La fiesta no acababa nunca en la empresa pública Emarsa que gestionaba la depuradora de Pinedo. Más de un millón de euros en viajes personales, regalos, restaurantes, discotecas y hasta en cursos de inglés se gastaron el exgerente, Esteban Cuesta y el exdirector económico financiero, Enrique Arnal. También Enrique Crespo pasaba a Emarsa «gastos personales, principalmente en restaurantes y obsequios, ajenos al servicio público de depuración de aguas residuales».

La sentencia de la sección primera de la Audiencia de València detalla detalla, año por año, la factura del despilfarro. En 2004 los gastos sumaron 52.813 euros desgranados en 32.649 euros para obsequios navideños o 1.000 euros gastados en la compra de lotería para los consejeros de Emarsa, además de 212 euros invertidos en «cañas» o el abono de 1.569 euros en un restaurante el 31 de diciembre. En 2006 estos gastos «protocolarios» aumentaron a 119.355 euros; otros 182.925 euros en 2007 y 156.922 euros en 2007. Entre estos dispendios se encontraban los regalos que Enrique Crespo y Esteban Cuesta enviaban a Rita Barberá (los famosos bolsos de Loewe) o Francisco Camps.

Las fiscales del caso, Virginia Abad y Ana Palomar, también detallaron los cuantiosos viajes personales (y con familiares y amigos) realizados por Cuesta y Arnal desde 2004 a 2010 con cargo a las arcas públicas, y cuyo coste ascendió a 262.934 euros. Entre los pagos realizados, llama la atención la afición de Enrique Arnal a pagar, con cargo a la depuradora, la contratación de un barco, coche y hotel cuando visitaba Ibiza o Formentera. En ocasiones en fechas tan señaladas como el 8 de octubre de 2009. Emarsa pagó facturas de desplazamientos a París, Estocolmo, Moscú, Casablanca, Marrakech o Lisboa. Y también los viajes a Rumanía, supuestamente para «negociar con empresarias y traductoras rumanas, que eran mujeres explotadas sexualmente por una red de proxenetas de la Costa Blanca y que trabajaban en el club de alterne de Benidorm «Las Mimosas».

Al dinero gastado en viajes se une los 863.313 euros gastados en opíparas comidas en los restaurantes más selectos de València o exclusivos regalos en tiendas de lujo y grandes almacenes. Como la factura de 2.865 euros pagada el 21 de diciembre de 2012 en un restaurante-asador. Hasta la propina de 48 euros se cargó al erario público. La depuradora también asumió los 2.679 euros gastados en la desaparecida discoteca de Benimàmet, Giorgio Enrico, una noche de juerga del 6 de julio de 2006.