Convierten el centro de València en una discoteca silenciosa

Una empresa organiza cada sábado una ruta grupal con auriculares, coreografías y retos musicales por equipos

La actividad ha sido rechazada por quienes ven València convertida en un "parque de atracciones"

Convierten el centro de València en una discoteca silenciosa

@bailalolocosilentdiscotours

Claudio Moreno

Claudio Moreno

Un nuevo plan ha llegado a València. La última extravagancia de una ciudad que sigue buscando su línea editorial en torno al turismo y el ocio. El discurso institucional habla de calidad, descentralización, sostenibilidad, moderación. Pero no pocas empresas apuestan por una política más expansiva del entretenimiento. Bailaloloco Silent Disco Tour ha empezado a organizar recorridos por el centro de València donde el cliente va con auriculares sincronizados escuchando la misma música que todos los participantes y la voz del instructor, al estilo de las discotecas silenciosas. “Te sentirás en un verdadero musical”, dice el anuncio. 

El musical en cuestión es un grupo amplio de gente corriendo y bailando en enclaves como la Plaza de la Virgen, la Plaza de la Reina, el entorno de la Catedral, la Plaza del Mercat o la Plaza del Ayuntamiento. La compañía aconseja a los participantes tener una buena condición física. También explica que en la “experiencia inmersiva de impacto” se realizan flashmob y retos musicales por equipos. Llegan a su segunda ciudad tras probar en Madrid, funcionan cada sábado de 20 a 21 y cobran 18 euros por sesión. 

El vídeo promocional ha generado 6.000 reacciones. Según se observa, uno puede abrir los brazos muy fuerte con la desinhibición que proporciona la intimidad de unos auriculares. Hacer el parabrisas de lado a lado de la calle borracho de alegría. Taconear al ritmo de una coreografía improvisada. Celebrar o lamentar que se agota la soltería, según el interfecto. 

Dado que la ordenanza de movilidad sigue sin implementar el carril-turista-eufórico segregado de la calzada, la tropa se abre camino en zonas peatonales y no peatonales dejando a los viandantes a sus márgenes, como Moisés con el Mar Rojo pero sin milagro. La compañía no es ajena a las suspicacias y sugiere que su ruta por las calles más turísticas del centro está principalmente pensada para los vecinos de la ciudad. 

La iniciativa no ha trascendido a los movimientos contra la turistificación y el vaciado de los núcleos históricos, convertidos en decorado –aquí literalmente–. Sí ha tenido en cambio la suficiente viralidad para generar polémica en el propio post de Instagram. La opinión está muy dividida y polarizada entre los más de 300 comentarios al vídeo. Están quienes observan una actividad “divertida y saludable” y quienes asemejan el flashdance silencioso a su idea del infierno. “No todo vale, la ciudad merece respeto y no convertirse en un parque de atracciones. Si no veis el problema sois parte de él”, dice uno de los comentarios más respaldados.