Tesoros al viento

Una muestra del Centro de Artesanía de la Comunidad Valenciana muestra abanicos singulares del MUPA y el saber artesanal del Gremio de Maestros Palmiters

Una muestra del Centro de Artesanía de la Comunidad Valenciana  muestra abanicos singulares del MUPA y el saber artesanal del Gremio de Maestros Palmiters.

Una muestra del Centro de Artesanía de la Comunidad Valenciana muestra abanicos singulares del MUPA y el saber artesanal del Gremio de Maestros Palmiters. / Loyola Pérez

Amparo Barbeta

Amparo Barbeta

Pocos accesorios son tan estilosos como el abanico. Da igual quién lo lleve, es desplegarlo y derrochar ‘glamour’ con cada movimiento de muñeca. Eso se pensaba, al menos, en los siglos XIX y XX, cuando el abanico se convirtió en un sofisticado complemento que, además de refrescar, se utilizaba para comunicarse. 

Colección de abanicos del MUPA de entre 1890 y 1970.

Colección de abanicos del MUPA de entre 1890 y 1970. / Loyola Pérez

Un buen abanico, explica Francesc Martínez , se distingue por su belleza artística gracias a la cuidadosa confección de su varillaje y país (tela). «Es una joya que fusiona a la perfección la artesanía y la funcionalidad de darse aire o ser un bonito complemento de vestir», añade el director del Museo del Palmito de Aldaia (MUPA) que colabora en la exposición Tesoros del Viento, promovida por el Centro de Artesanía de la Comunidad Valenciana dirigido por Miquel Cremades y el Gremio de Maestros Palmiters de la Comunidad Valenciana. Una exposición que pone de manifiesto el tejido productivo que Aldaia aglutina alrededor del abanico, sus diferentes oficios artesanos y las entidades que trabajan para hacer que este trabajo perdure en el tiempo. Tesoros del Viento estará abierta hasta el 31 de octubre .

Caladora manual de 1960, fue utlizada por Francisco Garrido

Caladora manual de 1960, fue utlizada por Francisco Garrido / Loyola Pérez

La muestra se divide en dos partes. Una primera dedicada al MUPA, titulada Ecos del Viento, en la que se exhiben nueve abanicos singulares del museo, datados entre 1890 y 1970, de estilos diversos como el Barroco, el Modernismo, el Art déco, el Neorrococó y el costumbrismo valenciano. También muestra una caladora manual de calar varillas de palmitos, de 1960, que fue utilizada por Francisco Garrido, una pirogravadora eléctrica de 1890 utilizada por Salvador Soriano y un peculiar muestrario de venta de abanicos de 1916 de la empresa Ruiz, Jarque y Compañía de València.

Abanicos creados para València Capital del Diseño

Abanicos creados para València Capital del Diseño / Loyola Pérez

La segunda parte de la exposición, está dedicada al cuidadoso trabajo artesano de los palmiters. Así se muestran veinte abanicos actuales elaborados por varios artesanos y artesanas del Gremio de Maestros Palmiters. El apartado artesano se complementa con una serie de vitrinas con materiales que muestran todas las facetas artesanales de la elaboración . Empezando por el varillaje y los pasos iniciales para hacerlo que comprenden el desbastado, secado, prensado y apresto de las varillas, así como su acabado final con los sofisticados y artísticos trabajos del calado, grabado y adorno de las varillas.

Abanicos creados por artesanos  del Gremi de Mestres Palmiters.

Abanicos creados por artesanos del Gremi de Mestres Palmiters. / Loyola Pérez

En la exposición, donde se exhiben cinco abanicos de nácar creados exprofeso para València Capital del Diseño, muestra la composición de materiales y las técnicas utilizadas en la confección del país del abanico, la parte semicircular acoplada al varillaje que agita el aire y que sorprende por sus efectos de vistosidad y colorido. El país, explica Martínez, se suele hacer con telas de algodón, seda y tul, e incluso papel y plumas. 

Pirograbadora eléctrica de 1890 , fue utilizada por Salvador Soriano Topete.

Pirograbadora eléctrica de 1890 , fue utilizada por Salvador Soriano Topete. / Loyola Pérez

En el abanico artesanal el país se pinta a mano con temple, gouache, acuarela o aceite.

 En la exposición también se describe el plegado o empañado, un proceso de acoplamiento del país al varillaje que se realiza de manera manual mediante moldes de cartón adaptados. Finalmente se muestra el montaje y los acabados finales que se aplican tanto en el país como al varillaje, como, por ejemplo, la sujeción al clauet (eje rotatorio que permite abrir y cerrar la pieza), ribeteado del país con plumas, bordados, ensambladuras, puntas y otros adornos textiles, e incluso orlas o ensambladuras de flores. A veces, también se adorna el varillaje con adornos dorados y otros ornamentos que realzan el calado y el grabado. n

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