La merma de la cosecha de caqui ya alcanza el 70 %

La campaña de recolección llega a su fin de forma anticipada debido a una caída histórica de la producción como consecuencia de una climatología adversa por frío, lluvia y calor y las plagas

Recolección de un campo de caquis en una imagen de archivo.

Recolección de un campo de caquis en una imagen de archivo. / Perales Iborra

Pascual Fandos. Alzira

La campaña de recolección del caqui se dará por concluida en pocos días, con la excepción de algunas parcelas que han retrasado la fruta con la perspectiva de lograr mejores precios a finales de diciembre, con un mínimo histórico de cosecha. La expectativa de una merma importante por las condiciones meteorológicas extremas que se han dado durante el año -de frío, lluvia y, en la última etapa, de calor, lo que ha favorecido además la acción de las plagas – ha ido aumentando a medida que avanzaba la campaña y diversas fuentes la sitúan ya en torno al 70 % sobre la previsión inicial.

Mejora de precios insuficiente

La escasez de fruta que ha provocado que se adelante un par de semanas el fin de la recolección tendrá un impacto económico tanto para los productores, que pese a la mejora de precios no consiguen en muchos casos la rentabilidad suficiente por hanegada, como para los jornaleros, al reducirse la demanda de mano de obra de forma sustancial. 

«Estamos haciendo este año un turno de trabajo en el almacén cuando normalmente se hacían dos mínimo», relata Álvaro Nogués, presidente de la cooperativa de segundo grado Ribercamp, que agrupa a las cooperativas de Carlet y Guadassuar, que estima la merma de cosecha en un 73 %. Los 60 millones de kilos que en circunstancias normales hubiera producido la entidad se quedarán este año en «16 o 17 millones». 

Nogués recuerda que el exceso de humedad por las persistentes lluvias provocó que el árbol acabara «escupiendo la fruta» y señala que las altas temperaturas del otoño han provocado que algunas plagas estuvieran activas más tiempo y, aunque la incidencia no ha sido excesivamente grave, «también ha influido en la merma en un año que, además, es de pocos kilos».

El también presidente de la cooperativa de Carlet no duda en señalar que se trata de la campaña con menor cosecha de la historia y mostró su esperanza de que el seguro incluya los efectos que el cambio climático está teniendo en el cultivo.

«Los 60 millones de kilos previstos en las cooperativas de Carlet y Guadassuar se quedarán en 16 o 17»

El vicepresidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), Bernardo Ferrer, por su parte, defiende que la merma de fruta se ajusta cada vez más a la previsiones que realizó la organización y, si bien admite que pueden haber pequeñas oscilaciones por zonas, estima la media en un 70 %. Ferrer señala que la falta de fruta está provocando que el precio del caqui suba en el campo -indica que en parcelas concretas con fruta de mucha calidad se ha llegado a pagar 0,70 o 0,75 €/kg – y comenta que en el tramo final, aunque sea de forma testimonial, se puede alcanzar «algún precio histórico». Con todo, el dirigente de la entidad agraria lamenta que la rentabilidad por parcela será mínima «porque no hay kilos». «Si hay una media de 700 kilos por hanegada cuando se tenían que haber cogido 3.500, por muy buenos precios que sean los precios, no salen los números». Con todo, indice en que muchos agricultores acordaron muy pronto la venta con precios que oscilan entre los 35 y los 45 céntimos por lo que no todos se han beneficiado de este repunte.

Mantener a los clientes atendidos

«La demanda de caqui es muy grande y para que nadie se quede sin fruta y pueda mantener la clientela durante la campaña, se está realizando un reparto equitativo. Esta campaña tiene que marcar un antes y un después para que el caqui recupere el protagonismo en los mercados porque se está viendo que el consumidor está comprando a precios de cuando el caqui estaba considerado y no tenía los precios prostituidos», señala Bernardo Ferrer, mientras apunta que la próxima campaña «debe ser la de la remontada». En caso contrario, augura que será incluso «más decisivo» que el actual por lo que al abandono de plantaciones respecta. Ferrer incide en la necesidad de constituir una intersectorial para marcar las estrategias «y que no las imponga la distribución».