El verano de ZOO llega a su fin

El Pirata Festival de Gandia acoge este sábado el concierto de despedida de la banda que, desde la publicación de «Estiu» hace una década, ha marcado el presente y quizá el futuro de la música en valenciano.

Zoo

Zoo / L-EMV

Voro Contreras

Voro Contreras

Hace 10 años la motocicleta de Toni Sánchez, «Panxo», recorría los caminos de l’Auir mientras el líder de Zoo cantaba aquello de «jo tinc set de vida, no de fama». Hoy, casi una década de vida después, alcanzada la fama y bastante cerca de los paisajes de «Estiu», la banda dice adiós. Será a partir de las 23.50 en el festival Pirata de Gandia, el broche a una última gira que ha recorrido media España dando fe de la trascendencia que ha alcanzado el grupo más allá de nuestras fronteras geográficas y lingüísticas.

Zoo se irán ante miles de espectadores y, lo que seguramente es más importante para sus miembros, siendo felices. Así lo cantaban en «Epileg», la última canción grabada por la banda que en octubre estrenará un documental sobre su viaje de despedida. «Siempre he tenido cierto miedo a que este grupo y este escudo y este símbolo acabara arrastrándose por los escenarios porque tuvimos un inicio muy fulgurante y muy bonito -contaba Panxo, en una entrevista a Levante-EMV el pasado enero-. Y hemos conseguido mantener ese brillo durante diez años No me apetecía entrar en una fase de inercia, de vivir de rentas».

"No estem fent merda facilona"

El de «Estiu» con aquel vídeo rodado en la Safor donde cae la calor y bombea el ritmo que sirvió como carta de presentación, era más bien el proyecto personal de Panxo, que contaba ya por entonces 31 años y unos cuantos tumbos musicales en su currículum. La canción -una joya en lo musical- funcionará durante la siguiente década como un manifiesto artístico, ideológico, sensual y vital de Zoo. «No estem fent merda facilona, ací fem himnes», recitaban allí como una declaración de principios.

«Estiu» -cuyo vídeo ya lleva casi 8 millones de visualizaciones en Youtube- se convirtió en un pequeño fenómeno viral que impulsó la carrera de Zoo de forma inmediata. «Aún no teníamos el primer disco y tres meses después ya estábamos haciendo nuestros primeros conciertos en València, Madrid y Barcelona con las salas llenas», recordaba el cantante. «La nuestra ha sido una trayectoria poco común y hemos sido un poco afortunados porque nos hemos saltado ese proceso que vive cualquier banda que comienza. El verdadero trabajo ha sido mantener esa popularidad».

Y pese a lo que pueda parecer por el estado de felicidad con el que llegan a su despedida, ese trabajo no ha sido fácil. «El ascenso fue muy rápido y el mundo de la noche se descontroló. Las resacas y esas cosas que acompañan a la vida del rock’n’roll», reconocía Panxo -con cierta coña- en octubre de 2019, justo antes de un concierto en la Plaza de Toros de València tras el que iban a iniciar un tiempo de descanso y reflexión. «Nos pasamos la mitad del año doce tíos en una furgoneta, compartiendo muchas cosas buenas y también malas, viajes largos que pueden hacerse incómodos. Hemos tenido que aprender a gestionar la parte interna para no acabar aburriéndonos».

"Tengo un mal recuerdo"

En ese momento ya habían sacado dos discos: Tempestes venen del sud (2014), grabado en el estudio de Mark Dasousa (el de Nebulossa) en Ondara, y con himnos como «Corbelles», «Carrer de l’amargura», «Imperfeccions» o «Vull»; y Raval (2017), otro discazo que contenía lo que ahora ya son clásicos de la banda como «Cap per avall», «Ventiladors» o «La mestra».

Sin embargo, este segundo álbum no acabó de satisfacer a la banda. «Es un disco con muy buenas canciones y más rico que el primero, pero en el que no trabajamos bien las mezclas ni el sonido porque lo acabamos deprisa y corriendo. Nos estaban esperando, el nivel de autoexigencia era mucho mayor y eso condicionó el proceso. Tengo un mal recuerdo», reconocía Panxo.

Pero el mal recuerdo duró poco y durante el parón, contaba Panxo en otra entrevista a Levante-EMV, «hubo algo que hizo clic, que no sé si tuvo que ver con la edad o con la tranquilidad», que desembocó en su proyecto más ambicioso: Llepolies, el disco que les consagró como gran referente de la música valenciana para unas cuantas generaciones, el álbum de «Sereno», de «Avant», de «Llepolies» y de ese accidente cachondo llamado «Tobogán» que ya cantan hasta los niños de las escuelas y los festeros de los pueblos.

Despejar el interrogante

El paso dado por Zoo con Llepolies fue importantísimo, pero pocos pensaban que también iba a ser definitivo. Sobre todo porque el año 2022 lo cerraron con sendos llenazos en el Wizink Center de Madrid y el Palau Sant Jordi de Barcelona. «Me estoy mentalizando ante el día después -contaba Panxo entonces-. Llevo un año muy absorbido por estos conciertos y ocho años trabajando mucho por algo que llegará a la meta este mes. Ahora nos toca gestionar que esto pasará y que tendremos que ver qué hacemos y cómo enfocamos el futuro a corto y medio plazo».

El interrogante lo despejaron en enero de 2024 con un vídeo en el que el cantante de Zoo y el «monet» que les hace de símbolo anunciaban la despedida adentrándose en un bosque. «Ha sido una decisión tomada y hecha desde el amor y desde la honestidad artística», explicaba Panxo. «Hemos hecho algo bonito, lo hemos disfrutado mucho y lo vamos a acabar bien». Hoy es el día.

Zoo Posse.

Zoo Posse. / L-EMV

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