Crítica|Gastronomía

Angelita by Alessandro Maino: Ambición a un paso del mar

Alessandro Maino ha sabido conducir la sofisticación de su cocina hacia una propuesta que se adapta al entorno

Alessandro Maino y Nadia Solsosa.

Alessandro Maino y Nadia Solsosa.

Santos Ruiz

Santos Ruiz

Cuando el calor aprieta, Castelló se vacía. La migración comienza de manera progresiva con los primeros fines de semana de la primavera y se vuelve masiva la segunda semana de julio. El destino: Benicàssim, Oropesa, los pueblos del Maestrazgo… Cada uno busca refugio allá donde tenga su segunda residencia. Pero casi nadie resiste en la ciudad. Por eso es habitual que los restaurantes de La Plana tengan también su «segunda residencia». Un segundo negocio en zonas de veraneo donde acuden siguiendo a sus clientes. Alessandro Maino y Naida Solosona abrieron hace tres años su restaurante en Castelló (Alessandro Maino Restaurante). No han tardado en comprender la idiosincrasia castellonense e inauguraron el verano pasado «Villa Angelita by Alessandro Maino».

El local es muy bonito. Una casa antigua, de techo muy altos, con vigas de madera y paredes de piedra vista. Por el día la clientela se refugia del calor en el comedor interior. Por la noche, la terraza es la estrella y con ella Villa Angelita dobla su capacidad.

Carpaccio de gamba roja.

Carpaccio de gamba roja. / Levante-EMV

Alessandro ha sabido conducir la sofisticación de su cocina hacia una propuesta que, sin perder la firma de la casa, se adapta al entorno para volverse más desenfadada. Todos los platos se sirven al centro y para compartir. Predominan los platos fríos (normal estando donde estamos). Algunos de ellos están muy ricos, como la gallineta flambeada con ají amarillo. Es un plato muy equilibrado en el que Alessandro cuece el ají para que conserve el aroma pero deje de ser picante. Otros, como el carpaccio de gamba roja con aguacate y reducción de sus cabezas no resultan tan seductores.

La casa compra buen producto. Lo comprobé con las almejas que sirve en una salsa marinera (preparada con el agua de las propias almejas) y también en un rodaballo de piscifactoría que a mí me pareció silvestre. «Según como lo críen, el rodaballo de cultivo puede tener tanta calidad como el salvaje. En el norte los crían en aguas abiertas y el resultado es excelente», relataba Alessandro para explicar mi confusión.

Flor de calabacín rellena con marinera blanca.

Flor de calabacín rellena con marinera blanca. / Levante-EMV

En la playa el público pide arroz y, aunque el objetivo no es ser una arrocería, Alessandro se enfrenta a él con ambición y acierto. Cada arroz que prepara lleva su propio fondo. Si hace uno de raya y gamba, hará un caldo previo con sus sobras y recortes. Maino se atreve incluso con la paella. Aprendió a hacerla de su suegra y reproduce fielmente el método. Comienza sofriendo la carne (pollo, conejo y costilla de cerdo), una vez la carne está dorada, añade las verduras para darles una muy ligera fritura y y retirarlas de inmediato. Utiliza tirabeques (muy típicos en Castelló), alcachofas y garrofón. Luego deja cocer la carne y, cuando tiene el sabor apropiado, añade el arroz y repone las verduras junto con el arroz. Utiliza variedad bomba y le da un acertadísimo punto de cocción. 

Villa Angelita es un buen ejemplo de cómo interpretar una cocina ambiciosa en un entorno necesariamente informal. Con la brisa del mar en la cara, apetecen menos las imposturas.

¿Dónde?: Carrer Josep Berberà i Caprià 30, Benicàssim.

Teléfono: 695 046 814

Lo mejor. El rodaballo, cocinado al josper con un acertado toque de romero. 

Lo mejorable. Algún entrante anda falto de aliño.

Lo imprescindible. La «focaccia». Recién cocida resulta adictiva.

Precio medio. 60 Euros.