Patrimonio

Tavernes de la Valldigna estudia fórmulas para proteger su «joya» esperantista

La inscripción realizada en 1933 corre peligro de desaparecer y es única en toda España

La lápida con la inscripción en 2014 y, a la derecha, actualmente, casi inapreciable.

La lápida con la inscripción en 2014 y, a la derecha, actualmente, casi inapreciable. / Vero Almunia

Vicent Peris Sifres tenía 14 años cuando un 19 de noviembre del año 1933, durante una excursión a la montaña de Les Creus de Tavernes de la Valldigna que realizaba con un amigo, en una parada para descansar, observó una piedra que le pareció perfecta para escribir un mensaje. Lo hizo en esperanto, una lengua que L. L. Zamenhof, un oftalmólogo polaco, creó para que pudiera ser entendible en todo el mundo. Concretamente dibujó una estrella de cinco puntas que contiene una E dentro, el símbolo de los esperantistas. Además, tuvo el acierto no solo de dejar las siglas de su nombre, sino también la fecha en la que realizó la inscripción.

Tavernes estudia fórmulas para proteger su «joya» esperantista

Tavernes estudia fórmulas para proteger su «joya» esperantista / toni álvarez casanova

Han pasado 90 años desde aquello y hace justo diez la asociación valenciana de esperantistas certificó que se trata de la única lapida escrita en esa lengua que se conserva en España.

Tavernes estudia fórmulas para proteger su «joya» esperantista

Tavernes estudia fórmulas para proteger su «joya» esperantista / toni álvarez casanova

El paso del tiempo, sin embargo, la está poniendo en peligro, ya que los surcos que aquel despierto joven realizó con una piedra de punta ya están empezando a dar muestras de desgaste y el peligro de que desaparezca es real. La lápida está al aire libre en medio de la montaña y, por tanto, expuesta a las condiciones climáticas. Y gracias que está bastante escondida y en una zona por la que no existe gran trasiego de personas.

Por ese motivo, el ayuntamiento de la ciudad ha habilitado una partida presupuestaria de unos 4.000 euros con la que pretende iniciar los trámites para proteger un elemento que, en su día, fue declarado como «una auténtica joya» por parte de los expertos.

El encargado de esta labor es el departamento de Patrimonio, que dirige Juan Bautista Talens. El edil ha explicado a Levante-EMV que ahora mismo está en fase de pedir asesoramiento técnico para conocer qué técnica sería la idónea para intentar preservar esta inscripción y que desaparezca. «Lo que se suele hacer en estos casos es elaborar una réplica, retirar la pieza del lugar para guardarla y preservarla y colocar la copia en ese mismo punto», explica.

El trámite está ahora en una situación inicial, ya que está a la espera de conocer el coste que podría tener esta operación para la administración local, teniendo en cuenta que no estaba presupuestada y que si cuenta con una partida es porque ha ido haciendo movimientos para poder disponer de ese dinero.

El asunto se puso en marcha después de que el concejal del PP, Carlos Gimeno, realizara un ruego en el pleno del pasado mes de abril en el que reclamaba protección tanto para esta inscripción como para otra realizada en una gran roca en la zona de las Fontetes de Cantus, y que aún tiene más tiempo, ya que es de finales del siglo XIX, concretamente de 1887.

El consistorio ve ahora importante conservar al menos la inscripción realizada en esperanto, ya que se trata de una pieza única en España, que supone la huella del movimiento que hubo en el municipio durante la década de los 30.

Era poco conocida

Cuando hace diez años se descubrió la inscripción, cuya localización exacta se omite, fueron los hijos de Vicent Peris Sifres quienes, tras una publicación realizada por este periódico, narraron la historia de su padre y, además, revelaron que conocían la existencia de la lápida, aunque reconocían que no le habían dado nunca más importancia porque lo consideraban una acción propia de la edad.

Posiblemente debían ser de los pocos que sabían que se encontraba allí, ya que su padre se lo contó en su momento, aunque se mantuvo escondida durante décadas. Vicent Peris fue funcionario del ayuntamiento y una persona muy activa del movimiento esperantistas. De hecho, su hijo, Vicent, guarda gran cantidad de material sobre su actividad en la asociación que existía entonces e incluso algún boletín de los que editaba la entidad.

«Trantum Esperantistos» (adelante esperantistas) fue el texto que escribió aquel joven. La fecha, por cierto, coincide con la celebración de las elecciones de la segunda República, primeras en las que pudieron participar las mujeres.