El consorcio de residuos reduce un 75 % el tamaño del futuro vertedero comarcal en Guadassuar

El nuevo Proyecto de Gestión del ente que gestiona la basura de la Ribera y la Valldigna contempla el emplazamiento propuesto por el IGME

La progresiva reducción del rechazo permite redimensionar la infraestructura, que tendrá una vida útil de 20 años

Planta de tratamiento del consorcio, en una imagen de archivo.

Planta de tratamiento del consorcio, en una imagen de archivo. / Perales Iborra

El Consorcio de Residuos Ribera-Valldigna tiene previsto aprobar este mes de junio el nuevo proyecto de gestión de esta demarcación que abarca a 51 municipios que, a la espera de obtener las autorizaciones necesarias, contempla la construcción en Guadassuar de un vertedero que garantice el depósito del rechazo que sale de la planta de selección de residuos durante los próximos veinte años. El consorcio contempla ubicar esta infraestructura en los terrenos propuestos por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) en el sector Pla del Roser aunque, según explica el gerente del ente gestor de las basuras, Ángel Rodríguez, nada tendrá que ver este vertedero con el que se planteaba cuando, hace más de tres lustros, se empezó a buscar un posible emplazamiento, un proceso que estuvo rodeado de polémica.

Rodríguez destaca que el progresivo aumento de los niveles de recuperación, que se deben seguir mejorando por imperativo legal, ha permitido redimensionar este vertedero de forma que, en la actualización del proyecto de gestión del consorcio, se reduce prácticamente un 75 % la capacidad respecto de la instalación inicial. Fuentes del consorcio que preside Vicent Estruch no dudan en calificar en este caso la futura instalación, necesaria para que el consorcio pueda ser autonómo en la gestión de los residuos, como «microvertedero».

A la espera de la autorización ambiental

El ubicación de esta instalación ha generado tradicionalmente recelos hasta el punto que, en el último proceso impulsado por el consorcio para buscar un emplazamiento, únicamente Guadassuar -que ya cuenta con las plantas de selección y compostaje- y Tous mostraron su disposición a albergar el vertedero. Los estudios realizados por el IGME señalaron unos terrenos del sector Pla del Roser que no coincidían con los ofertados por el Ayuntamiento de Guadassuar tras realizar una consulta popular, aunque el consistorio aceptó la propuesta a la espera de que un estudio más pormenorizado del suelo confirmara la idoneidad, como así sucedió. Guadassuar se convirtió en la opción más firme, sino la única, y así aparece finalmente en el proyecto de gestión, aunque Rodríguez se muestra cauto al señalar que la Autorización Ambiental Integrada es la que, en última instancia, deberá determinar si se puede construir en este lugar o no. 

Necesidades distintas

Con todo, el gerente del consorcio detalla que el proyecto de gestión contempla la propuesta de crear un vertedero con capacidad para 500.000 m3 y una vida útil de veinte años cuando el anterior proyecto se había concebido para que albergara más de dos millones de metros cúbicos en un período de doce años. «Las necesidades no son las mismas y el planteamiento no puede ser el mismo», incide Rodríguez, mientras recuerda que el plan de acción de economía circular de la Unión Europea impone un escenario en el que «a corto plazo» se tendrá que generar «mucho menos rechazo del que se está generando ahora». 

Ángel Rodríguez incide en que el vertedero es imprescindible para la gestión de los residuos, aunque advierte de que ésta debe implicar a toda la sociedad en el objetivo de reucir los residuos que se generan, y destaca que si bien el consorcio ya lidera los índices de recuperación ya que actualmente lleva a vertedero «menos del 40 % de los residuos que entran en la planta, en diez años este porcentaje se tiene que reducir al 10 % ya que el 90 % de los residuos se deberán recuperar efectivamente para introducirlos de nuevo en el sistema productivo como materia prima secundaria».

Casi veinte años en busca de un emplazamiento para la instalación

La búsqueda de un emplazamiento para ubicar un vertedero que permita al Consorcio Ribera-Valldigna ser autónomo en la gestión de los residuos que se generan en su demarcación arrancó prácticamente en el año 2006, con la licitación del contrato que contemplaba el tratamiento de residuos y la construcción y explotación del vertedero, aunque ha sufrido numerosas vicisitudes.      

Se trata en cualquier caso de una infraestructura necesaria para evitar el alto coste económico y ambiental del traslado del rechazo que se genera a vertederos ubicados fuera de la demarcación. El propio presidente del consorcio, Vicente Estruch, defendía tras su toma de posesión las ventajas de contar con un vertedero a un kilómetro de la planta y señalaba que, más que un reto, era una obligación ante la sociedad dar una solución a esta necesidad en la gestión de los residuos. Pascual Fandos Alzira

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