Álvaro López-Jamar, director del IVC: "Vamos a quitar la obligación de programar películas en valenciano. La promoción del valenciano tiene que surgir de manera natural"

El nuevo responsable del Institut de Cultura cree que la cultura no ha de ser neutral, pero su gestión sí: «El IVC no hará partidismo con el dinero de todos»

"La inquietud de ciertos sectores de la cultura valenciana por la llegada de Vox a la conselleria se debe más a motivos políticos que a otras razones»

Álvaro López-Jamar, director del Institut Valencià de Cultura.

Álvaro López-Jamar, director del Institut Valencià de Cultura. / Fernando Bustamante

Voro Contreras

Voro Contreras

Abogado de profesión, especialista en gestión cultural y gran aficionado a la música (ha sido presidente de Amics de l’Òpera de les Arts y delegado en la Comunitat Valenciana de la Fundación Eutherpe) Álvaro López-Jamar llegó el pasado abril a la dirección del Institut Valencià de Cultura -la entidad cultural valenciana que más dinero maneja de la Generalitat- con un proyecto que defiende la “neutralidad” de la institución frente a la “parcialidad” que mostraron sus antecesores. No quiere ofrecer la imagen de “tecnócrata” pero su primera medida es cambiar el sistema de subvenciones al sector por otro de contrataciones directas, una medida que no parece convencer demasiado a los posibles beneficiados.

Su antecesor en el cargo, Abel Guarinos, se marcó como objetivos la vertebración, territorialización y democratización del acceso a la cultura, el fortalecimiento del ecosistema cultural valenciano y la presencia del valenciano en las actividades culturales. ¿Son también priordiad para usted?

En cierta manera sí. Pero ahora el IVC tiene también unos retos determinados que son consecuencia de esa etapa anterior. No vengo con intención de ajustar cuentas y desde el punto de vista nominal coincidimos en objetivos. Por supuesto, el respeto al valenciano…

Más que de respeto al valenciano, Guarinos hablaba de potenciar la presencia del valenciano.

En este caso, yo matizaría. Nuestros criterios principales son la calidad artística y apoyar a los sectores artísticos y culturales, como el de la música, en el que la Comunitat Valenciana es una gran potencia. La promoción del valenciano en la cultura tiene que surgir de manera natural, lo potenciaremos en ciertos ámbitos y en otros no será lo más importante. Si la calidad viene de la mano del valenciano, por supuesto. Igual que del castellano. Por ejemplo, vamos a quitar la obligatoriedad de programar películas en valenciano porque es algo que nos han pedido los exhibidores de cine. Programar en valenciano otorgará más puntos en la baremación que antes, pero no será obligatorio.

En su proyecto defiende la “neutralidad” frente a la “parcialidad” de los antecesores. ¿En qué consisten una y otra?

El concepto de neutralidad no es mío, viene de la mano de Manolo Valdés, valenciano universal, que decía que la cultura que viene del sector público no puede ser de unos contra otros porque se paga con los impuestos de todos. No se puede hacer un uso partidista de la cultura. Eso no implica una cultura insipida y sin compromiso. El arte tiene una parte transgresora, innovadora, es un reto intelectual, ha de desatar preguntas… Pero el IVC es un servicio público que se debe a todos los ciudadanos y que no puede programar de espaldas al público.

Entonces diferencia entre cultura neutral y gestión neutral de la cultura.

Creo que el concepto que defiendo es gestión neutral de la cultura. La cultura neutral no la entiendo. Pero desde el sector público no se puede hacer con dinero público un uso partidista de la cultura.

Precisamente, una de las cosas que le achaca al actual IVC el sector de las artes escénicas es el de querer imponer un criterio no neutral al elegir qué obras van a programar los ayuntamientos, tal como ha incluido usted en el nuevo model del Circuit Cultural.

Se debe a un malentendido. Lo primero que hicimos fue explicarles que el cambio de modelo no es una cuestión política sino de carácter jurídico. Cada año el informe de intervención señalaba que a través del Circuit los artistas cobraban sin ninguna clase de expediente administrativo. Somos conscientes que el sector de las artes escénicas es vulnerable y el ejercicio de empatía es básico. Por eso hemos ido convocando reuniones periódicas para explicarles que el modelo que ha funcionado hasta ahora es inviable y qué criterio vamos a tomar. El criterio que nos ha parecido más funcional es el mismo del Programa Platea: se hace un convenio con la FVMP, se crea un catálogo de propuestas artísticas que se va a actualizar…

¿Pero no pierde neutralidad la Generalitat al ser quien decide qué obras se pueden contratar?

No, porque en esas comisiones de evalución para realizar el catálogo van a tener una representación importante profesionales de cada sector. Va a ser muy transparente. Y de ese catálogo, que se va a ir actualizando, los ayuntamientos podrán decidir qué necesitan y el IVC pagará el 100 % siempre que los ayuntamientos dediquen una inversión similar a Cultura. Esto democratiza la cultura porque ahora solo hay unos 90 ayuntamientos suscritos al Circuit y aquí lo podrán estar todos.

Pero hasta que se apruebe esto en enero, ¿qué ocurre? Los profesionales están denunciando que no pueden trabajar.

Hemos tenido que poner en pausa el proceso, pero a partir de finales de junio se seguirá programando en base al actual Circuit hasta diciembre.

En el proyecto hablaba usted del descontento provocado por la anterior administración en el sector. ¿Se esperaba haber provocado también el descontento usted y tan pronto?

