El alcalde de Alzira niega que el asesor con dos sueldos reciba instrucciones suyas

Alfons Domínguez replica que Antonio Pelayo sólo recibe órdenes de UCIN y se compromete a «aplicar la normativa vigente» si se constata alguna irregularidad

Antonio Pelayo, entre los ediles de UCIN Mar Chordá y Enrique Montalvá.

Antonio Pelayo, entre los ediles de UCIN Mar Chordá y Enrique Montalvá. / Agustí Perales Iborra

El alcalde de Alzira, Alfons Domínguez, contradijo ayer la versión facilitada por uno de los dos asesores de UCIN, Antonio Pelayo, para justificar que cobre un sueldo como empleado público pese a que solo aparece muy esporádicamente por la casa consistorial. El primer edil admitió que en su contrato figura que es «asesor de la alcaldía», aunque negó que reciba instrucciones laborales suyas. A quien en realidad presta apoyo Pelayo es a UCIN, el partido independiente en el que se embarcó tras abandonar la secretaria general del PP en la capital de la Ribera Alta. Domínguez reclamó a primera hora de la mañana informes a los técnicos del departamento de Personal para que esclarezcan las dudas legales que plantea este asunto.

«No tengo ninguna responsabilidad en el desempeño de su trabajo. Su nombramiento lo firma la alcaldía, como ocurre con todos los asesores de los grupos municipales, tanto del gobierno como de la oposición, pero en la práctica obedecen las órdenes de cada partido», defendió ayer la primera autoridad local, que reunió a primera hora de la mañana de ayer a la plana mayor del gobierno local para abordar la polémica destapada por Levante-EMV y fijar la estrategia a seguir tras haber reclamado el PP explicaciones sobre el caso y anunciar el portavoz del Grupo Popular que trasladará la documentación a la Inspección de Trabajo, a la Fiscalía y la Agencia Antifraude si el ejecutivo municipal se desentiende del caso. 

Dos trabajos con el mismo horario

Pelayo también fue citado ayer por el alcalde para conocer su versión de primera mano. En las reuniones participaron igualmente diversos funcionarios de alto rango. El alcalde solicitó informes a la jefa de Personal, que inicialmente se inclina a pensar que los dos trabajos que simultanea Antonio Pelayo podrían ser compatibles por la «tipología del empleo de asesor municipal y la diferencia de horarios», aunque para compaginar ambos empleos, según defiende el Partido Popular, Antonio Pelayo tendría que haber reclamado formalmente la compatibilidad y no lo hizo. Al término de las reuniones mantenidas ayer con sus socios de gobierno y con los expertos del consistorio, la primera autoridad local se limitó a difundir un comunicado oficial que textualmente señala: «En caso de constatarse los hechos, se actuará de acuerdo a lo establecido en la normativa vigente».

Antonio Pelayo, al votar en las elecciones municipales.

Antonio Pelayo, al votar en las elecciones municipales. / Levante EMV

Un desconocido en el ayuntamiento

La presencia de Pelayo en la casa consistorial desde el primer día del mes de febrero, cuando se activó su contrato, ha sido muy escasa. Apenas se le ha visto. No ejerce las tareas que tienen asumidas el resto de asesores de los grupos políticos municipales, tanto del gobierno como de la oposición. Se le reconoce en ocasiones junto al portavoz de UCIN, Enrique Montalvá, en algunos actos públicos y en reuniones internas de la agrupación y poco más. Sin embargo, cumple religiosamente el horario que le fija el concesionario de automóviles en el que también trabaja.

El decreto de la alcaldía que oficializó su contrato deja pocos resquicios a la duda: le obliga a cumplir «el mismo régimen de control de horarios que se aplica al resto de funcionarios del ayuntamiento». Los asesores municipales no han sido obligados a fichar hasta ahora. La mayoría de ellos se mostraron ayer muy molestos con Pelayo. Incluso le recriminaron que tratara de ponerlos a todos en el mismo saco. El segundo asesor de UCIN recibe un trato especial. La incógnita es aclarar por qué razón y quién se lo ha consentido.