Los prodigios de la ingeniería en el «trenet de la Marina»

Los viaductos que hace más de cien años se construyeron para salvar el Mascarat, los barrancos del Pou Roig y el Quisi o el río Gorgos son hoy joyas del patrimonio ferroviario

Fotografía que aparece en el libro «Costas y paisajes de la marina de Alicante», de Paulina Iborra, que lo firmó con el seudónimo de Narciso del Prado. Se publicó en 1918.

Fotografía que aparece en el libro «Costas y paisajes de la marina de Alicante», de Paulina Iborra, que lo firmó con el seudónimo de Narciso del Prado. Se publicó en 1918. / alfons padilla. dénia

alfons padilla. dénia

11 de junio de 1915. La escena que ese día se vivió en Dénia podría describirse con palabras de Azorín, un apasionado de los «caminos de hierro». La locomotora resopla y «barbotea vapor». Se escucha «el zurrir estridente de los vagones». Una festiva muchedumbre recibe al primer tren que llega desde Alicante. Ese tren ha superado formidables obstáculos. La línea ha sido un desafío para los ingenieros. Han diseñado un trazado que, sobre todo en el tramo final, el de Altea a Dénia, tropieza con una orografía escarpada de afilados desfiladeros (el del Mascarat) y profundos barrancos (el Pou Roig y el Quisi).

Los prodigios de la ingeniería en el «trenet de la Marina»

El puente del Quisi o Santa Anna, durante las obras / alfons padilla. dénia

El arqueólogo Josep A. Gisbert deja primero que nada claro que a él no le gusta ese nombre de «trenet de la Marina». El diminutivo no le hace ninguna justicia a un tren que fue una proeza técnica. A Gisbert la fundación Juanelo Turriano le ha enviado el último libro de su colección de historia de la ingeniería. Lo ha escrito Inmaculada Aguilar y se titula «Innovación y modernidad. José Eugenio Ribera. Ingeniero de Caminos (1864-1936)». La obra descubre que este destacadísimo técnico, uno de los más importantes de su época, diseñó los extraordinarios viaductos del tren de Alicante a Dénia. La autora alude al «impresionante viaducto de Santa Anna», en Benissa. Hace hincapié en cómo cada diseño se adaptó al terreno. De hecho, el puente del Mascarat cuenta con estribos labrados en la misma roca del desfiladero. Estos dos viaductos y el del Pou Roig o Ferrandet y el de Gata (el del río Gorgos) se realizaron «sin escatimar recursos, con gran solidez y severo control constructivo». Hoy son joyas del patrimonio ferroviario.

Los prodigios de la ingeniería en el «trenet de la Marina»

Los obreros sobre el viaducto del Quisi. Imagen que aparece en el libro de Vicent Ferrer i Hermenegildo "El trenet de la Marina" / alfons padilla. dénia

El historiador recuerda que los proyectos también los firmó el ingeniero de minas José Carbonell Morand, quien en 1901 se hizo con los derechos para construir esta compleja línea. José Carbonell era hijo de la dianense Cándida Morand Bordehore y de Antonio Carbonell Llácer, natural de Alcoi y fundador en 1866 de la gran empresa Carbonell, pionera en la comercialización y exportación de aceite. La estirpe de los Carbonell, emparentada con los Morand, Merle y Bordehore todavía hoy, con Nicolás Merle de anfitrión, realiza encuentros familiares en Dénia. Son una parentela numerosísima y felizmente bien avenida.

«No sabíamos casi nada de la participación de José Eugenio Ribera en el proyecto del tren de Alicante a Dénia ni de su vínculo con Carlos Carbonell», advierte Gisbert. «Fueron dos personas fundamentales para que este ferrocarril llegara a Dénia, como también lo fue el igualmente ingeniero José María Serra», que fue quien dirigió las obras.

El arqueólogo también subraya las magníficas descripciones de los viaductos que plasmó en el libro «Costas y paisajes de la marina de Alicante» la escritora Paulina Iborra, quien firmaba con el seudónimo de Narciso del Prado. No eran buenos tiempos para que las mujeres demostraran su talento. Paulina era esposa del compositor y músico valenciano Ricardo Benavent Feliu, quien pasó su infancia en Benissa.

La historia es como el mecano perfecto de los viaductos del «trenet». Travesaños y férreas vigas sostienen familias y vínculos.

Gisbert lamenta lo poco que se ha conservado de patrimonio ferroviario en Dénia.

Este tren, tras las recientes obras de modernización, no es, precisamente, una exhalación. Hoy asombra todavía más el prodigio de hace más de cien años cuando se levantaron viaductos que fueron brillantes soluciones técnicas para abrir el «camino de hierro» entre Alicante a Dénia.