La resistencia de los cines de verano

Muchos ayuntamientos programan cines de verano en sus localidades con precios populares. En algunas lugares, las pantallas se instalan a orillas del mar.

Cine de verano, en una imagen de archivo.

Cine de verano, en una imagen de archivo. / Levante-EMV

Saray Fajardo

Saray Fajardo

El pasado 20 de junio, por fin, se inició la temporada estival. Las piscinas, los chiringuitos o las playas son sólo algunas de las mejores maneras de combatir las altas temperaturas. Sin embargo, la cultura también puede ser un gran antídoto para hacer frente al calor durante estos meses de verano. Y no hay nada mejor que disfrutar de ella al aire libre. A pesar de que los últimos datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia recogen que las plataformas de pago están presentes en el 58,1 % de los hogares con acceso a Internet, todavía existen otras formas de consumo de la cultura. Los cines de verano son una prueba de ello.

Aunque ver una película al aire libre se ha vuelto a poner de moda, los cines de verano surgieron ante la ausencia de sistemas de refrigeración en las salas y con el fin de acercar el séptimo arte a toda la población. Córdoba fue una de las primeras ciudades en apostar por los cines de verano en 1935. Concretamente, este se encuentra situado en el Coliseo de San Andrés, en un viejo patio de vecinos situado en el centro de la localidad.

No fue hasta 1958 cuando la Comunitat Valenciana también se sumó a esta tendencia. Fue en Serra, una pequeña localidad de la provincia de Valencia, donde apareció la primera proyección al aire libre. Concretamente, los vecinos pudieron disfrutar de El puente sobre el río Kwai, basada en la película homónima de Pierre Boulle estrenada un año antes en América. Casi 70 años después de aquella primera película, este se ha convertido en uno de los cines de verano más antiguos de España y que todavía sigue en funcionamiento. Durante los meses de verano, decenas de vecinos acuden con su cena para disfrutar de las mejores ficciones de estreno.

Aprovechando las buenas temperaturas, muchos ayuntamientos programan cines de verano en sus localidades con precios populares. En algunas lugares, las pantallas se instalan a orillas del mar. Con el sonido de las olas de fondo, los vecinos se sientan encima de sus toallas o hamacas en la arena para disfrutar de la sesión mientras cenan. Es el caso, por ejemplo, de Gandia, que ha preparado varias sesiones todos los lunes de julio y agosto de manera gratuita.

Autocine

¿Quién no ha querido disfrutar de una cita con su pareja viendo una película sentados en el coche? Aunque parezca una escena de película, el autocine también ha conseguido resistir frente al auge de Netflix, HBO o Amazon Prime. En la Comunitat Valenciana todavía existen algunos espacios en los que disfrutar de las proyecciones al aire libre y bajo las estrellas. Los asistentes, además, pueden disfrutar de la proyección en inglés o acompañar la película con palomitas o comida del bar.

Ante el auge de los cines de verano, algunos centros culturales han decidido ampliar su oferta y sumarse a esta tendencia. Así, algunas terrazas ofrecen proyecciones durante estos meses. Entre ellos, se encuentra el ciclo de cine de verano en el Claustro del Centre Cultural La Nau de la Universitat de València durante el mes de julio o el Centre del Carme. Por su parte, La Rambleta ofrecerá todos los jueves y viernes de julio el ciclo de comedias europeas y los sábados el cine asiático. "Queremos recuperar el concepto de los cines de barrio, cuando se podía ver cine bajo las estrellas, armados con bocatas y refrescos y aprovechando la terraza de verano", señalan desde La Rambleta, quienes reconocen que "son películas que no están en plataformas o son difíciles de ver".

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