El joven asesinado en Benetússer murió de un único disparo en el corazón

El ‘Zobe’ recibió un tiro por la espalda junto a unos contenedores y caminó unos 60 metros hasta desplomarse

Los medios sanitarios trataron de reanimar al joven durante cerca de una hora.

Los medios sanitarios trataron de reanimar al joven durante cerca de una hora. / Levante-EMV

Un único disparo efectuado con un calibre 22, a poca distancia, y cuya bala le alcanzó el corazón. Así murió David Giménez, alias el ‘Zobe’, según el resultado preliminar de la autopsia realizada ayer en el Instituto de Medicina Legal de València. El joven tiroteado en plena calle en Benetússer, minutos antes de las nueve del pasado miércoles, aún tuvo algo de tiempo para caminar unos 60 metros hasta caer desplomado en la esquina de la calle Párroco Eduardo Ballester y la calle Palleter, mientras la pequeña bala alojada en su corazón terminaba poco a poco con su vida.

El grupo de Homicidios de la Guardia Civil prosigue con sus investigaciones para tratar de esclarecer este crimen e identificar y detener a los presuntos autores del mismo. Todo indica que el móvil del asesinato, cometido por la espalda, habría sido el robo de las supuestas sustancias estupefacientes que portaba la víctima, que presuntamente se ganaba un dinero extra con la venta al menudeo en el barrio.

Este hecho era conocido por sus presuntos asaltantes, quienes supuestamente habrían quedado con él esa noche para una compraventa, y que bien por un desacuerdo económico en la compra o porque su intención real era apoderarse de la droga mediante la violencia, uno de ellos le habría disparado por la espalda cuando la víctima trataba de huir.

El lugar y la hora en el que se produjo el crimen hace pensar que no se trató de un asesinato premeditado. De hecho, los presuntos asaltantes huyeron a toda prisa a la carrera nada más efectuar el disparo sin detenerse a registrar a su víctima, ante el temor a ser vistos por algún testigo que se asomara a la ventana al escuchar la detonación.

«Mi hijo de siete años lo escuchó y pensó que era un petardo», confiesa una vecina de la zona, preocupada como madre porque solo a escasos metros de su domicilio un joven, de 31 años y al que todos conocían y apreciaban en el barrio, haya muerto tiroteado.

Agentes de criminalística encontraron un casquillo de bala en una zona de contenedores de la calle Párroco Eduardo Ballester, lugar en el que se produjo el asesinato, a unos 60 metros de la esquina en la que fue localizado el joven. Los intentos por reanimarlo fueron inútiles.