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Memoria

150 Aniversario : Hitos y avatares de la anexión de Patraix por València

El barrio reivindica, con motivo del 150 aniversario de su absorción por la ciudad, sus orígenes e identidad como pueblo independiente - Los mayores evocan la transformación de una zona rural a industrial

150 Aniversario : Hitos y avatares de la anexión de Patraix por València

El 15 de septiembre de 1870, hace ahora 150 años, el Ayuntamiento de València daba cuenta a la Diputación de la anexión a la ciudad del hasta entonces pueblo independiente de Patraix, que pasó a convertirse en el undécimo barrio dentro del distrito de San Vicente. Culminaba así un proceso que se inició un año antes a instancias del propio Ayuntamiento de Patraix ante la falta de recursos y el interés de los propietarios de tierras y alquerías, en su mayoría vecinos de València. Patraix fue uno de los primeros catorce pueblos que absorbió la ciudad de València, que en 1865 había derribado sus murallas medievales, comenzando un periodo de crecimiento urbano que todavía continúa y en el que el ahora barrio se reivindica con identidad e historia propia. Hace cien años la imagen del pueblo de Patraix era muy diferente a la actual: la plaza mayor ya tenía forma triangular, pero no estaba asfaltada, era de tierra y apenas desembocaban en ella cuatro calles (Alcudia, Marqués de Elx, Jesús y Valencia), en torno a las cuales se articulaba la vida de un municipio ubicado en medio de la huerta con apenas 500 vecinos. Así lo recuerdan en el libro «Patraix: de pueblo a barrio», reeditado por la Asociación de Vecinos con motivo de la efeméride de la anexión, con los más mayores de la barriada, como Vicente Escala y Asunción Ibáñez, los hermanos Campos Rius o Maruja y Carmen Teruel. Paisajes cambiantes, transformaciones urbanas, conflictos, fiestas, avatares e historia de uno de los barrios más poblados (58.000 habitantes) de la ciudad. La primera edición del libro, editada en castellano, se publicó hace ya quince años. Sus autores (el historiador y documentalista Javier Mozas, el filólogo y profesor de Secundaria Carles J. Baquero y el arqueólogo Víctor Algarra) han ampliado y reorganizado la obra con motivo de la reedición conmemorativa . La obra incluye planos y documentos antiguos, como el acta de anexión cedida por el Archivo de la Diputación de Valencia; fotografías de edificios históricos, del cuantioso patrimonio histórico perdido, como la alquería palaciega de Pontons o el palacio del Marqués, también de los restos arqueológicos hallados en los últimos años en el barrio o imágenes del patrimonio industrial, como la antigua fábrica de seda la Battifora. El libro está dividido en cuatro partes.

La primera se centra en la descripción del territorio de Patraix y en ella se repasan los caminos y acequias que, como la de Favara o Mestalla, atravesaban el pueblo y lo conectaban con la ciudad. El segundo bloque está dedicado a su historia a lo largo de cuatro siglos, incluyendo un apartado dedicado a la Guerra Civil, a la posguerra y la represión, que dejaron una profunda huella en el barrio. También hay un apartado dedicado a la arquitectura y al urbanismo de Patraix. A pesar de la fuerte transformación sufrida en los años 50 y 60, el barrio conserva parte de su casco antiguo. De hecho, está reconocido como centro histórico protegido en el Plan General de Ordenación Urbana, aunque también es una de las actuales zonas de expansión con un PAI de edificios altos y calles anchas en desarrollo. «Hemos querido dar una visión de cómo ha sido la evolución socio-histórica de uno de los barrios de València, antes pueblo, que más se está expandiendo y modificando su trama urbana, pero que tiene detrás una historia importante que es necesario recuperar», destacan los autores del libro «Patraix: de pueblo a barrio».

