València mira al mar y pide protección a la Virgen del Carmen en su día grande

El comandante naval elogia la ampliación del puerto en el día de la patrona de todos los oficios dedicados al mar

Ofrenda a la Virgen del Carmen en València

Daniel Tortajada

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

Cuéntase que la llegada, tal día como hoy, de un barco cargado de grano a una ciudad exhausta y en hambruna propició que los jurats de la ciudad ordenaran que se guardara el precepto de Nuestra Señora del Carmen en la ciudad. "Y así, los valencianos han cumplido siglo tras siglo la devoción" decía el Comandante Naval de València y Castellón, Jesús Otero. La consecuencia, pasados los siglos, es que la marinería se viste de gala y así impulsa a la sociedad civil a participar del festejo. Todos con trajes y uniformes de gala, sin importar, aunque importa, que la fiesta se celebre en el centro casi geométrico del mes de julio. Viene de antiguo. "Apenas había ribera o puerto que no tuviera una ermita en la que se venerara a la Señora en cualquiera de sus advocaciones: De la Guía, De la Luz, Del Puerto, Del Mar, Del Rosario..." y creció tanto que alboreando el siglo XX, la reina regente María Cristina declaró de forma definitiva a la virgen como patrona de las gentes de la mar, declarando fiesta marinera el 16 de julio, convertida por ello en día grande y de alta gala. 

La Ofrenda es el primero de los grandes festejos y el turno del mundo del mar. Tras la misa de campaña, oficiada por el arzobispo Enrique Benavent, en el Tinglado del Puerto, una amplia comitiva se hizo a la mar. Por una parte, el barco práctico que llevaba la imagen que se guarda en la Catedral del Mar, la iglesia de Santa María. Por otra, una goleta cargada de invitados que buscaban el mejor lugar como espectadores. Y alrededor, todo tipo de embarcaciones. Desde las de la Guardia Civil a las de Salvamento Marítimo, pequeñas embarcaciones ligeras con personas disfrutando del día con pareos, sombreros y trajes de baño y hasta una lancha con venerables reservistas. 

A la entrada del puerto es cuando se lanza la corona, entre gritos y vivas a la patrona, de la misma forma que en la misa se ha cumplido con la totalidad de los rituales: el homenaje a los que dieron su vida a los compases de La Muerte no es el Final; la Salve Marinera, -el "Salve, Estrella de los Mares"- y el Himno de la Escuela Naval -"en Lepanto la victoria y la muerte en Trafalgar"-. 

Se suman otras entidades sociales y festivas de la ciudad: Fallas, Junta Central Vicentina, Semana Santa, Sant Antoni... y, de hecho, tras una hora de crucero son el comandante y las falleras mayores las que lanzan la corona. El calor sofocante fue atenuado por una agradecida brisa que hizo más llevadera la singladura.

Ampliación del puerto que será "un tremendo impulso"

La ampliación del puerto también apareció en el discurso del comandante, al pedir protección a quienes consagran sus vidas a proteger las nuestras: "Armada, Servicio Marítimo de la Guardia Civil, Vigilancia Aduanera y Sociedad Estatal de Salvamento y Seguridad Marítimo. Para los marinos mercantes y a todos los que les apoyan, los componentes de la Autoridad Portuaria, que dirigen con éxito el puerto más importante de España y en pleno desarrollo con la recién aprobada Ampliación Norte, que supondrá un tremendo impulso y generación de actividad económica para València y para España". 

Capitanía, prácticos, amarradores, estibadores, pescadores, deportistas... todos fueron nombrados en el momento de pedir protección para todos ellos. "La mar es bella, pero dura, traicionera y caprichosa a veces. Siempre respetada por los peligros y azares que esconde. Esto imprime un carácter especial a las gentes del mar. Como dijo hace 2.500 años Anacarsis, el filósofo príncipe de los escitas, existen las personas vivas, las muertas y las que se hacen a la mar. Cuando los marinos nos hacemos a la mar, siempre tenemos en la Virgen del Carmen apoyo fundamental que nos acompaña, protege y da fortaleza. Es raro encontrar un marino que no se haya encomendado alguna vez a nuestra patrona cuando se haya encontrado en situación comprometida o impotente ante las fuerzas del viento y el mar. "El que no sepa rezar, que vaya por esos mares, verá qué pronto lo aprende sin enseñárselo nadie". Eso reza un mármol en la capilla de la Escuela Naval de Marín y a fe que es cierto que cuando hay que navegar, se recurre a la divinidad. La pesquera, mercante, deportiva y la Armanda, y todos los hombres y mujeres que se esfuerzan a diario con el mar, acudimos hoy a sus pies para rendirle homenaje de respeto y amor y ofrecerle nuestros afanes y esperanzas y agradecerle su continua protección" aseguró el comandante Otero, haciendo especial referencia a los 3.500 hombres y mujeres que, sirviendo a España en la Armada, están desplegados por todo el mundo en diferentes operaciones". 

Enrique Benavent presidió la Misa de Campaña

Enrique Benavent presidió la Misa de Campaña / Víctor Gutiérrez / Avan

"Invocar en momentos de duda"

Previamente, el Arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, ha invitado a todos a “mirar y a invocar a María, en los momentos de alegría, para darle gracias; en los momentos de paz, para compartir en Ella el gozo de sentirnos amados por Dios”, pero también “en los momentos de duda, para encontrar la firmeza de la fe; y en los momentos de dolor, para encontrar el consuelo”. Por ello, "mirar a María como hacen hoy las gentes del mar, es algo que todos los cristianos lo tendríamos que hacer en todos los momentos de la vida”, ha asegurado. 

Benavent ha recordado que la Virgen es como una guía para las personas que viven y trabajan en el mar, como una estrella que los conduce en su trabajo. “Es la estrella que nos guía y nos conduce a todos hacia Dios. Cuando nosotros experimentamos lo que es la vida, si pensamos lo que es la vida, descubrimos que nuestra vida es casi como una travesía por el mar”. En este sentido, ha afirmado monseñor Benavent, que “en la vida, en las distintas circunstancias de la vida, aparecen toda clase de situaciones: hay momentos de paz, momentos de bonanza, hay momentos de tormentas, hay momentos en que parece que no hay un horizonte de esperanza. Hay momentos en que todo parece que se va a hundir. Hay momentos en que en nuestro interior experimentamos las tentaciones. Hay momentos en la vida en que corremos el peligro de perder el rumbo y eso la gente del mar lo vive habitualmente en su trabajo”.