Oliva obtendrá más de 360.000 euros con los chiringuitos e instalaciones de playa

El Gobierno local confía en multiplicar esa cifra, dado que la adjudicación de cada espacio de la arena se hará por subasta a mano alzada. Las previsiones de otro verano de masiva afluencia turística despierta el interés de los empresarios de ocio

Un chiringuito de la playa de Oliva, en una imagen del verano del año pasado.

Un chiringuito de la playa de Oliva, en una imagen del verano del año pasado. / Levante-EMV

Sergi Sapena

El Ayuntamiento de Oliva, un municipio que dispone de nueve kilómetros de playa, va a sacar una considerable tajada económica en la subasta de los negocios de verano que se sitúan sobre la arena, en zona de dominio público marítimo-terrestre. Porque, cerrado ya el plazo para la presentación de solicitudes, ha habido decenas de interesados en gestionar los siete chiringuitos, sin duda las instalaciones más apetitosas, los tres quioscos, las zonas deportivas, las de masajes en la arena y hasta una churrería distribuidas a lo largo de todo el litoral.

Sumadas, todas las tasas que deberán pagar los adjudicatarios de esas instalaciones de verano, alcanza la cifra de 360.000 euros, pero el método usado este año va a ser el de la subasta pública, a mano alzada, entre quienes hayan presentado oferta para quedarse con un puesto, de manera que la cifra, previsiblemente, será mucho mayor.

En el caso de los chiringuitos, cada uno de ellos tiene al menos cuatro interesados. El interés de empresarios de la hostelería y del ocio en acceder a la explotación de estos locales en suelo público se justifica en la gran afluencia de clientes que reciben en verano. Porque, como señalan los datos, el año pasado las playas Oliva también se situaron en niveles de afluencia de antes de la pandemia y la Administración augura que este 2023 el turismo volverá a batir récords.

Según consta en el pliego de condiciones, los tres chiringuitos que se pondrán en las playas de la Terranova, Pau Pi y Aigua Blanca tendrán limitación horaria y deberán cerrar a las 12 de la noche para no causar molestias a los vecinos. Los otros cuatro, en la Terranova y Aigua Morta, más alejados de zonas de viviendas, podrán estar abiertos todos los días hasta las 3 de la madrugada. Esos siete chiringuitos, que tienen licencia para servir comidas, dispondrán de 70 metros cuadrados.

Por su parte, los tres quioscos, una instalación similar al chiringuito pero sin posibilidad de servir comidas elaboradas, tendrán 50 metros cuadrados, deberán cerrar a la medianoche y se situarán en las playas de l’Aigua Blanca y Rabdells.

Todas las instalaciones se subastan por un periodo de cuatro años, siempre condicionado a que la Demarcación de Costas lo autorice en cada ejercicio, y la cuantía total de la adjudicación se pagará, proporcionalmente, a principio de cada verano. La intención del ayuntamiento es que todo pueda estar instalado y funcionando el 15 de junio, pero seguramente dos chiringuitos ya darán servicio unos días antes.

Oliva es conocida en toda la Safor, y más allá de esta comarca, por disponer de chiringuitos junto al mar que atraen a muchos visitantes y, de hecho, el ayuntamiento estima que son un atractivo muy importante para apuntalar la industria turística de la ciudad.

Además, el Gobierno local considera que la licitación y adjudicación de todos estos puestos, que tendrá lugar tras la subasta del próximo 30 de mayo, pondrá fin a los muchos bulos que han circulado en las últimas semanas que apuntaban a que este verano no habría instalaciones.

Duna Market repite tras recibir 600.000 visitantes

Al margen de los chiringuitos, quiscos y otras instalaciones de verano en la playa de Oliva, el ayuntamiento también repetirá la experiencia del Duna Market, que el año pasado se situó al sur del término, cerca de la playa de Piles, y que recibió unos 600.000 visitantes. Sobre una parcela de 4.000 metros cuadrados se ubicarán negocios de «foodtruck» y mercado, entre otros atractivos que animarán en verano en esa zona.