Es el gesto compartido de alegría de Alfonso que, junto a Paloma, su pareja, ha pasado más de 48 horas atrapado en la cueva de Garmaciega. Aliviados, agradecidos y, por suerte, ilesos. Una vez encontrados a cientos de metros de profundidad han podido salir por su propio pie. Sus rescatadores han pasado más de un día recorriendo grutas, zonas anegadas y caminos verticales hasta dar con los desaparecidos. Un despiste les hizo perderse por las oscuras y recónditas galerías, pero se mantuvieron quietos a la espera de ser rescatados. Una operación compleja, en la que las posibilidades de éxito se agotaban y que se ha vivido con más angustia fuera que dentro de la cueva.