Los casos de picaduras por garrapatas se multiplican por seis en un lustro

El laboratorio de Entomología y Control de Plagas de la UV detecta la expansión de estos ácaros por Castelló y la provincia de Valencia

La especie más presente en tierras valencianas puede transmitir la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, una enfermedad potencialmente mortal

Una garrapata Dermacentor marginatus sobre la piel.

Una garrapata Dermacentor marginatus sobre la piel. / Levante-EMV

Son pequeñas, incrustan sus cabezas en la piel de sus huéspedes para alimentarse de su sangre y pueden llegar a transmitir enfermedades mortales. Las garrapatas, esos pequeños ácaros con los que apenas lidia un urbanita si no tiene un perro o pasea por el campo, están generando verdaderos problemas este verano en ciertas zonas del país. La Comunitat Valenciana no es ajena a su proliferación: hay más garrapatas que había hace unos años y su presencia va a más tanto en cantidad como en territorios "conquistados".

Esa es la conclusión a la que llegan los expertos del Laboratorio de Entomología y Control de Plagas del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universitat de València que le están siguiendo la pista a las poblaciones de estos insectos de la mano del centro de Epidemiología de Castelló y de los centros de salud de las comarcas centrales que notifican los casos de picaduras desde que en 2018 se detectó un aumento "importante". "Siempre había habido casos pero ese año fueron muchos más y desde entonces, especialmente uno de los tipos de garrapatas se mantiene o incluso va a más y se está distribuyendo en toda la provincia de Castelló pero también en la de Valencia", según explica José Vicente Falcó, profesor de Zoología de la UV y responsable del laboratorio.

En el laboratorio tienen identificadas tres tipos de garrapatas con presencia en la C. Valenciana: la rhipicephalus sanguineus "que es la habitual en los perros"; la Dermacentor marginatus "que está más relacionada con el ganado" y la Hyalomma lusitanicum que, pese a ser una especie que antes era más habitual encontrarla en el centro y el oeste del país, en estos momentos "es la más preponderante en Castelló y Valencia", según Falcó y la afección sobre el territorio va a más.

Los casos se multiplican por seis

"Si hace un tiempo teníamos unos 20 o 30 casos de picaduras por esta garrapata notificados al año, ahora están entre los 120 o 140 al año", apunta el experto, lo que supone que se han multiplicado por seis y eso solo teniendo en cuenta los casos que llegan a los centros de salud de Castelló con los que el laboratorio mantiene un contacto constante.

La Hyalomma lusitanicum, la preponderante ahora en tierras valencianas, es un tipo de garrapata "de verano" ya que su periodo de actividad es de mayo a septiembre "y aguanta mucho las altas temperaturas y alto grados de sequedad", apunta el experto, quien destaca además otra característica de esta especie: "es muy agresiva y muy activa". Normalmente las garrapatas suelen quedarse en las hierbas altas esperando que un animal o una persona pase y engancharse a su huésped pero en el caso de hyalomma "están también en el suelo, caminan, son veloces y van en busca de su hospedador. En el caso de las otras dos hay que tener un contacto, pero aquí no".

Riesgo de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo

Más allá de que sean más "agresivas" al buscar a su fuente de alimento, lo que verdaderamente preocupa de esta especie de garrapata son los patógenos con los que puede infectar a los humanos si llega a hundir su cabeza en la piel para buscar la sangre. Y es que la Hyalomma lusitanicum puede transmitir una enfermedad grave, la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, una viriasis con una tasa de mortalidad que llega al 40 % y que ya se ha cobrado la vida de varias personas en España, ninguna en la Comunitat Valenciana por ahora.

Como sucede con el mosquito tigre y las enfermedades tropicales de zika o chikunguya, este tipo de garrapata es el vector pero también tiene que haber estado en contacto con un animal infectado para que pueda pasar el patógeno a su próximo hospedador. Al respecto, Falcó asegura que la posibilidad no está tan lejos ya que se ha notificado "que fauna salvaje de zonas de la Tinença de Benifassà, en Castelló, han estado en contacto con el virus", por lo que sí hay probabilidades aunque "es una zona despoblada y con poco contacto con población".

Dos garrapatas, una de ellas llena de sangre, tras ser extraídas.

Dos garrapatas, una de ellas llena de sangre, tras ser extraídas. / Borislav Dopudja

Fiebres botonosas, tularemia y Enfermedad de Lyme

Esta es la patología que supone una mayor amenaza aunque los otros tipos de garrapata también pueden generar problemas como la garrapata del perro que puede transmitir la bacteria rickettsia que produce las fiebres botonosas (que se presenta con fiebre, dolor de cabeza y articulaciones y que después genera una erupción en la piel que es típica en palmas y plantas de manos y pies y una mancha negra en el lugar de la picadura). Esta es una de las enfermedades más habituales y que, además, está en aumento. Según datos de Sanidad, en 2018 se registraron 60 casos pero en 2021 subieron a 78.

La Dermacentor marginatus puede transmitir la tularemia, que es una afección más rara. En ese mismo año 2018, Sanidad no notificó ningún caso. En la C. Valenciana, el riesgo de desarrollar la enfermedad de Lyme (la que se relaciona más habitualmente con la picadura de garrapatas y es más habitual en el resto de España) es menor ya que son las garrapatas del género ixodes las que lo transmiten "y están en el norte, en ambientes más húmedos" explica el experto.

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Como la posibilidad existe, el entomólogo recuerda la protegerse bien cuando se vaya a zonas rurales o de montaña (con camiseta de manga larga y pantalones largos por dentro de los calcetines, por ejemplo) pero también hacer una revisión exhaustiva de la ropa y la piel al volver a casa. "Cuando una garrapata ataca a una persona pasan unas 48 horas hasta que se instala sobre la piel y se ancla para alimentarse y en ese tiempo en el que no se está alimentando no introduce patógenos en el hospedador y no hay peligro de transmisión", explica el entómologo. Por tanto, hay tiempo para esa revisión.

Y, si llega a anclarse, nada de probar remedios caseros para intentar extraerla. "Lo mejor es la extracción completa con pinzas y si es por personal profesional, mejor. Con unas pinzas y que se saque completamente y que no se queden piezas bucales o de la cabeza dentro".

En todo caso, "si nos ha picado una garrapata y al cabo de unos días, tenemos dolor de cabeza o cansancio, lo mejor es consultar con el médico", añade.