Gastroadictos: agradable terraza de interior

David Marqués y Silvia Almer.

David Marqués y Silvia Almer. / URBAN

Santos Ruiz

Santos Ruiz

La terraza de Gastroadictos pasa por ser una de las más agradables de la Comunitat Valenciana. Silvia Almer se ocupa de ella. Año a año ha ido interviniendo en uno u otro rincón. Hoy una planta aquí, mañana una lámpara allá… El resultado es un espacio un tanto ecléctico, que no responde a los cánones del diseño contemporáneo pero donde se genera un ambiente extraordinario. En las noches de verano (y también durante los días duros de agosto), esa terraza me basta como argumento para visitar Sogorb.

De la terraza se ocupa Silvia, de la cocina David Marqués. David es hostelero de toda la vida. Sus padres tenían un bar en Torres-Torres. No intentaba ser nada excepcional, pero los viajantes paraban a posta para comer su oreja a la plancha. Él quiso seguir el oficio, pero de otra manera. Busca una cocina con toques creativos que exhibe un cierto acento sobre las formas. Cuando esa cocina se aferra a los sabores de siempre, resulta muy satisfactoria. Cuando vuela en los terrenos de la fusión, a veces no tanto. 

La cocina más franca

Los primeros pases de Gastroadictos se sirven en una cesta de picnic. El juego resulta divertido. Pequeños bocados servidos de manera ingeniosa algunos de los cuales resultan muy sabrosos. El Ximo, por ejemplo, está muy rico. Se trata de un pan bañado en leche que se rellena de pisto y se reboza en clara de huevo. En Castellón es todo un icono gastronómico. Yo llevo años intentando entender la diferencia entre el Ximo castellonense y el pepito valenciano. Aún no la he encontrado. Se llame Ximo o Pepito, el que hace David está muy rico. Junto a él sale un divertido lingote de queso y una clóchina valenciana con verduras, coco y pasión.

El mejor David se revela con la cocina más franca. Con los arroces, por ejemplo, que cocina siempre con variedad del tipo Senia (variedades que absorben más el sabor aunque resulta más difícil de cocinar). Su arroz de manitas con gambas y bajoqueta es, además de valiente, seductor. También me interesó el espárrago de Navarra a baja temperatura con guanchale, emulsión de aceite, caldo de cebolla y lengua de vaca. En el otro lado de la balanza debo decir que el cordero del desierto (cocido de manera acertada a baja temperatura) estaba bastante bueno, pero no tanto la mouse de garbanzo a la que le faltaba pegada.

Espárrago de Navarra con emulsión de aceite y guanchale.

Espárrago de Navarra con emulsión de aceite y guanchale. / URBAN

Gastroadictos ha mejorado día a día desde el mismo momento en el que abrió. También en materia de vino. Hoy tienen una carta muy bien construida. No hay demasiadas referencias, pero están muy bien elegidas. El peor defecto de una carta no es quedarse corta de referencias, sino que sobren muchas de ellas. Ocurre, en ocasiones, que te plantan una lista infinita de vinos entre los cuales muy pocos te resultan interesantes. Me parece una forma como otra cualquiera de hacerme perde el tiempo. Aquí hay unas sesenta referencias. Me costó elegir porque cualquiera de ellas me apetecía. Al final, Silvia vino a rescatarme con un blanco de Espadán que alcanzaba los 14 grados de alcohol. Una rareza que expresaba el territorio y Silvia supo elegir entre vinos más renombrados. De eso va también el oficio, de trabajar con valentía.