La Guardia Civil de Castelló investiga desde ayer el asesinato de una mujer de 41 años hallada muerta un día antes, el jueves, en una zona de huertos del Camí Vell de la Mar, en Borriana, a poco más de seis kilómetros de su domicilio. Según la autopsia practicada ayer, la víctima, Johana Andrea A., de nacionalidad colombiana y trabajadora en una cooperativa agrícola, fue estrangulada, tal como adelantó ayer en exclusiva Levante-EMV en su edición digital.

Es el tercer caso de asesinato de una mujer con ese método desde enero, pero hasta ahora no hay un solo indicio que lleve a los investigadores a pensar que todos los crímenes son obra del mismo autor.

Es más, la Guardia Civil lo descarta de manera tajante con los datos que han destapado ya las investigaciones sobre los dos casos anteriores: el de Florina Gogos, de 19 años y rumana, asesinada el 8 de enero supuestamente por un hombre que la recogió en la curva de la pista de Silla donde era prostituida y que la arrojó a una acequia próxima, y el de Olga Pardo, española y de 43 años, asesinada también por estrangulamiento, cuyo cuerpo sin vida fue encontrado el 6 de abril en otro canal de riego, esta vez en Massarojos, tres días después de su desaparición.

El último asesinato es el de Andrea Johana, que trabajaba desde hacía dos años y medio como encajada en una cooperativa agrícola. Su cuerpo sin vida fue encontrado el jueves por la mañana por un hombre que paseaba por el citado camino, próximo a una de las carreteras de acceso a Borriana. Fue esa persona quien dio la voz de alarma. Primero acudieron patrullas de la Policía Local y, enseguida, las de la Guardia Civil.

El primer examen realizado en el lugar por el forense atribuyó en principio la muerte a causas naturales, ya que no se apreciaban signos de violencia. Sin embargo, en la autopsia realizada ayer por la mañana en el Instituto de Medicina Legal (IML) de Castelló salto la alarma: los forenses encontraron indicios de estrangulamiento. Como en los casos anteriores, las marcas no eran evidentes, por lo que en un primer momento pasaron desapercibidas. De hecho, los forenses estiman que, lo más probable es que la muerte sea de origen homicida, pero no se atreven a descartar por completo la posibilidad del suicidio —la mujer había protagonizado algún intento—. Por ello, ampliarán la autopsia con informes histopatológicos y toxicológicos para descartar otras posibilidades.

Los investigadores del grupo de Homicidios y del laboratorio de criminalística de Castelló regresaron ayer al lugar donde fue encontrada, en la zona del Clot, para realizar una nueva y más profunda inspección ocular tras conocer el dictamen preliminar de los forenses. Cuando fue encontrada, nadie había denunciado aún su desaparición y, en principio, la muerte habría sobrevenido pocas horas antes.

El Clot es una zona muy frecuentada para dar paseos a pie, en bici, salir en compañía de las mascotas o hacer deporte.

Los investigadores comenzaron ayer a reconstruir las últimas horas de vida de Johana, hablando con sus compañeros de trabajo y con sus amigos, para tratar de saber si tenía alguna relación personal conflictiva.

Las otras investigaciones

Por ahora, la única coincidencia entre las muertes de Johana, Olga y Florina es que fueron estranguladas y sus cuerpos, abandonados en áreas de cultivo —las dos últimas, arrojadas a sendas acequias—. El 30 de enero un cazador halló en un canal de riego de Silla el cuerpo sin vida de Florina Gogos, a 850 metros de la curva de la pista de Silla, en término de Albal, donde era prostituida. La última vez que se vio a la joven con vida fue a las 17.30 horas del 8 de enero, cuando se subió a un coche de color blanco. El grupo de Homicidios de la Guardia Civil de València está sobre la pista del prostituidor que la recogió aquella tarde, y que de momento aún no ha podido ser identificado.

Tres meses después, el 6 de abril, un agricultor encontraba el cadáver de Olga Pardo, también estrangulada, en otra acequia, esta vez en Massarrojos. La víctima había desaparecido tres días antes y los investigadores centran sus pesquisas en el entorno más próximo a Olga. La prioridad es tratar de confirmar todos los movimientos, llamadas y mensajes supuestamente realizados por ella a lo largo del sábado, 3 de abril, y las primeras horas de la madrugada del domingo, día, 4, que es cuando supuestamente se produjo su desaparición, según denunció su hermana tras hablar con su compañero de piso, con el que compartía vivienda en el valenciano barrio de La Torre.

En ambos casos, los indicios hallados hasta ahora por los investigadores llevan a puntos totalmente divergentes respecto de la autoría.