Angélica Anglés: "Si en algún momento tenemos que salir de la Tierra, Marte es el lugar"

Anglés (València, 1983) estudió Geodesia en la Universitat Politècnica de València y ahora investiga para saber si hay vida en Marte

Ha trabajado con la NASA, la Agencia Espacial China y la Agencia Espacial de Islandia; y ha sido astronauta análoga para Reino Unido

Angélica Anglés.

Angélica Anglés. / JM López

¿La obsesión con la Luna ha opacado avanzar hacia otros lugares del espacio? ¿En qué punto se encuentra la carrera espacial relacionada con Marte?

Realmente, la Luna es un punto para poder llegar a Marte. Si en algún momento tenemos que salir del planeta y vivir en otro, Marte es, definitivamente, el lugar; ni la luna ni ningún otro planeta o asteroide. Es Marte porque es mucho más frío que la Tierra, pero tiene agua. Y por eso es el número uno.

¿Y está en las prioridades de los países? ¿Marte está en la ‘agenda espacial’?

Yo he estado involucrada con la NASA y la Agencia Espacial China en los últimos años y el foco es llevar humanos a Marte. Pero no es exactamente lo que hago yo, yo me dedico a buscar vida en Marte, pero microscópica, que estuvo en el pasado, a través de biomarcadores. La NASA, por ejemplo, lo que quería saber era si había agua. Ahora ya lo sabemos y también que hace millones de añostenía unas condiciones muy parecidas a la Tierra, con océanos y temperaturas moderadas. Ahora, el objetivo es buscar vida; y todas las agencias espaciales quieren enviar rovers [un astromóvil], naves espaciales y humanos. Pero esto ya es un proceso de décadas; no a corto plazo.

¿Por qué es importante para la humanidad investigar Marte?

Para saber nuestros orígenes. Una de las teorías es, que al principio de la formación del Sistema Solar, hubo un intercambio de meteoritos, de planetas de aquí y de allá. Una de las hipótesis es que la vida surgió en Marte y se transportó a la Tierra y en realidad seríamos todos ‘marcianos’. Es saber si estamos solos en el universo, o si, de verdad hay otro tipo de vida. A mí me fascina y a mucha gente le interesa, aunque no se dediquen a esto.  

Parece que la pregunta de la vida exterior se ha hecho en todas las épocas y todas las generaciones...

Desde del principio de los tiempos, la gente se ha preguntado si estamos solos. Yo siempre digo que explorar está en nuestro ADN: otros continentes, océanos, el espacio… 

Decía que ahora se buscan microorganismos. ¿Qué tipo de prueba o de vida sería?

En realidad, si hubiera organismos hoy en día no estarían en la superficie porque las condiciones son muy extremas, ningún tipo de vida puede resistir la radiación de Marte. O es un tipo de vida que no conocemos o está protegida, ya sea en el subsuelo, en tubos de lava o en cuevas. Lo que buscamos es, más bien, vida en el pasado, como biominerales o fósiles, que tuvieran que formarse con presencia de vida . Con muestras, podríamos saber cuánto tiempo han estado ahí. El problema es que no podemos ir a Marte todavía, tenemos que confiar en los rovers y las imágenes orbitales de los satélites.

¿Y cuándo podrían haber misiones tripuladas?

Creo que vamos a tener que esperar unas décadas. Yo diría 20 o 30 años, como mínimo. No es tanto el viaje, es más mantener viva a la gente allí y que luego vuelvan. Hay que construir o encontrar un sitio protegido; y una nave espacial que pueda llevarlos y los proteja de la radiación. 

Entre sus diferentes trabajos, ha sido astronauta análoga para Reino Unido. ¿Cómo es la experiencia?

Es un entrenamiento muy duro, similar a operaciones militares. Cuando yo lo hice, nos dejaron en una isla de Escocia, en aislamiento y, durante días, nos mandaron cosas que hacer y escenarios que resolver, sin ayuda externa, como si estuviéramos en el espacio, un ‘simulacro’ lo más parecido posible a estar en otro planeta. El objetivo era ponernos en los niveles más extremos de agotamiento y estrés: no nos dejaban dormir y nos hacían cargar un montón de peso, con mucho frío y agua. Además, teníamos que cargar un maniquí, como si fuera una persona real, de 70 kg, y que vomitaba. Era un miembro de nuestro equipo que no se le podía dejar detrás. 

Era como un Supervivientes o un Gran Hermano extremo. 

Sí, algo así. Fue muy interesante, porque había gente brillante -médicos, ingenieros...- pero, después de días sin dormir y exhaustos, surgieron algunos comportamientos… Si teníamos algún problema, contactábamos con el control de la misión, pero tardaban en contestar, para simular el retardo de lo que sería mandar un mensaje de la Tierra a Marte. Esta misión fue justo tres días después de mi boda, hace dos años, y me fui, en vez de irme de luna de miel. La parte emocional fue la difícil. 

También se estudian zonas de la Tierra parecidas a Marte. ¿Cuáles son?

El Tíbet lo he estudiado durante los últimos diez años. Es el desierto más alto del mundo y, para mí, una de las mejores representaciones de Marte en la Tierra. Aunque es una zona un poco complicada y se necesitan permisos para entrar, una vez ahí, es lo más parecido de Marte en la Tierra. Hacemos expediciones cada año para recoger muestras y estudiar todo lo posible. Gracias a estas investigaciones, la NASA me eligió para participar en la selección del lugar de aterrizaje de la misión Mars 2020. Otros análogos de Marte son Islandia; el desierto de Pilbara, en Australia; Rotorua, en Nueva Zelanda o la Antártida. 

Su formación inicial es Geodesia en la UPV. ¿Tenía claro desde un principio a qué se quería dedicar? 

Sí, desde pequeñita. Me encantaba tocar el piano y buscar vida en Marte, y llevo toda la vida con esas dos cosas. Tuve mucha suerte, en realidad, porque siempre lo he sabido. Yo estudié Geodesia para aplicarla a Marte, pero hay muchas vías: Geología, Química, Biología... El consejo que doy es no rendirse e ir a por ello. Para mí no ha sido fácil; he tenido que mudarme a Hong Kong e ir al Tíbet y, a día de hoy, todavía me rechazan o no me dan algunos fondos, pero sigo intentándolo.

Y, para acabar, ¿qué le aporta todo esto personalmente?

Me alegro de no haber abandonado mi sueño y me encanta compartirlo con una audiencia joven. Estoy muy feliz con mi vida, pero no he terminado, todavía tengo muchas cosas más que hacer: ir al espacio, a la Antártida; a más análogos de Marte, a la Luna… Aún estoy de camino.