El canónigo asesinado "amenazaba con que tenía muchos contactos"

En el Arzobispado amenazó "con recurrir a la Santa Sede" si no le daban el piso que quería

Edificio donde el canónigo asesinado vivió una temporada

Edificio donde el canónigo asesinado vivió una temporada / Daniel Tortajada

Teresa Domínguez

Teresa Domínguez

Los testigos que han desfilado por el grupo de Homicidios de la Policía Nacional en el marco de la investigación del asesinato por asfixia del canónigo Alfonso López Benitohan dado cumplida cuenta de que el sacerdote no parecía cumplir con el voto de castidad. Tampoco con el precepto cristiano de la humildad.

Fuentes eclesiásticas han asegurado a Levante-EMV que él no pidió irse a vivir solo al piso de la calle Avellanas cuando fue nombrado canónigo de la catedral, en 2015. "Al contrario", afirman. "Exigió irse a vivir con el resto de canónigos en el edificio anexo al palacio episcopal, pero solo quedaba una plaza en ese momento y le correspondía al otro sacerdote nombrado cuando él, porque ese nombramiento se había producido un día antes que el suyo. Alfonso no aceptaba irse a vivir al piso de la calle Avellanas, y quería que enviásemos al otro canónigo allí, pero se le dijo que no se podía alterar el orden porque sería sentar un precedente. Tuvo una reacción muy airada en la que amenazó con protestar ante la Santa Sede", pero finalmente acabó accediendo a vivir solo en el piso de la calle Avellanas, que se había quedado libre por fallecimiento del párroco que lo ocupaba, y el asunto no pasó de esas protestas.

No es la única muestra. Fuentes conocedoras de los hechos afirman que a varios usuarios del parking donde el cura guardaba su coche, un Opel Karl, les llegó a increpar de malos modos y a amenazarles diciéndoles que "tuviesen cuidado con aparcar demasiado cerca sus vehículos porque él tenía muchos contactos". No llegó a decirles cuáles.