Gandia, una de las dos únicas ciudades valencianas donde crece la contaminación por ozono

La contaminación por este gas aumentó un 24% respecto al anterior informe y supera en 96 días el nivel máximo que recomienda la OMS

Tráfico de coches en una calle de Gandia.

Tráfico de coches en una calle de Gandia. / Levante-EMV

Gandia fue junto a Alzira las dos únicas en toda la provincia de Valencia en las que los niveles del ozono malo crecieron entre enero y septiembre durante al año 2023, según el observatorio que elabora la entidad Ecologistas en Acción.

El organismo utiliza para sacar sus conclusiones la estación ubicada en la capital de la comarca de la Safor, que abarca una población de 462.000 personas y una área de 1.770 kilómetros cuadrados, que incluye toda la zona costera de la Safor, la Marina y otras comarcas limítrofes.

 El observatorio ambiental registró, según el informe, un volumen de contaminación por ozono que creció un 24% si se compara con los datos del periodo compuesto entre 2012 y 2019. En concreto, la ciudad registró siete días en los que superó los 120 microgramos por metro cúbico (ug/m3). El nivel máximo estipulado por la normativa está en las 25 jornadas. 

Si bien pueden parecer pocas, el incremento es en realidad importante.Por una parte por las consecuencias para la salud que puede tener la exposición a este gas y, por otra, porque un año antes no hubo ni una sola jornada en la que se sobrepasaron.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que se reduzca hasta los 100 ug/m3 el límte máximo y en solo tres días, una medición que, según apunta Ecologistas en Acción, son la referencia anual (en el promedio de tres años) establecida por la normativa para evaluarlo. 

Si se toma como referencia ese nivel, la ciudad superó con creces esos días, ya que alcanzó los 96, según apunta el informe, que asegura que fueron jornadas «con mala calidad del aire» y que sitúa a la capital de la comarca de la Safor entre «los peores registros» de toda la Comunitat Valenciana.

Todo ello se da, además, en un contexto generalizado de reducción de la contaminación por ozono, como ya informaba hace unas semanas Levante-EMV. El estudio señala que los niveles de este gas fueron en 2023 en el plano autonómico más bajos que en años anteriores, pese a las elevadas temperaturas y la alta radiación solar del pasado verano. La reducción en los umbrales para la protección de la salud alcanzó hasta un 78 % menos respecto al promedio del período 2012-2019.

Pese a ello, los registros que ofrece la Conselleria de Medi Ambient sitúa a la ciudad de Gandia bastante por debajo de los niveles máximos estipulados en la totalidad de los contaminantes que mide.

El organismo ecologista apunta que el ozono que es «un potente oxidante con importantes efectos sobre la salud». Los más afectados, señalan, «son los niños y niñas, las personas mayores, las mujeres gestantes y quienes padecen enfermedades respiratorias y cardiovasculares».

Explica que «el origen del ozono se encuentra en las emisiones de otros contaminantes llamados ‘precursores’, producidas por el tráfico, las industrias y las calefacciones. Estos contaminantes precursores se transforman en ozono en presencia de radiación solar», añaden los ecologistas.

Efectos en la salud

Entre sus efectos, apuntan, puede reducir la función pulmonar, provocar dolor de cabeza y fatiga, agrava las afecciones del aparato respiratorio, afecta al desarrollo pulmonar e incrementa la mortalidad de enfermos respiratorios y cardiovasculares crónicos.

El ozono «malo» se forma en verano cerca de la superficie terrestre, por efecto combinado de la radiación solar y las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) y compuestos orgánicos volátiles (COV) a partir de la combustión de carbón, petróleo o gas en centrales eléctricas, vehículos a motor y calderas urbanas e industriales.

Otra característica particular de la química del ozono es que se acumula a una cierta distancia de las fuentes contaminantes, por lo que, paradójicamente y a diferencia de lo que es habitual con otros gases, afecta mucho más a las zonas rurales y periurbanas que a los centros de las ciudades.