La misma Lidia de hace seis años, dispuesta a que el destino la recompense

Lidia Berlanga González. Falla Periodista Gil Sumbiela-Azucena. 31 años

Lidia Berlanga Gonzalez (Periodista Gil Sumbiela Azucena)   copia

Lidia Berlanga Gonzalez (Periodista Gil Sumbiela Azucena) copia / M. Domínguez

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

A veces la vida te lleva por unos caminos que no son los que una elige o cree». Lidia se refiere a su vida profesional, de la que luego hablaremos. Pero se puede aplicar a su propio camino fallero. Porque sí: es una de las preseleccionadas. Pero a quien esté avezado le debería sonar el nombre. Lidia ya estuvo en esta misma situación en el verano de 2017, en el que aspiró a formar parte de lo que fue corte de honor de Rocío Gil. Ahora, seis años después, regresa aprovechando la oportunidad. «Iba a ser el segundo año en que mi falla no tenía candidata y sabíamos que mi fallera mayor no se iba a presentar. Y, mira, en la vida, cuando quieres algo, hay que lucharlo. Por eso me volví a presentar y por eso estoy aquí otra vez».

Lidia Berlanga repitió, seis años después, el paso triunfal por la pasarela

Lidia Berlanga repitió, seis años después, el paso triunfal por la pasarela / Fotofilmax

Lidia Berlanga Gonzalez, en las pruebas de este año.

Lidia Berlanga Gonzalez, en las pruebas de este año. / M. Domínguez

Lidia Berlanga ya ha pasado por la sesión fotográfica de preseleccionada. Así lo hizo en verano de 2017

Lidia Berlanga ya ha pasado por la sesión fotográfica de preseleccionada. Así lo hizo en verano de 2017 / M. Domínguez

"Por supuesto que vale la pena intentarlo"

No la echa atrás haber conocido la cara B de la Fonteta: estar en la «Habitación del Pánico» y aguardar con todo el grupo de 73 un nombre que no sonó. «Por supuesto que vale la pena volver a intentarlo. De toda aquella experiencia se sacan aprendizajes. Son semanas que me enriquecieron mucho, disfruté, aprendí de mí y de las demás. Para mí no es un recuerdo negativo porque buena prueba de ello es que estoy aquí. Hasta debo pensar que llegar a la final no llega todo el mundo y ya por eso debo considerarme afortunada». ¿Ha cambiado aquella Lidia de 25 años de la actual de 31? «En lo fallero, nada: sigo con las mismas ganas e ilusión. Las de aquella niña de tres o cuatro años que lloraba cuando su madre le quitaba los moños o que cogía, con esa misma edad, el pintalabios y se ponía el rojo en los labios mientras su hermano mellizo le decía «Teta, qué guapa estás», la que ha sido fallera mayor y la que sigue teniendo en su falla todo lo que ha aprendido».

De pedagoga a administradora

Lo de los caminos que no son los que una elige son por lo profesional. Es pedagoga -así lo proclamaba cuando fue preseleccionada en verano de 2017- «pero trabajo en una empresa de alquiler de venta de maquinaria industrial y agrícola haciendo tareas de gestión y administración. Oficina». Mucha oficina y «atención al cliente». Suproval, en Aldaia, es el nombre de la empresa. «Mi tío trabaja en la empresa como jefe de sección. Necesitaban una persona y decidí probar. Empecé con contrato de formación, lo completé y me quedé». ¿Y qué ha sido de la maestra? «No es que no me vea pero en la vida todo se puede probar y las posibilidades hay que cogerlas. Estoy a gusto, estoy reconocida y estoy muy bien».

A pesar de trabajar en un polígono, no le hace falta llegar a las seis de la mañana, pero «a las cinco sí que estoy arriba porque me autoimpongo hacer deporte y así ya lo tengo hecho. Si: tengo mucha fuerza de voluntad. Entrar, entro a trabajar a las ocho». Y por si hay dudas, «en la empresa sé que no tendré problemas si salgo elegida. Están encantados». Y el tío es el jefe. Lidia vivió ya su año de fallera mayor con esa fórmula que demuestra que las fallas son familia: «mi infantil fue la hija de la que había sido mi fallera mayor». Cuestión de afinidades y afectos. Ahora no tendría ningún problema en alcanzar el puesto de privilegio, aunque sea con seis años más tarde de lo soñado inicialmente. 

Lidia completa la lista de las 73 candidatas que, a lo largo de dos meses y medio, han demostrado, en las páginas de Levante-EMV, las razones por las que su nombre debe estar mañana en la lista del jurado.