El legado de Cayetano Borso di Carminati en València

El arquitecto Cayetano Borso di Carminati (1900-1972) dejó en València la huella de un gran profesional, un buen compañero, defensor de los derechos de los trabajadores y una persona volcada con la familia. Su hija Consuelo repasa en Levante-EMV algunos pasajes de su intensa vida.

Tomás Roselló

Tomás Roselló

Nuestro paso por este mundo siempre queda fijado en nuestros descendientes, que son los que mantendrán vivo nuestro recuerdo cuando nos hayamos marchado. En el caso del destacado arquitecto Cayetano Borso di Carminati González (1900-1972), hemos entrevistado a su única hija, Consuelo Borso di Carminati y del Portillo, coincidiendo con la cercana inauguración de una exposición sobre su obra. Esta muestra, organizada por el Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia, está comisariada por Jorge Stuyck y Francisco Taberner.

Cabe recordar que Borso di Carminati fue uno de los arquitectos valencianos más relevantes del siglo XX, conocido por obras como la fábrica de bombas para Carlos Gens (1930), en la avenida Burjassot, de estilo Art Déco. No obstante, destacó especialmente en el campo de la arquitectura del Movimiento Moderno por proyectos como el Cine Rialto (1935), su obra favorita, así como el Edificio Vizcaíno (1936) de la calle Ribera, el «Balcón de Levante» (1961) o las Escuelas Profesionales San José (1962), entre otros.

Por ello, Consuelo Borso di Carminati, fruto del matrimonio del arquitecto con María Virtudes del Portillo y Lorenzo (1912-1999), nos ha recordado algunos aspectos de este ilustre técnico. Desde el punto de vista personal nos ha dicho que «mi padre era muy original, muy simpático y le gustaba hacer plan conmigo. De hecho, desde niña íbamos juntos a Mestalla a ver el Valencia C.F., ya que le servía de desahogo. También era aficionado a la pesca deportiva y a la ópera italiana».

En el aspecto profesional nos ha comentado que Cayetano Borso «era una persona que le gustaba mucho su profesión y dibujaba muy bien, aunque también tenía un delineante buenísimo que se apellidaba Mellado. Cuando era pequeña yo pasaba mucho tiempo en su estudio, que en aquel momento se encontraba en la parte delantera de nuestra casa, en la calle San Vicente 63». Además, Consuelo Borso acompañó de niña a su padre en distintos viajes de arquitectura como el que realizaron a la Exposición Universal de Bruselas de 1958, a ver el Atomium, o a Alemania, donde visitaron ciudades como Frankfurt o Colonia. Por todo ello, nos ha confesado que le hubiera gustado ser arquitecta, aunque afortunadamente tiene una nieta que sí lo es.

Por otro lado, en lo que respecta a la relación de Cayetano Borso di Carminati con sus compañeros de profesión, su hija nos ha resaltado su amistad con José Ramón Pons Ibáñez, que fue muy cercana, así como con Mauro Lleó Serret (1914-2001), Camilo Grau Soler (1906-1970) o Ricardo Roso Olivé (1907-1990). De hecho, a este último lo ayudó a esconderse tras finalizar la Guerra Civil para intentar que no fuera represaliado. Aunque, sin duda, nos ha indicado que entre ellos ocupa también un lugar muy especial el que fue en su última etapa su más estrecho colaborador, Rafael Contel Comenge (1922-2015) que ingresó en su estudio a mediados de los años cincuenta.

Por último, Consuelo Borso di Carminati ha subrayado la labor que hizo su padre para que las esposas de los arquitectos cobraran pensión de viudedad y su estricto cumplimiento de las normas deontológicas de la edificación en sus obras.

En definitiva, Cayetano Borso di Carminati González destacó por su excepcional trayectoria profesional, pero también porque fue un buen padre, un excelente compañero y mejor persona, motivo por el cual hoy lo recordamos.