El atropello de animales causa la mitad de los accidentes que registra la CV-50

La principal carretera de la Ribera registró el año pasado 143 incidentes de tráfico, de los que alrededor de sesenta se produjeron por la presencia de jabalíes en la calzada

La mayoría fueron por la noche

Un jabalí muerto, junto a la CV-50, en una imagen de archivo.

Un jabalí muerto, junto a la CV-50, en una imagen de archivo. / Agustí Perales Iborra

Rubén Sebastián

Rubén Sebastián

Casi la mitad de los accidentes de tráfico que se produjeron durante el pasado año en la CV-50 tuvieron como protagonista involuntario un animal salvaje, en su mayoría, jabalíes. Un dato que pone de manifiesto el creciente riesgo que supone la fauna para la conducción, especialmente cuando esta se realiza de noche ante la ausencia de iluminación en muchos tramos de la carretera.

La CV-50 es uno de los principales ejes viarios que atraviesa la comarca, junto a la autopista y la autovía. Todas ellas recorren la Ribera de norte a sur y conectan grandes ciudades y pequeñas poblaciones por igual. La carretera autonómica es, de hecho, uno de los puntos que año tras año registra un mayor volumen de tráfico. Más de veinte mil vehículos, de media, la recorren diariamente. Al menos, en sus tramos más concurridos, que suelen ser los que discurren por el término municipal de Alzira.

Por mera estadística, cuantos más sean los vehículos que circulan por una carretera, mayor será el riesgo de que en esta se produzca un accidente. Según el informe anual que elabora el Consell sobre la siniestralidad de la red viaria autonómica, durante el año pasado se produjeron 143 incidentes a lo largo de la CV-50 (desde Tavernes hasta Llíria).

Prácticamente, la mitad, 67 en concreto, se debieron al atropello de un animal. Un zorro, dos tejones, un ciervo, cinco perros y dos no identificados conforman un listado en el que el denominador común es el jabalí. Afortunadamente, solo uno de los accidentes se saldó con daños personales al registrarse tres heridos leves.

Escasa iluminación

El escenario que más repite no ayuda, precisamente, a reducir la siniestralidad: una gran parte de los accidentes de tráfico en los que estuvo involucrado algún jabalí se produjo de noche y en condiciones de visibilidad limitada, al tratarse de zonas en las que no existe iluminación, más allá de la que pueda aportar cada vehículo. En muchos de los casos, la carretera presentaba condiciones secas, por lo que fue la inesperada presencia del animal en la calzada, en medio de la oscuridad, lo que provocó la mayoría de los percances de este tipo.

Si se amplía el foco a otras carreteras, los jabalíes también protagonizan un buen número de accidentes. La CV-41, que une Alzira con Xàtiva y discurre por diversos pueblos de la Ribera, registró el año pasado treinta y cinco accidentes de tráfico. Diecisiete de ellos se debieron a un atropello animal: quince jabalíes, un perro y un tejón. Al igual que en la CV-50, prácticamente todos los siniestros se produjeron en horario nocturno (salvo uno que sucedió al alba) y en puntos sin iluminación.

Vehículos circulan por la CV-50 a su paso por la Barraca.

Vehículos circulan por la CV-50 a su paso por la Barraca. / Agustí Perales Iborra

El informe autonómico sobre la siniestralidad de las carreteras muestra accidentes por atropello de jabalíes incluso en zonas más alejadas del monte. Hasta en cinco ocasiones se produjo un incidente de este tipo el pasado año en la CV-500, que une Sueca con València en paralelo a la costa. Lo que evidencia la capacidad de este mamífero para colonizar entornos de lo más variados a lo largo y ancho de la comarca.

Expansión

El pasado año, la Dirección General de Medio Natural y de Evolución Ambiental incluyó más de cuarenta pueblos de la Ribera entre aquellos que estaban afectados por la sobreabundancia de jabalíes. La población de este mamífero ha crecido hasta tal punto que se considera una plaga por los cuantiosos problemas que genera, tanto en el sector agrícola, donde crecen los daños en las parcelas de cultivo, como en la seguridad vial, como demuestran los datos sobre siniestralidad en carretera.

Desde la pandemia, el jabalí ha ganado una mayor presencia en espacios que, hasta hace poco, era inimaginable que ocupara. Durante los últimos años, no pocas piaras han sorprendido a conductores y peatones por su cada vez menor temor a la presencia humana o por transitar por lugares insospechados, lejos del monte. Aunque lo habitual es encontrarse a estos mamíferos deambulando por caminos rurales, se han documentado casos en vías urbanas o, incluso, en paseos marítimos.

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