Un taller europeo constata la urgencia de una agricultura que no contamine el agua
La mayor parte de la Safor está afectada por el exceso de productos agrícolas en los acuíferos, lo que encarece la potabilización
La iniciativa estuvo organizada por la Confederación Hidrográfica del Júcar
No por casualidad la jornada tuvo lugar en Palma, cuyos vecinos siguen sin de agua potable en sus grifos
sergi sapena
Entre las muchas acciones que pueden aplicarse para evitar la contaminación de los acuíferos y preservar la calidad de las aguas subterráneas, sin duda hay una que está al alcance de la mano. Se trata de reducir a la mínima expresión el uso de productos agrícolas que, tras ejercer su acción beneficiosa en las plantas o fertilizar la tierra, siguen filtrando hacia el subsuelo y llegan a los acuíferos. Esas sustancias contaminan el agua y ello obliga a tomar medidas, a veces costosísimas, para que el líquido pueda ser potable.
Por ese motivo es necesario avanzar en una agricultura sostenible, o ecológica, que ponga fin a la utilización intensiva, y a veces sin ningún tipo de control, que se ha venido ejerciendo durante décadas, perjudicando al medio ambiente y, de paso, a las personas.
Esa es una de las interesantes conclusiones surgidas del taller participativo del proyecto europeo Rexus que se ha llevado a cabo esta semana en Palma de Gandia, precisamente una localidad en la que sus vecinos están privados temporalmente de agua potable por esos efectos perniciosos. De momento el ayuntamiento reparte agua en garrafas, pero en unos meses se espera que concluyan las obras para conectar el depósito municipal a la red de la Mancomunitat de la Safor que se alimenta de los pozos de Villalonga.
Un problema que debe acabar
En este taller Rexus han participado los principales agentes implicados en el problema, entre los que están la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), empresarios, ganaderos regantes, consellerias de Agricultura y de Sanidad y el propio Ayuntamiento de Palma, y la intención es fomentar el diálogo social y la búsqueda de soluciones conjuntas que permitan mejorar el acuífero que abastece a la población, ahora vetado por culpa de la contaminación por nitratos y la elevada presencia de un producto fitosanitario herbicida conocido como ‘terbumeton desetil’.
«Somos conscientes de que es un tema delicado y por eso pensamos que era interesante organizar una actividad que permite entablar un debate sosegado y constructivo para avanzar en la búsqueda de una solución común», dijo en ese foro el presidente de la CHJ, Miguel Polo, que participó en la inauguración de la actividad, y en términos similares se pronunció la alcaldesa, Paula Femenia, quien señaló que la sociedad está «concienciada y comprometida» con un problema al que hay que poner fin.
Por parte de la Conselleria de Sanidad, Julia Bellver, confirmó que el agua de Palma, y también en otros muchos lugares, no es apta para el consumo humano por culpa del exceso de nitratos y del plaguicida.
En esa misma línea, Laura Tanco, de la Oficina de Planificación Hidrológica de la CHJ, explicó que las principales vías de contaminación están en los productos agrícolas. «No se trata de criminalizar a nadie, porque la mayoría no está haciendo nada ilegal, pero es cierto que está generando un problema y no podemos obviarlo». En un momento de intensa y prolongada sequía, Tanco también definió los acuíferos como algo sensible y una «reserva estratégica» que es necesario cuidar y preservar porque es «vital» para el abastecimiento de los núcleos urbanos.
Por una agricultura ecológica
El representante de la Conselleria de Agricultura, Josep Manuel Bernal, expuso las ideas y los planes que tiene en marcha la Generalitat para frenar el exceso de nitratos. Destacó su comentario en relación a que los altos niveles de nitratos presentes en el agua subterránea pueden hacer innecesaria la aportación de fertilizante a los cultivos en determinados casos.
La Comunidad de Regantes del Río Alcoi, a través de su técnico Paco Morera, expuso la experiencia de esta entidad, que desde hace años ya está apostando por fertilizantes orgánicos, dejando atrás los productos químicos. «Los beneficios que obtenemos son muchos, pero creo que el que más nos importa tiene que ver con la producción, que está siendo bastante mejor», comentó, al tiempo que pedía la ayuda de las Administraciones para poder invertir en sistemas de riego que permitan esta transición hacia la agricultura ecológica.
Desde el Comité de Agricultura Ecológica de la Comunitat Valenciana aprovecharon la ocasión para exponer las bondades y oportunidades que ofrecen los productos agroalimentarios que llevan el sello de ecológicos y ahondaron en la importancia del «cuidado del suelo», algo que pone en valor la agricultura tradicional.
La Safor figura entre las comarcas valencianas más perjudicadas, desde hace décadas, por esa contaminación «humana» de los acuíferos. En los años 80 y 90 la Mancomunitat tuvo que diseñar un sistema de captación y distribución para llevar líquido en condiciones a una decena de municipios por culpa de los nitratos. Después se sumaron otros, entre ellos Gandia, por la presencia de ese elemento y de restos de productos fitosanitarios. Xeraco y Palma de Gandia sufren problemas por la calidad del agua que, como los anteriormente citados, han tenido que llevar a cabo actuaciones para garantizar ahora y en el futuro el suministro a la población.
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