El juzgado espera desde hace cuatro años el informe de ADN del Rambo de Requena

La Guardia Civil investigará si hubo alguna negligencia en la entrega del recluso, porque no se advirtió a los agentes de la identidad y peligrosidad de Pedro Lozano

El acusado se negó en octubre a llegar a un acuerdo de conformidad, lo que obligó a fijar el juicio para este martes

Pedro Lozano Jiménez, conocido como el Rambo de Requena, a su llegada a los juzgados.

Pedro Lozano Jiménez, conocido como el Rambo de Requena, a su llegada a los juzgados. / EFE

Teresa Domínguez

Teresa Domínguez

La jueza de lo Penal 1 de València, que el martes debería haber enjuiciado a Pedro Lozano Jiménez, más conocido como El Rambo de Requena, por la oleada de robos violentos que protagonizó en La Plana de Utiel-Requena a principios de 2020, ha tenido que aplazar un año entero esa vista no solo por los graves problemas de sobrecarga de asuntos judiciales que sufren los juzgados de lo Penal, sino porque, además, todavía falta por llegar el informe de ADN que lleva procesando la Guardia Civil desde hace cuatro años.

Fuentes del TSJCV explicaron ayer que tanto el Juzgado de Instrucción 2 de Requena, que llevó la causa en la fase inicial, como la jueza de la Penal 1 de València, que será el órgano enjuiciador, han reclamado varias veces ese informe a la Guardia Civil, que dispone de un único laboratorio de ADN para toda España, con el consiguiente atasco monumental y el lógico retraso que ello supone para analizar muestras en los delitos menos graves, ya que los únicos con prioridad son aquellos en los que el presunto autor está privado de libertad (causas con preso) o en los homicidios y asesinatos.

Dos causas a distinta velocidad

Por esa razón, una vez que la jueza se vio en la obligación de suspender la vista fijada para primera hora de este martes tras ser informada por la Guardia Civil del violento ataque a sus agentes en la cárcel de Picassent, cuando lo recogían para llevarlo a la Ciudad de la Justicia, la magistrada decidió aplazar el juicio un año entero, para dar tiempo así a que llegue el informe con los marcadores biológicos recogidos en los distintos escenarios criminales de Pedro Lozano en Requena, Utiel y Siete Aguas.

En todo caso, el hecho de que la causa más grave, la del intento de homicidio de los dos guardias civiles de Muniesa (Teruel) protagonizado por Lozano el día que fue detenido, el 8 de junio de 2020, ya esté juzgada y sentenciada en firme y que la más leve, la de los cinco asaltos de La Plana de Utiel-Requena ni siquiera haya llegado al primer juicio, se explica justo porque son delitos menos graves. Eso sí, la Fiscalía pide para él en este proceso 21 años de prisión, porque es la suma de las penas que le corresponden a los seis delitos que se le imputan.

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Por ello, no es una causa con preso (no está encarcelado por este asunto, sino porque cumple los 27 años de condena por el tiroteo a los guardias), que son las que más urgen, y ha de verse en un Juzgado de lo Penal y no en la Audiencia Provincial, porque ninguno de los delitos que se le imputan supera los 5 años máximos de pena. Precisamente por esa razón, porque los juzgados de lo Penal han de juzgar los delitos menos graves, que suponen la inmensa mayoría de los asuntos penales, son los que mayor atasco sufren, lo que hace que los retrasos sean siempre muy elevados.

Se negó a una conformidad

En todo caso, el Juzgado de lo Penal 1 recibió la causa en 2023 y señaló una primera fecha para celebrar una vista de cara a un posible acuerdo de conformidad. Pedro Lozano Jiménez, que compareció por videoconferencia desde la cárcel de Zuera (Zaragoza), donde está cumpliendo esos 27 años de condena, se negó en redondo a admitir los hechos, así que la magistrada tuvo que fijar una nueva fecha: 2 de julio de 2024. 

Pero se ha vuelto a ir al traste tras el salvaje ataque a mordiscos del Rambo de Requena a los dos agentes del servicio de conducciones de la Guardia Civil, así que la jueza se ha visto obligada, de nuevo, a aplazar el juicio. Y esta vez, un año entero. En todo caso, no hay riesgo, dado que la presencia de Lozano ante el juzgado está garantizada, ya que tiene por delante muchos años de condena por cumplir.

Se revolvió cuando lo esposaban

Mientras, la Guardia Civil ha iniciado ya la investigación para determinar cómo se produjo ese brutal ataque a mordiscos a los agentes y si hubo algún tipo de negligencia. Fuentes del instituto armado han aclarado que los dos guardias no fueron informados de que uno de los once reclusos que iban a recoger esa mañana para trasladarlos a la Ciudad de la Justicia, una acción rutinaria que se repite cada día en la ida y la venida, era El Rambo de Requena, un recluso integrado en el programa de atención integral a enfermos mentales (Paiem) de Instituciones Penitenciarias y con antecedentes de violencia extrema precisamente contra agentes de la Guardia Civil.

De hecho, el interno estaba muy tranquilo hasta que vio a los agentes. Empezó a moverse inquieto y, de pronto, cuando lo estaban esposando para meterlo en el autobús de conducciones, empezó a dar codazos y a revolverse, pero sin decir una sola palabra. Justo cuando uno de los agentes fue a sujetarlo, se abalanzó sobre él con la boca abierta y empezó a lanzar dentelladas contra él y su compañero, causándoles lesiones por todo el cuerpo. A uno de ellos, incluso le arrancó parte de masa muscular del antebrazo, por lo que deberá ser sometido a una cirugía reparadora.