"Arcadeología": La nostalgia de los videojuegos de los 70

Un profesor valenciano recupera a través de un documental los clásicos arcade

Un hombre arregla las máquinas recreativas.

Un hombre arregla las máquinas recreativas. / Levante-EMV

Saray Fajardo

Saray Fajardo

«¿Quién se encarga de preservar el videojuego en España?». Esta fue la pregunta que se formuló el profesor valenciano de Videojuegos y Entornos Virtuales de la Universidad Miguel Hernández, Mario Paul Martínez, en una de sus sesiones. 

Sin duda, durante los últimos años los videojuegos se han convertido en un producto cultural con una gran presencia social, sobre todo entre los adolescentes. Ya sea a través del móvil, la PlayStation o cualquier otra videoconsola, el usuario puede conectarse y jugar en línea con otras personas de cualquier parte del mundo a miles de juegos. Deportes, fantasía, aventuras, juegos de ingenio... Indudablemente, existen videojuegos para todos los gustos y edades. Sin embargo, y aunque parezca extraño, hubo un tiempo en el que sólo era posible entretenerse a través de las máquinas recreativas situadas en lugares de ocio específicos. Los adolescentes, y no tan adolescentes, pasaban tardes enteras junto a sus amigos en estos lugares. Aunque la calidad y el desarrollo de aquellos juegos poco tienen que ver con los actuales, marcaron a generaciones enteras, que los recuerdan con mucha nostalgia. 

Por eso, algunas empresas han decidido recuperar estas máquinas o videojuegos durante los últimos años. No cabe duda que estas máquinas se encuentran en peligro de extinción. Sin embargo, todavía hay grupos de personas que trabajan por recuperar estos materiales. Entre ellas se encuentra la asociación valenciana Arcade Vintage, pionera en el campo de la restauración de máquinas recreativas. Esta ha conseguido recuperar algunos de estos objetos con el fin de realizar una labor de ocio y divulgación y, a su vez, defender la arqueología industrial. Sus propios asociados son los encargados de retornar los arcades en su formato original usando los mismos componentes de «hardware» y «software», como los chips, los mandos o las marquesinas, utilizados inicialmente para intentar recuperar las partidas de estas máquinas. 

Gran Museo del Videojuego

Se trata del primer gran Museo del Videojuego situado en España, que aborda la historia de los videojuegos desde los años 60 hasta la actualidad, a través de los 300 equipos informáticos instalados en este espacio valenciano. Además, en él, se pueden descubrir auténticos videojuegos míticos restaurados y conservados en perfecto estado. «Ellos no eran conscientes de la importancia que tenía todo lo que estaban haciendo al recuperar estas máquinas», señala el docente. Por eso, junto a su equipo, decidió documentar el proceso llevado a cabo por esta asociación. 

Tras indagar un poco más, Martínez se dio cuenta que también existían asociaciones similares en otros lugares de España, por lo que decidieron recorrer durante tres años estas ciudades en busca de nuevos datos e información para su proyecto. Así surgió el documental «Arcadeología», que se estrenó hace unos días en Cinema Jove. «Nos dimos cuenta que existe cierta nostalgia en torno a aquella época», señala. 

Edad de oro

El experto señala que, aunque lamentablemente muchos de aquellos videojuegos no se han podido conservar, España vivió «una edad de oro muy potente en torno a esta industria durante la década de los 80». En la Comunitat Valenciana también se incrementó el consumo. El ‘boom’ de los videojuegos vuelve a estar presente en el territorio valenciano con la celebración de actividades o festivales de videojuegos, como el Festival de Entretenimiento digital OWN (conocido anteriormente como DreamHack), que se celebra del 5 al 7 de julio. «Por suerte, ahora los videojuegos tienen que ser catalogados, pero antes no ocurría», recalca. Así, lo que parecía ser una simple forma de entretenimiento, ahora es considerado un producto cultural, que ha conseguido atraer a distintos públicos a través de todas sus propuestas. «Se ha convertido en una gran potencia, por lo que hay muchas escuelas y creadores», concluye.