Una misteriosa inscripción en las Torres de Quart lleva décadas llamando la atención de los más curiosos. Y, ahora, también de los expertos. Nadie sabe ni a qué época pertenece ni quién es el autor, pero lo que ese seguro es que se trata de una ‘inscripción histórica’, según los especialistas consultados por Levante-EMV. Tampoco hay referencias en internet, ni en las hemerotecas.

La inscripción grabada con un objeto punzante se puede ver sobre una piedra en el mismo pasaje de las Torres de Quart, nada más pasar la puerta que da hoy a la avenida de Guillem de Castro y que indicaba la entrada a la ciudad por su cara oriental. Se puede ver perfilada en el muro interior de la derecha, a más de dos metros de altura. En él se pueden leer dos palabras, una encima de la otra, ‘Iom oIbB’, inscritas a conciencia sobre la cantera. “No se trata de la típica marca del cantero, la firma de la cuadrilla que dejaba quien había trabajado la piedra como podría ser una cruz o un triángulo”, explica César Guardeño, presidente del Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural de València.

Aguantaron cuatro conflictos bélicos y fueron puerta de la ciudad, galera y cárcel de las prostitutas

Las de Quart son, junto a las Torres Serrano, las dos puertas originales de entrada a la antigua ciudad medieval cristiana que siguen en pie y que se han conservado prácticamente intactas hasta nuestros días. Ha vivido momentos dramáticos, como reflejan las 132 marcas de los  cañonazos lanzados por los ejércitos de Napoleón en la Guerra de la Independencia, además de las más de mil perforaciones de proyectiles de fusil, auténticos testigos mudos de aquel 28 de junio de 1808 en la que un huertano de Paiporta, el Palleter, lideró la defensa triunfante de la ciudad contra los franceses. Quizá la inscripción fue realizada aquellos días. “Puede ser perfectamente de aquellos días o mucho más antigua, pero lo que está claro es que tiene historia. Si no, en el trabajo de restauración (2007) habría sido eliminada”, explica Guardeño, que es licenciado en Historia del Arte y experto en los monumentos de la ciudad de València.

La inscripción. Levante-EMV

Las torres, que en 1931 fueron declaradas Monumento Nacional, han soportado cuatro conflictos bélicos (la Guerra de la Independencia, la de Sucesión, las cantonales y la Guerra Civil) que han dejado unas marcas que forman parte de su historia.  Su forma redondeada, en contra de la más recta de las torres de Serranos, responde a que así soportaba mejor los cañonazos.

Primero fueron utilizadas como almacén de pólvora, pero un incendio en la Casa de la Ciudad, en 1585, en cuyas dependencias se alojaba la prisión de València, motivó el traslado de la cárcel a las frías paredes de las Torres de Quart, conocidas como las 'Torres de Cal' por ser la puerta de entrada de cal a la ciudad tras su construcción. Más tarde fueron conocidas popularmente como la ‘Casa de la Galera’, ya que fue usada en exclusividad como prisión de mujeres en 1651, con mayoría de reclusas prostitutas, hasta que la invasión francesa por las tropas del Mariscal Moncey aconsejaron el traslado de las presas.

La inscripción se encuentra en la parte derecha de las torres, si se mira de frente. Levante-EMV

La condición de cárcel de las torres de Quart continuó después, aunque sólo para uso castrense. Incluso durante la Guerra Civil fueron utilizadas para el mismo cometido, hasta 1946. El material de la construcción, las piedras, eran transportadas "desde las canteras de Godella, Massarojos y Rocafort, como para todos los grandes monumentos de la ciudad”, explica César Guardeño.

La inscripción ‘Iom oIbB’ no se asemeja a los grafitis postmedievales que se encuentran en las alturas de la construcción y al gran vítor (D.Belda), también pintado en rojo almagra, en la fachada, en honor a un alto cargo de la Iglesia, posiblemente uno de los principales responsables de la Inquisición en la ciudad. Los grafitis interiores son figuras zoomorfas, con escenas de pesca y bancos de peces, que han sido interpretados en el contexto de actividad pesquera de la época en el río Túria.

Un grafitti postmedieval de peces en las Torres de Quart Levante-EMV

Nada que ver con la inscripción que nos ocupa y que ha perdurado en el tiempo como un gran enigma. ¿Fue el autor un ciudadano en honor a otro vecino fallecido durante la defensa de la ciudad? ¿Un cantero? ¿Un preso o una prostituta reclusa en los siglos XVI o XVII al abandonar el edificio para celebrar su liberación? ¿Algún viajero desconocido que dejara una marca similar en algún otro muro? ¿Fue alguno de los guardianes de la puerta más oriental de la ciudad? De momento, no hay respuesta. La sombra de las majestuosas Torres esconden, quizá, un gran secreto.

En febrero de 2020, expertos de todo el mundo se pusieron como objetivo descifrar una misteriosa inscripción grabada hace unos 250 años en una roca en Plougastel-Daoulas, en la mágica Bretaña francesa, al oeste del país. Para ello, convocaron un concurso. Resultó ser la inscripción escrita por un marino en homenaje a un compañero fallecido tras un naufragio.