El descaro no es suficiente

La dignidad y derroche del joven Valencia de Baraja no impide la derrota en el Taronja ante un práctico Aston Villa. El equipo, desasistido por Lim, reclama alarmantemente fichajes

El descaro no fue suficiente

El descaro no fue suficiente / Francisco Calabuig

Vicent Chilet

Vicent Chilet

Desasistido por su máximo accionista, el Valencia de Rubén Baraja lucha contra su destino siendo un bloque trabajado, con una propuesta muy organizado que desafía a las limitaciones con descaro. Mestalla sabe que su equipo será dignísimo, pero a las puertas de una temporada que se le puede hacer larga en un campeonato feroz y ante rivales con más calidad, experiencia, alternativas. A expensas de un final de mercado con señales preocupantes, en ese frágil equilibrio se moverá un Valencia ya acostumbrado a exprimirse al máximo sólo para sobrevivir. El partido contra el Aston Villa fue un buen ejemplo. De los blanquinegros fue la iniciativa y la mejor de las intenciones, pero al conjunto de Birmingham, con 118 millones invertidos en el mercado, le hicieron falta dos mínimas imprecisiones para llevarse el Taronja y dejar sin efecto tanto esfuerzo. Hasta el último instante persistió el Valencia, que tuvo en el gol olímpico de Pepelu una mínima recompensa a su coraje. “Ser valiente no es suficiente”, inmortalizó Clint Eastwood en “Million Dollar Baby”, mirando de reojo a este Valencia desmantelado y por reconstruir.

La noche del Trofeu Taronja es el gran termómetro histórico de las expectativas del club. Aquella velada de colorido, con un trofeo que en muchas ediciones vino representado con el cuerno de la abundancia, el de los fichajes, el “ja tenim equip” y la ovación final a Espanyeta, deja un frío sabor de boca. Mestalla no abandonará al forzado “Baby Valencia”, pero el mensaje es clamoroso y Lim debe reforzar de inmediato a este grande de Europa.

La base de trabajo y honradez de este Valencia esculpido en silencio y sin recursos por Baraja se percibe desde los primeros minutos. El equipo saltó a morder la línea adelantada del Aston Villa y sólo la falta de cálculo para dar el pase final, cayendo en la trampa del fuera de juego, impidió que se vieran más acciones de peligro sobre la meta del Dibu Martínez. Fran Pérez fue el primero en intentarlo, con un disparo alto desde media distancia. Con el partido disputándose en campo rival, en el 22 Ollie Watkins aprovechó una descoordinación entre Javi Guerra y Pepelu para sorprender a Mamardshvili por el palo corto.

El golpe en contra no amilanó al Valencia, igual de generoso en el derroche de fuerzas y muy activo por las bandas, con jugadores como Javi Guerra y Fran Pérez asumiendo galones raramente reservados a noveles. En un bloque tierno, el control de las pulsaciones será un factor a considerar en esta temporada. Paulista debe tomar nota, con un ímpetu reincidente y que anoche se las tuvo con McGinn. Tuvo que recurrir a oficio el cuadro “villano” para sofocar los intentos impulsivos del Valencia.

Con recorte y disparo al palo largo, de nuevo Fran Pérez envió la primera señal tras la reanudación, dejando claro que aquí nadie se rendía. El Valencia iba al choque y metía la pierna con una intensidad que llegó a impacientar a los jugadores visitantes. Pasada la hora de juego, Baraja agitó el banquillo con la entrada de Pablo Gozálbez y Hugo González. Emery dispuso a Tielemans, Jaden y Coutinho, que en su primera aparición asistió a Emi Buendía para casi sentenciar el partido. Ni el segundo tanto frustró al Valencia, que acabó repleto de talentos del filial a los que se les ha impuesto desde Singapur la titánica responsabilidad de volver a ascender una gigantesca montaña. Se propuso ascenderla Pepelu, que en el 88 marcó un gol olímpico, en un golpeo tenso favorecido por un despeje fallido de un zaguero. Mestalla comprendió la realidad y no dejará solo a su equipo.