Dioses paganos, espadas misteriosas y cirugía abortiva en la Valencia Antigua

El SIAM cataloga 350 objetos de bronce, cobre y hierro de época romana e islámica como material quirúrgico y ajuares funerarios

El arqueólogo José Miguel Osuna muestra las piezas de metal inventariadas, entre las que se incluyen material quirúrgico, como sondas abortivas, espadas y puntas de lanza, espejos, moles de función y representaciones de dioses paganos

El arqueólogo José Miguel Osuna muestra las piezas de metal inventariadas, entre las que se incluyen material quirúrgico, como sondas abortivas, espadas y puntas de lanza, espejos, moles de función y representaciones de dioses paganos

Los trabajos de catalogación de las más de 24.000 piezas arqueológicas, sin contar monedas, que se custodian en el depósito del Servicio Municipal de Arqueología (SIAM) del Ayuntamiento de València, una auténtica cámara de los tesoros casi escondida en el polígono de Vara de Quart, avanzan. Las becas de investigación arqueológica que la Concejalía de Cultura viene concediendo desde 2021 están ayudando a descifrar la historia de este valioso patrimonio y facilitando la lectura del pasado de la ciudad. 

El arqueólogo José Miguel Osuna, experto en metales, ha sido el último en acceder a la beca de investigación del SIAM. Durante los ocho meses que ha durado la beca, que ahora concluye, ha inventariado las 350 piezas de metal «museizables» que se custodian en el depósito arqueológico. Algunas llevan allí décadas desde que se extrajeron en distintas excavaciones urbanas, como la de las Corts, la Almoina, el Mercat, la plaza de Cisneros o la de Busianos, por citar solo algunas. 

En la Antigüedad cuando el plástico todavía no lo había invadido todo, el metal era una materia prima principal y cotizada que se empleaba en casi todo, desde objetos domésticos a armas. Las piezas de bronce, cobre, hierro y plomo del SIAM hablan de ello y aportan valiosa información sobre cómo era la vida, cuáles eran las costumbres, qué hacían en sus ratos de ocio, cómo vestían o qué comían los habitantes de la Valencia romana (Valentia) e islámica (Balansiya). 

Entre el material rescatado de los almacenes del SIAM se encuentran crisoles o moldes de fundición para trabajar bronce y aleaciones de época islámica, siglo XII, que se encontraron en una excavación de la calle Juristas, próxima a un «hammam» o baño de la época, que apuntan a la existencia de una metalurgia casera de objetos domésticos, como cuchillos. No es probable la existencia de un barrio dedicado a la metalurgia, como hubo en otras ciudades, sobre todo porque no hay yacimientos mineros cercanos, pero si una fabricación doméstica. 

Plomadas, estrígilos para retirar el sudor y tachuelas de sandalias

Representaciones de dioses, "escandallos" (el sónar romano) y tachuelas de sandalias / F.B.

La espada de un guerrero clavada en el suelo

Entre los objetos de metal catalogados hay, como no, armas y entre ellas sobresale la «Excalibur valenciana», una curiosa pieza islámica de un solo filo sin empuñadura, un arma de corte, que por estas características se baraja la hipótesis de que perteneciera a un jinete, un guerrero. La espada apareció clavada en el suelo, como la mítica espada artúrica. El porqué quedó asi «siempre será un misterio», explica Osuna. 

Entre los objetos catalogados por José Miguel Osuna se incluyen piezas quirúrgicas y material obstétrico de época romana, como una sonda abortiva de bronce (el deseo de controlar el número de hijos no es ni mucho menos algo reciente y ha sido práctica habitual desde la Antigüedad) que formaba parte del ajuar funerario y que se halló en las excavaciones de la Almoina, donde se encontraba el foro y centro neurálgico de la ciudad romana.

Durante una de las excavaciones realizadas en la avenida Constitución, que coincide con el trazado de la Vía Augusta, se recuperaron numerosas y diminutas piezas metálicas que ahora se sabe que son tachuelas de las sandalias («caligae») de los legionarios romanos. «Es un hallazgo bastante habitual en el entorno de las calzadas romanas», explica Osuna, que ha contado con el apoyo de la arqueóloga Carmen Marín y el equipo del SIAM, con Pepa Pascual al frente, para desarrollar su investigación. 

Figura de un africano desnudo de bronce de época romana que decoraba una caja o un mueble pequeño

Figura de un africano desnudo de bronce de época romana que decoraba una caja o un mueble pequeño / F. Bustamante

Atletas y legionarios

Destacan también entre las piezas varios estrígilos de hierro, una especie de rascador con forma de cuchara alargada que los gladiadores y atletas usaban para quitarse la mezcla de sudor, polvo y aceite. Unos utensilios que podrían utilizarse también en las termas. Valencia contaba con varias de ellas. 

Entre los objetos catálogados hay plomadas o «escandallos» («el sónar de época romana», explican los arquéologos) que se utilizaan en navegación o para detectar fondos estables en los que asentar cimientos de los puentes. También agujas decoradas con palomas para remover perfumes, palillos de dientes de metal («dentiscalpium»), fíbulas o hebillas de formas diversas con las que los romanos sujetaban sus vestimentas, espejos, pequeñas figuras de bronce que representan deidades. Los arqueólogos llaman la atención sobre una pequeña figura de un africano desnudo que decoraba posiblemente la parte superior de un pequeño mueble o caja hallado en las excavaciones del Palacio de Raga, en el barrio del Carmen.

Bulas para el más allá

Los ajuares encontrados en excavaciones amplias como la de Busianos, junto a San Nicolás, dejan ver el gusto por la música de los valentinos. De esta excavación se han inventariado ahora instrumentos musicales de metal, en concreto, dos «crótalos» de bronce, unos pequeños platillos de dedo.

Las piezas de metal de época islámica dejan ver la riqueza y el lujo de las viviendas. El surtidor de agua con forma de león de bronce catalogado por Osuna y localizado en la misma excavación de Busianos, deja constancia de la existencia ya en época islámica de una residencia palaciega con alberca y fuentes al estilo de la Alhambra.

Islámicas son también varias asas de vasijas y candelabros con forma de león (un animal mágico en la cultura islámica). De la misma época se han encontrado en tumbas pequeñas láminas de plomo grabadas con oraciones del corán (suras) que se colocaban prendidas a la mortaja como salvoconducto a la «Djanna», el paraíso para los musulmanes. La catedrática de Árabe y experta en escritura cúfica de la Universitat de València, Carmen Barceló, ha dado las claves para desvelar el misterio de estas piezas, halladas en las excavaciones del aparcamiento de la calle Ruaya. La «sura» u oración más repetida es la 112, de la «Adoración».

Los trabajos de catalogación del SIAM coinciden con el 75 aniversario de su creación este año. 

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