El último capítulo del libro está dedicado a la literatura y el folclore. Recoge refranes, apodos de los vecinos, toponimia, obras de autores locales y festividades, como las fallas, que en el barrio remontan su origen a 1929, tal como ha podido acreditar documentalmente Javier Mozas. Como ocurrió con otros pueblos independientes como El Cabanyal (Poble Nou del Mar) o Russafa, la ciudad y su expansión constante ha ido absorbiendo a las poblaciones del entorno, aunque en el caso de Patraix, sus habitantes reivindican su identidad propia. Hay evidencias arqueológicas de un origen romano, destaca el portavoz de la Asociación de Vecinos de Patraix, Toni Pla. «Los orígenes de nuestro barrio son casi tan antiguos como los de València», apunta el dirigente vecinal, quien asegura que la anexión a la ciudad hace ahora siglo y medio supuso una mejora en los servicios para los vecinos, pero también «se perdió parte de la identidad». La histórica Asociación de Vecinos de Patraix, una de las más veteranas y activas de la ciudad, está organizando varios actos conmemorativos que en su momento quedaron interrumpidos e incluso anulados por la pandemia del coronavirus.

Entre las actividades que se anuncian destaca una exposición de fotografías y documentos virtual, para conmemorar, con todas las medidas de seguridad sanitaria que exige la covid, la efeméride. Cuando Patraix decidió impulsar la anexión a València en 1870 el pueblo todavía era físicamente un núcleo aislado de la ciudad. Estaba rodeado de huerta, de numerosas alquerías, como la de Benlloch «famosa por sus higueras» y derribada en 2007, y de acequias que entonces discurrían a cielo abierto con clara y abundante agua, y en las que se bañaban los más pequeños en los meses de verano. Las edificaciones de la plaza de Patraix, dominada por la arquitectura del Palacio del Marqués, solo tenían entonces dos alturas, una tipología que se ha conservado en una parte de la misma, donde hoy sobresalen edificios de mayor altura de los años 70 construidos tras el derribo de la residencia palaciega. La plaza de Patraix, ahora peatonalizada, mantiene la esencia de plaza mayor y es el epicentro de la vida del barrio. En Patraix aún se recuerdan oficios perdidos como el de las lavanderas, que una vez por semana recogían la ropa de las casas y la lavaban en las acequias para devolverla una vez seca, conductores de carro, relojeros, serenos, «fanalers» y vendedores ambulantes de castañas, tramussos, horchata y caramelos. Los más mayores relatan que el barrio tuvo una pitonista o espiritista, con una nutrida clientela, una curandera y hasta un ladrón famoso, llamado «Ferrero», que solo cometía sus delitos fuera de la zona y al que se recuerda con ternura por las atenciones que brindaba a su prometida, una joven que perdió las piernas al ser atropellada por el tranvía. La industrialización y las fábricas, como la Battifora, dedicada a la producción de seda, transformaron el barrio.

Los campos de cultivo pasaron a estar ocupados por fábricas y se construyeron viviendas para las familias obreras como las del grupo Ramón de Castro, inauguradas por la reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII. Todo un evento social. Patraix llegó a tener cuatro escuelas y un casino republicano desde el que Blasco Ibáñez pronunció un encendido y anticlerical discurso. Patraix, donde se fundó en la clandestinidad la Federación Anarquista Ibérica, fue también reflejo de las dos españas. Uno de sus hijos ilustres fue el cardenal Benlloch, que en 1924 visitó su barrio natal, al que había regalado una campana para la torre de la iglesia. pasado y presente del pueblo que se hizo barrio. Patraix ha sufrido una profunda transformación desde su anexión por València en 1870 5 La plaza de Patraix, actualmente peatonalizada, es el centro neurálgico del barrio F 6 Réplica de una de las esculturas de Ponzanelli que decoraban la histórica y ya desaparecida alquería de Pontons F 7 Acta de la anexión del pueblo de Patraix a la ciudad de València el 15 de septiembre de 1870 F historia y transformación de patraix. Libro «Patraix: de pueblo a barrio» 1 La plaza de Patraix con el Palacio del Barón de Patraix (1935) F 2 La plaza ya sin el palacio F 3 Fotografía de la alquería palaciega del canónigo Pontons 4 Plano del Quartell de Patraix.

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