Castellar-L’Oliveral

La plaza de la Figuereta no tendrá mercado de huerta

La remodelación se reanudará en los próximos días, pero se le despoja del objeto de «venta agroecológica» por ser «competencia desleal»

Compromís considera que se actúa "con revanchismo" hacia un tipo de iniciativa que pusieron ellos en valor y que el actual gobierno ha suprimido

Las obras han estado paradas por un error técnico y se reanudan en los próximos días.  | GERMÁN CABALLERO

Las obras han estado paradas por un error técnico y se reanudan en los próximos días. | GERMÁN CABALLERO

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

El «Mercat de la Figuereta» es un proyecto parado en el tiempo que finalmente va a rematarse, pero no tal como estaba previsto en principio.

El proyecto se gestó en el tramo final de 2020, con Carlos Galiana al frente de la concejalía de Mercados. Consistía en transformar la plaza de la Figuereta, en Castellar-l’Oliveral, en un recinto mixto, con un mercado de productos agrícolas de proximidad y, a la vez, para actividades en un entorno que transformaba un descampado en una zona remodelada de dos mil metros cuadrados. Las obras salieron a licitación en marzo de 2022, fueron adjudicadas por un poco más de 821.035 euros a Alcudia Servicios y Obras SL -de los que 656.828 los sufraga la Unión Europea con los fondos NextGen- y las máquinas entraron nueve meses después. Debían haber durado medio año. Sin embargo, hubo un momento, cuando la fisonomía de la plaza estaba totalmente transformada, que las obras se pararon.

Esto puso en alerta a Compromís, partido que había iniciado la obra y que cuestionaba el parón de las mismas. El cual está motivado por la necesidad de cambiar el propio proyecto, puesto en marcha en 2022, porque no se reparó en la existencia de una torre de alta tensión que debía soterrarse.

Las obras ya están previstas: hace dos semanas se aprobó, en junta de gobierno, la modificación del proyecto, paso previo necesario para que la adjudicataria lleve a cabo los cambios y remate las obras. La previsión es que la plaza esté completada a finales de septiembre.

Sin embargo, lo que no habrá es mercado de proximidad. En el proyecto se había bautizado como Mercado Municipal de Alimentación Agroecológica de Castellar-Oliveral, un «proyecto para el apoyo a mercados, zonas urbanas comerciales, comercio no sedentario y canales cortos de comercialización».

El nuevo equipo de gobierno ha descartado esta actividad económica, en la línea de no fomentar estos puestos de venta ambulante que demostró desde los primeros días de su legislatura. Apoyados en varios argumentos. El principal, que es competencia desleal con el comercio regular, que éstos no están de acuerdo y que esta venta no tiene los controles que garanticen que, verdaderamente, cumplen el objeto social para el que estaría destinado -vender producto cultivado en el término municipal, de kilómetro cero- «y si alguien quiere vender sus productos, se le ofrece la posibilidad de estar en un puesto de mercado municipal, porque hay vacantes para ello», aseguraron fuentes municipales. Sí que se permitiría en una situación excepcional, como una Semana de la Huerta o una fiesta, pero no será un mercado estable «para que todo el mundo compita en igualdad de condiciones». Una decisión que, si embargo, también había provocado opiniones en contra y el propio puelo cuando se anuncio su retirada en el resto de la ciudad.

Más aún: consideran que la obra no deja de ser «una urbanización encubierta», que «no debía haber hecho Mercados, sino Urbanismo, y destinar los fondos de esa concejalía a las necesidades que tenían los Mercados Municipales».

Para Compromís, que fueron los defensores de este tipo de venta, la desaparición de estos mercados ambulantes -que tenían en el Mercado Colón el más emblemático- es «revanchismo político porque fue una idea del gobierno de Joan Ribó. Dejó de utilizarlos cuando era un proyecto que beneficia al comercio y el consumo de productos de kilómetro cero» asegura la concejala Lucía Beamud.

Desde la alcaldía de Castellar-l’Oliveral ya piensan en una primera utilidad, que sería un concierto de banda de música, como primera actividad para el nuevo recinto.

En la actualidad, a la espera del remate, las obras muestran la imagen de una plaza peatonal, casi un parque, con jardineras, bancos y papeleras y una elegante zona de umbracle.