto de limpieza entrara en contacto con un tipo de metal. Ahí es cuando le pides razonar al alumno y que use las herramientas que se supone que ha adquirido para resolver el examen", cuenta.

La Ebau, aún así, está lejos de ser puramente competencial. Solano critica, por ejemplo, el "sinsentido" que en los exámenes de Castellano e Inglés no haya una prueba oral y otra prueba de comprensión o "listening". "Se supone que estamos midiendo las competencias, pero sin tener en cuenta la capacidad de hablar y entender el idioma. No tiene demasiado sentido", critica el docente.

Varios jóvenes apurando los últimos minutos antes de uno de los exámenes de la Ebau.

Varios jóvenes apurando los últimos minutos antes de uno de los exámenes de la Ebau. / Daniel Tortajada

La nueva selectividad

Una de las novedades para la PAU del año que viene es que la corrección ortográfica, gramatical, y la presentación contrarán un 10 % de la nota. Para Vázquez, esta es una muy buena medida ya que "es tan importante tener los conocimientos como saber expresarlos de forma clara y correcta. En la universidad, de hecho, también trabajamos mucho la exposición oral porque consideramos que son habilidades muy importantes", explica.

Otro cambio es el nombre; volverá a llamarse Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU) como tradicionalmente. Además, perderá las facilidades instauradas durante la pandemia, por la cual los estudiantes podían elegir preguntas de los dos modelos de examen. A partir del año que viene deberán ceñirse solo a uno y, aunque se pueda dar a elegir entre varias preguntas en algún caso eso no significará estudiar menos temario, como pasaba con la anterior Ebau.

Los ejercicios se contextualizarán en entornos artísticos, científicos, humanísticos y tecnológicos. Preferentemente en entornos próximos a la vida del alumnado. Para su resolución, el alumnado deberá demostrar creatividad, capacidad de pensamiento crítico, reflexión y madurez.

Cada ejercicio tendrá una duración de 90 minutos. El alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo tendrá derecho a tener más tiempo. Entre ejercicios consecutivos habrá un descanso mínimo de 30 minutos.

Comienza la Ebau 2024: la última memorística y con récord de alumnado

Comienza la Ebau 2024: la última memorística y con récord de alumnado / Daniel Tortajada

Los que aún no han dado el salto

Se lleva hablando de competencias en los claustros desde 2015, lo que ha provocado que muchos docentes aún no hubieran dado el paso esperando un cambio que parecía no llegar nunca. De hecho, durante dos años se ha exigido a los centros trabajar por competencias en Bachillerato para un examen de la Ebau de la anterior época de José Ignacio Wert (PP).

Mejor dicho, sobre el papel estaban trabajando por competencias, ya que como critica Solano todo el Bachillerato gira en torno al examen de la PAU. "Si el examen de la PAU continuaba siendo como siempre, al final los docentes quieren que su alumnado saque la mejor nota, con lo que continuaban dando clase igual aunque decían que estaban trabajando competencias", cuenta Solano.

Es una realidad que ocurría en muchos centros, que se negaron a dar el salto para preparar mejor a sus estudiantes para la selectividad. Solano espera que con este cambio del examen culmine un proceso del que se lleva hablando casi una década, y que por fin las aulas comiencen a impartir clase por competencias.

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