Flores de despedida para el asesino y frío y vacío para su víctima

El cuerpo de Margarita Volkova sigue en una cámara del IML mientras el de su verdugo recibe un cálido funeral en el que el cura incluso lo defendió

Traslado del féretro con los restos mortales de Tomás R. P. tras concluir su funeral en Alicante

Traslado del féretro con los restos mortales de Tomás R. P. tras concluir su funeral en Alicante / Delgado

P. Cerrada

En la cámara frigorífica del Instituto de Medicina Legal (IML) de Alicante a la espera de que alguien reclame su cuerpo y se haga cargo de su entierro. Así se encontraban ayer por la mañana los restos mortales de Margarita Volkova la ciudadana rusa de 36 años asesinada presuntamente por su marido con sendos disparos de escopeta en la cabeza el pasado fin de semana en el domicilio conyugal del barrio Raval Roig.

La Policía Nacional de Alicante ha contactado en Rusia con familiares de la víctima del crimen machista, pero hasta ayer por la mañana nadie había contactado con el tanatorio La Siempreviva para interesarse por el cadáver de Margarita. Tampoco la familia de su marido y presunto asesino, Tomás R.P., de 33 años, quien fue enterrado ayer en el cementerio de Alicante tras un funeral oficiado en el tanatorio La Siempreviva, en el mismo inmueble donde se encuentra el cuerpo de la mujer.

Más de un centenar de personas asistieron a un funeral donde había numerosas coronas de flores de familiares y amigos que se sumaron a la despedida a Tomás R.P.. El cura que ofició el responso no hizo mención alguna a la víctima del crimen, Margarita, y sí al «sufrimiento» de Tomás R.P. durante este último año. Señaló en su homilía que «somos dados a juzgarlo todo y nos equivocamos; medimos con criterios humanos y egoístas y nos equivocamos, o se equivoca la prensa en la noticia». En dos o tres ocasiones cuestionó el cura lo recogido en los periódicos sobre los hechos sucedidos y afirmó que «Tomás R.P. ha sufrido mucho, sobre todo este último año», en alusión a una «presión psicológica».

«Era un chico bueno. El mejor»

Asimismo, destacó que si los hechos se produjeron como baraja la Policía, sin descartar incluso que fuera al revés, llegó a insinuar, lo hizo, dijo, estando «fuera de sí», porque «un chico bueno no hace esas cosas» y Tomás R.P. «era un chico bueno y servicial».

El cura trató de animar a la madre para que siga adelante a pesar de la pérdida de su hijo, del que ensalzó su bondad en repetidas ocasiones: «De bueno que era, a veces no quería molestar; si hay gente buena en el mundo ahí ponemos a Tomás R.P. a la cabeza», indicó el cura, en referencia al autor del último asesinato machista registrado, por el momento, en España.

Entre los asistentes al funeral se encontraba una amiga con la que habló Tomás R.P. el sábado, un día antes del asesinato de Margarita y el suicidio de su verdugo de dos disparos de escopeta en la cabeza. Según esta amiga, Tomás R.P. estaba enzarzado en una disputa con su mujer. La amiga confiesa que le pidió que no le pusiera la mano encima a ella y que llamara a la Policía. Tomás R.P. le dijo que lo haría, pero no lo hizo. La amiga ya no pudo contactar de nuevo con Tomás R.P., ni siquiera el domingo por la mañana cuando le envió mensajes de WhatsApp para preguntarle por ese episodio.

La Policía no tenía en sus archivos denuncias por malos tratos ni de Margarita ni de Tomás R. P. ago habitual en muchas víctimas de maltrato. Los cuerpos fueron descubiertos sobre las once de la noche del domingo y la forense calculó que las muertes habrían ocurrido unas diez horas antes en el caso de Margarita y nueve en el de Tomás R.P. No obstante, al estar encendido el aire acondicionado en la vivienda el crimen podría haber ocurrido horas antes. ya que el ambiente fresco altera la temperatura de los cadáveres.

Por otro lado, aunque los cuerpos presentaban sendos impactos de arma de fuego en la cabeza, el hecho de que encontraran tres cartuchos percutidos en la vivienda responde al hecho de que Margarita recibió dos disparos seguidos en la misma zona de la cabeza, ya que fue asesinada con una escopeta repetidora.

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