Tras la pista de una garrafa

Jóvenes de la asociación Plàstic Preciós La Safor hicieron seguimiento con dispositivos GPS el verano pasado a envases de plástico depositados en los contenedores verde y amarillo de Gandia para comprobar si acaban en plantas de reciclaje

JOSEP CAMACHO. GANDIA

¿Dónde van a parar los envases de plástico que se depositan en el contenedor amarillo? ¿Merece la pena separarlos y reciclarlos, o todos los residuos acaban después mezclados en el mismo lugar?

Para contestar a estas preguntas, que muchos se plantean, un grupo de jóvenes de la asociación Plàstic Preciós La Safor, con sede en Gandia, se planteó hacer un seguimiento de residuos plásticos a través de dispositivos GPS. Según el Consorcio de Residuos de la zona (COR) el año pasado en Gandia se recogieron 12,6 kg de envases ligeros y plásticos por habitante en la ciudad, cerca de un millón de kilos en total, que teóricamente se deben reciclar.

El proyecto les llevó todo un verano y parte del otoño, de julio a octubre, y recientemente han publicado las conclusiones. Para ello escogieron garrafas de detergentes o de productos de limpieza, porque son los plásticos más apreciados por las empresas que se dedican al reciclaje; el HDPE (polietileno de alta densidad) y el polipropileno (PP). Ya contaban con que durante el trayecto los envases podrían sufrir golpes, o ser aplastados por las máquinas compactadoras, por lo que introdujeron el GPS en una bolsa hermética y rellenaron cada envase con espuma de poliuretano, para que resistiera al máximo.

Otra posibilidad, como así fue, es que se perdiera la señal de muchos GPS, tanto desde el principio como por no pasar los filtros en las plantas, al contener un cuerpo extraño. En total soltaron 47 envases, de los cuales 42 al contenedor amarillo y 5 al verde, el de residuos urbanos. Lo hicieron en cuatro fechas diferentes.

Algunos de ellos no se empezaron a mover hasta pasadas dos semanas. Todos los del contenedor amarillo pasaron en primer lugar por la planta situada en Benidorm, que gestiona la empresa pública Vaersa, donde se hace una evaluación previa y según su estado siguen o no su viaje.

De los envases que llegaron a Vaersa, ocho acabaron más tarde en Inserplasa, una empresa recicladora de plástico situada en Écija (Sevilla). Fue lo más lejos que lograron documentar en su «experimento». Dos, en peor estado, no fueron a planta sino a un depósito situado en Novelda y gestionado por la empresa TMA, donde perdieron la señal.

De los cinco envases lanzados al contenedor genérico, el verde, cuatro llegaron a su destino correspondiente, la planta de la UTE Los Hornillos, ubicada en Quart de Poblet, y uno de ellos viajó hasta la planta de Resepol, en Cheste, una empresa recicladora de plástico, donde perdió la señal. Por tanto, en general, sí que se cumplió la trazabilidad esperada.

Otra conclusión importante es que ningún GPS acabó en un vertedero sin antes pasar por una planta de gestión de residuos, por lo tanto se pudo detectar a tiempo y se cumple la normativa europea que obliga a hacer una selección previa. Una cuestión delicada fue llamar a las empresas para explicarles que habían llegado los envases. Aquí notaron una cierta falta de interés o de transparencia. «No nos cogían el teléfono, o nos ponían excusas», comenta Vicent Pellicer, de la asociación. Sí que les atendieron en la UTE Los Hornillos y en Inserplasa.

Aunque los chicos eran conscientes que los envases no iban a pasar los filtros finales y serían rechazados por tener el GPS, querían grabar o fotografiar esa parte final, pero ninguna empresa les autorizó a ello, a pesar de explicarles el fin divulgativo de la actividad. El proyecto recibió una subvención del GALP Gandia-Albufera, con fondos europeos. El vídeo donde explican el proceso está colgado en el perfil de Youtube de Plàstic Preciós La Safor.

«El plástico reciclado tiene un gran valor, las plantas de gestión lo venden en subastas, por eso puede acabar en empresas recicladoras que lo compran a muchos kilómetros de su punto de origen, como el residuo que acabó en Sevilla», recuerda Pellicer.

El objetivo del estudio era comprobar que el sistema de reciclaje funciona, pero desde Plàstic Preciós recuerdan que esto no es suficiente. «Tenemos que excluir el plástico de nuestra normalidad, de nuestra vida cotidiana, y buscar alternativas, porque además, según la ONU, sólo se recicla el 9% del plástico que se genera a escala mundial», comenta. 

Plàstic Preciós La Safor nació a finales del año 2016 como un entretenimiento para ellos, pero actualmente participan en numerosos proyectos y ofrecen charlas en colegios e institutos. Su objetivo es dar una segunda vida útil a residuos plásticos, y elaboran desde pequeños objetos decorativos hasta bancos. El Ayuntamiento de Gandia les cede un espacio en la Alqueria Laborde. Actualmente la integran Ion Lera, Adrià Tallada y Vicent Pellicer, pero también reciben de forma periódica a jóvenes del programa Erasmus.