L'Om Imprebís, artesanos del teatro

En el teatro se dice que no hay dos funciones iguales. En el caso de L’Om Imprebís es literal. Maestros y pioneros de la improvisación, la compañía fundada por Santiago Sánchez cumple 40 años y 30 desde que dos de sus estrellas, Carles Castillo y Carles Montoliu, unieran sus destinos sobre los escenarios.

Santiago Sánchez, Carles Castillo y Carles Montoliu, en el Teatre Talia.

Santiago Sánchez, Carles Castillo y Carles Montoliu, en el Teatre Talia. / Fernando Bustamante

Begoña Jorques

Begoña Jorques

"Ni de coña». Así de tajante responde Santiago Sánchez -fundador de la compañía L’Om Imprebís, que cumple 40 años sobre los escenarios- a la pregunta de si pensaba que iba a durar tanto aquella -bendita- locura que se le pasó por la cabeza y levantó en 1983. Este 2023 celebra sus cuatro décadas al frente de la que puede presumir ser una de las compañías más longevas del panorama escénico. Además, se cumplen 30 años desde que dos de sus caras más reconocibles -Carles Castillo y Carles Montoliu- se unieron para sacar punta a la vida en un auténtico ejercicio de gimnasia mental en cada función

L’Om Imprebís, la compañía referente en improvisación, hace doblete estos días en el Talia, teatro puntal en su trayectoria. Lo hace con «Descarados» y «Hoy no estrenamos». Y volverá a llevar su «Por los pelos» a final de este mes. En «Hoy no estrenamos» los ‘Carles’ hacen alarde de oficio: solo ellos dos interpretan a una docena de personajes por los que transitan magistralmente con solo cambiar de objeto en sus manos. «El arte del teatro tiene que ver con ser artesanos y eso no se crea de un día para otro», dice Santiago Sánchez. Y él sabe de oficio y veteranía para rato. 

El fundador y director asegura estar «orgulloso de todo lo que hemos hecho en estos 40 años», desde haber puesto en escena textos de autores clásicos y contemporáneos«jugar» a la improvisación y acercar el teatro a nuevas generaciones con una dramaturgia «arriesgada y más cercana a lo actual». «Recuerdo cuando interpretamos la detención de Roldán solo unos minutos después de conocer la noticia y antes de salir a escena. El público aún no sabía nada. Alucinarían cuando llegarían a su casa y lo vieron en las noticias», recuerda Sánchez . 

Una escena de 'Hoy no estrenamos'.

Una escena de 'Hoy no estrenamos'. / NACHO ARIAS

Las claves del éxito

Tras 30 años juntos «nos seguimos conociendo», dicen en tono de broma, el habitual en ellos, aunque serios cuando la ocasión y el tema lo requiere. En estos años les ha dado tiempo a recorrer toda la Comunitat Valenciana, muchos teatros de toda España -son más que habituales en Madrid- y el resto del mundo, donde han sido muy aplaudidos. Y tienen anécdotas para todas las plazas. Pese a los aplausos y grandes aforos, para ellos el éxito es «haber hecho lo que nos apetecía, conectar con un público fiel», dice Carles Montoliu. «Ha valido la pena todo este tiempo, las cosas han salido bien y hemos dado forma a la crítica, el humor y la melancolía», añade Castillo.

Revelar las claves del éxito de Imprebís no es fácil, aunque ellos dejan entrever que la aportación de los miembros de la compañía y «el equilibrio de no ser iguales», como dice Carles Castillo, tiene mucho que ver. «Ser tan diferentes en algunos puntos ha hecho que el espectáculo tenga su calidad».

Recuerdan que cuando empezaron en la improvisación no había referentes en España, pero se lanzaron a la piscina. «La improvisación es una fuente de energía que puede ser tóxica si se queda en lo banal», sostiene Santiago Sánchez. Por eso, detrás de cada carcajada que provocan hay un mensaje menos jocoso. «La cuestión es arriesgarse para ver hasta dónde llegas y no sobrepasar lo que quieres», dice Castillo. Por eso -añade que «el compromiso es muy importante, porque salen muchas cosas de ti mismo. Y lo que hace falta es complicidad con el público. Imprebís te da la oportunidad de llegar al fondo de una cuestión. A veces te ríes de algo dramático, pero al final siempre está la verdad», dice el actor.

La obra 'Descarados'.

La obra 'Descarados'. / Vicente A.Jimenez

Ese trabajo con la improvisación les permite estar tan cerca de la actualidad que podrían llegar a hacer «un estudio sociológico», aseguran entre risas. El público es el que le plantea las cuestiones a tratar en una función de improvisación -«aquí lo único preparado es el saludo», explican- por lo que han visto cómo han cambiado las inquietudes del espectador a lo largo de estas décadas. «Hoy buscan menos lo político y más lo personal», señalan. Pero ellos trascienden lo anecdótico y buscan algo más. Sin embargo, se topan con temas que a veces son complicados de tratar. «Hay cosas más difíciles de hacer hoy que hace 30 años», asegura Sánchez, a lo que Montoliu añade que «sin embargo, sin libertad no sale igual, si piensas no existes». «Cuantos menos filtros, mejor», incide el fundador de la compañía.

Después de 40 años de compañía resulta paradójico hablar de improvisación, pero ellos defienden que «si cada uno sale con el cuadro pintado, al final te toca corregir». «No hay ensayos, sino entrenamiento», apuntan. 

Por ahora llevan cuatro décadas de esa «gimnasia mental» y aunque alguna vez han planeado sobre sus cabezas el título de su última obra -«Hoy no estrenamos»- lo cierto es que «aunque parece que todo va a la catástrofe, al final sale milagrosamente. El teatro trabaja con una energía que fluye, eso sí, unas energías limpias», concluye Santiago Sánchez.

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