Es lógico que tengan esa inquietud, porque es un sector que necesita apoyo. Pero también he de decir que había una serie de facturas que estaban paralizadas porque no obedecían al sistema y ahora están todas pagadas. No hemos perdido ni un día. Lo que pasa que no podemos atender todas las convocatorias a la vez. El responsable de una entidad pública está preparado a que la gente le proteste porque forma parte del cargo. De todas maneras, nuestra actitud siempre ha sido mano tendida, apertura a ellos en cuanto a transparencia y poniéndonos muy en su lugar.

Una de las primeras decisiones de la conselleria fue recortar el presupuesto del IVC en más de un 7 %. ¿Le han explicado por qué?

No me lo han explicado porque no he pedido explicación. Lo que sí que tengo muy claro es que ese recorte no ha afectado en absoluto al servicio público o al sector cultural. Claro que nos gustaría tener el mismo presupuesto que antes, pero imagino que este ajuste irá en consonancia con el de otras direcciones generales. No creo que sea nada personal contra el IVC sino a todo lo contrario. Por parte de la actual Vicepresidencia no he encontrado más que apoyo y la sensación de que entienden muy bien la labor que estamos desarrollando y de la importancia del Institut.

¿No ha recibido ninguna instrucción por parte del conseller?

Con toda sinceridad, no. He recibido un voto de confianza y total libertad. Creo que optaron por mi candidatura porque tengo un perfil de carácter técnico, con una formación jurídica, con experiencia en el sector público, pero que a la vez también tengo esa sensibilidad o ese conocimiento de lo que es el mundo cultural desde dentro. Han dado por hecho que nuestro objetivo es actuar de manera profesional y correcta. Como decía Manolo Valdés, no se trata de programar según los gustos personales de quien programa, sino con esa vocación de servicio público y de servicio ciudadano

Viniendo como dice del sector cultural, ¿entiende la inquietud que ha despertado en parte de ese sector la presencia de Vox en la conselleria de Cultura?

Bueno, a veces las inquietudes obedecen más a criterios políticos que a otra cosa. Pero el movimiento se demuestra andando. Hay un nuevo equipo en la consellería de Cultura y al final lo que se tiene que medir son los resultados. Hay que funcionar de manera racional, con criterios de equidad, aplicando una serie de principios. Y, desde luego, en el caso del IVC nadie tiene por qué tener ese tipo de inquietud. Estamos actuando con mucha prudencia y sin perder un minuto.

Reconoce en su proyecto falta de conocimiento de la estructura del IVC. ¿En el mes que lleva aquí ya ha podido hacerse una idea?

El IVC es el fruto de la fusión de determinadas instituciones culturales muy distintas, y aquí se encuentran gentes de culturas muy distintas, pero que están bien integradas entre ellas. Me preocupaba el clima que iba a encontrar a mi llegada, pero he tenido una buena acogida.

En el proyecto de su candidatura hablaba de la necesidad de que el IVC atraiga de nuevo al público. ¿Qué cifras maneja?

Es muy complejo y no conozco cifras que pueda manejar como referencia. Pero es verdad que las cifras de taquilla han ido cayendo en los últimos años…

Bueno, ha habido una pandemia de por medio.

Sí, sí. Y un cambio muy rápido de hábito en el consumo cultural. Como digo en el proyecto, no hay un concepto de público, el público es algo mutable, que cambia según de dónde es, de la edad… Ese cambio de consumo hay que intentar revertirlo. Por otro lado, la función del IVC en apoyo de una cultura de calidad no puede hacerle la competencia al sector privado.

Sí, en el proyecto también habla de fomentar la colaboración con el sector privado. ¿En qué consiste? ¿Es diferente a las ayudas que ya da el IVC a compañías o productoras privadas?

Podría ser diferente a eso, sí. Podría consistir en que determinados proyectos artísticos fomentados con esas ayudas se difundieran fuera de la Comunitat Valenciana. El sistema de ayudas no debería ser un fin en sí mismo, sino que sirva para fortalecer el sector cultural y tenga la máxima difusión posible. La Comunitat Valenciana tiene un potencial, así que no nos quedemos aquí encerrados. Que la marca del IVC sea un aval que refuerce a las compañías, como pasa en otras comunidades autónomas, que la marca de la Generalitat de Catalunya o el País Vasco les da una seguridad para presentarse a determinados festivales.

Desde la conselleria se ha ido deslizando la posibilidad de unificar los diferentes premios que entrega el IVC en una gran gala o en un gran festival. ¿Qué se quiere hacer?

Es un tema que está en estudio, pero actualmente tenemos una serie de urgencias -las ayudas y el Circuit- que son nuestras prioridades. La definición de un modelo de festival no se puede improvisar en cinco o seis semanas, tiene que estar bien pensando y tratado con los sectores para que todos se sientan representados.

¿Tres años al frente del IVC serán suficientes para llevar a cabo todos estas urgencias y cambios que quiere acometer?

He presentado un proyecto que no se puede desarrollar en un año pero sí apunta en una dirección: dejar las cosas mejor que las encontré y no defraudar ni a los valencianos, ni al sector artístico y profesional ni a la confíanza que ha dejado en mí la Vicepresidencia. Ya quisiera yo poder ejecutar la mitad de lo que propongo. No llegar a máximos, pero sí dejarlo encauzado todo.

Álvaro López-Jamar, director del Institut Valencià de Cultura.

Álvaro López-Jamar, director del Institut Valencià de Cultura. / Fernando Bustamante

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