Entrevista | Javier Barón Jefe de conservación de Pintura del siglo XIX del Museo del Prado

Javier Barón: "El retrato era uno de los géneros más ‘alimenticios’ para los artistas"

Javier Barón (Mieres, Asturias, 1956) es comisario de la exposición «XIX. El Siglo del Retrato. Colecciones del Museo del Prado. De la Ilustración a la modernidad», que se puede visitar en CaixaForum València hasta octubre. Es, entre otros, caballero de la Orden de las Artes y las Letras de la República francesa, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando o del Patronato de la Fundación Museo Sorolla. Es un hombre de Arte, que desvela a Levante-EMV los entresijos del siglo XIX.

Javier Barón, en CaixaForum València.

Javier Barón, en CaixaForum València. / Miguel Ángel Montesinos

Begoña Jorques

Begoña Jorques

El pasado jueves CaixaForum València inauguró la exposición «XIX. El Siglo del Retrato. Colecciones del Museo del Prado. De la Ilustración a la modernidad», de la que es comisario. Un pedacito del Prado llega a València.

Esto es posible gracias a la riqueza de las colecciones del Prado, puesto que 700 de las 2.700 pinturas de la colección del XIX son retratos, es decir, casi una cuarta parte.

¿Cómo convive el retrato con la pintura de corte histórico que se pedía tanto en los concursos nacionales de la época? 

No llega a desplazar la pintura de Historia porque es el género por excelencia desde que se fundan las exposiciones nacionales de bellas artes en 1856 hasta que se ve sustituida por la pintura social en 1890, pero son 34 años de dominio absoluto. Sí que hay premios especiales para el retrato, pero que no tienen tanta importancia. Pero en cuanto a número y calidad, hay que considerar que las pinturas de Historia se hacían para triunfar en esos certámenes y, sin embargo, la mayoría de los retratos se hacen por encargo, salvo los autorretratos o los retratos de amigos que se hacen para regalar o para mantener en propiedad del artista. Los encargos de la burguesía se pagan por lo que hay un mayor número de retratos que de la pintura de historia, que solo tiene su nicho en las exposiciones nacionales. Fuera de ahí apenas se hace algún encargo de alguna diputación o ayuntamiento. Y, sin embargo, a mediados de siglo cualquier casa burguesa tiene el retrato de sus dueños.

¿La pintura del siglo XIX es la mayor expresión del cambio social? 

Representa muy bien el cambio social debido a que el estilo dominante a partir, sobre todo, del tercer cuarto del siglo, es el realismo y luego el naturalismo. Tanto en pintura como en la fotografía, el cambio social se refleja con mucha mayor precisión y relevancia que en siglos anteriores. Es una visión más directa y más inmediata de la realidad.

El Museo del Prado tiene 12 salas dedicadas a la pintura del siglo XIX. ¿Podemos conocer esa época con una visita a esos espacio? 

Perfectamente, porque la colección del Prado permite hacer una historia perfecta de la pintura y de la escultura del siglo XIX. Y eso se ve desde Goya hasta final del siglo.

Antes hablaba del retrato por encargo. Sería la parte más comercial del artista. De algo hay que comer... 

Por supuesto. En los concursos de las exposiciones nacionales, que estaban bien dotados, solo obtenían premios unos pocos. El retrato era uno de los géneros más ‘alimenticios’ y más socorridos por los artistas para cobrar. Hay artistas que se especializan en el retrato y todos los grandes artistas los hacen. Fortuny hace pocos, Rosales hace más y Sorolla hace muchísimos. Incluso Goya hace también muchos. 

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Como dice, Sorolla retrató mucho. ¿Fue el retrato fuente de su fortuna? 

Él triunfó en muchos otros géneros, especialmente al principio, cuando vendió a un buen precio en el Salón de París del año 1894 La vuelta de la pesca. Ese fue su primer gran triunfo. Y a partir de ahí tuvo una capacidad de ventas enorme. Luego llegaron los encargos para la Hispanic Society y hasta del presidente de EE UU. Hizo retratos en Francia y en España retrató desde el rey hasta a sus amigos. Tuvo una proyección extraordinaria como retratista. 

¿Sorolla fue mejor pintor que otros de su época? Ha eclipsado a contemporáneos y su sombra fue alargada. 

La calidad de Sorolla es incuestionable. Basta ver sus obras, pasarse por el Museo Sorolla y compararlo, no ya con artistas españoles, sino con artistas internacionales, que trabajan en esa misma dirección. Se hizo hace años una comparación con Sargent en una exposición que estuvo en Madrid y en París y realmente los dos son grandes retratistas y Sorolla a veces llega muy a menudo más lejos que Sargent. 

¿Cómo se gestiona una colección de 2.700 obras de arte?

Con mucha atención. Estamos rotando continuamente. Además, se necesita conservación, puesto que entre las 2.700 obras hay que ir restaurando aquellas que están en los almacenes con mayor grado de deterioro o las que están en los depósitos. Afortunadamente, se va haciendo esa tarea, que no se ve, pero que es fundamental. Y al mismo tiempo que se van recuperando, se van estudiando. También se hacen pequeñas o grandes exposiciones, como la actual sobre pintura social, que ocupa cuatro salas del museo, y que permite ver algo que hasta entonces era casi desconocido. 

Esa muestra exhibe «El sátiro», un cuadro de Fillol, que hace poco albergaba el Bellas Artes de València.

 Sabíamos que los propietarios de la obra habían hecho ofertas específicas al museo, pasó el tiempo y no se adquirió. A nosotros nos interesaba mucho Fillol, del cual tenemos una colección importante, y esta era una obra de interés especial, porque fue rechazada por el jurado de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1906 por inmoral. La inmoralidad estribaba en que ponía de manifiesto algo que ocurría entonces y que sigue ocurriendo hoy, por desgracia. El sátiro es una manera de nombrar la rueda de reconocimiento por parte de una niña, acompañada de su abuelo, a la persona que la ha violado. Y eso contrasta con la indiferencia de los funcionarios. Todo eso molestó muchísimo a la sociedad de la época. Bajo un punto de vista pictórico, Fillol es uno de los mejores pintores del naturalismo español en un momento en que ya Sorolla ha abandonado estos temas. Y por ello nos parecía una obra importante que completaba la colección. Pero esperamos un tiempo prudencial por si interesaba en València.

"El sátiro", obra de Fillol.

"El sátiro", obra de Fillol. / Levante-EMV

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Y a título personal, Javier Barón, ¿dónde se perdería? ¿Ante qué cuadro lo podríamos encontrar en el Museo del Prado?

Hay mucho donde perderse. En todo caso, en Las Meninas. De hecho, es una obra ante la que se perdieron grandes pintores desde el siglo XIX en adelante.

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