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Retrato vivo de la historia de Benifaió

José Maiques lega una impagable colección gráfica que muestra la evolución económica, urbana y ciudadana desde los años cincuenta a los ochenta

Retrato vivo de la historia de Benifaió

Durante años, a todo aquel o aquella que vestía una cámara fotográfica al cuello y se paseaba haciendo instantáneas por Benifaió se le decía: «Pareixes Maiques».El Centre Cultural Enric Valor de la localidad acoge estos días un auténtico viaje al pasado gracias a las fotografías que durante años realizó José Maiques, un profesional reconocido durante décadas cuyo archivo pasó recientemente a manos del ayuntamiento, que se prepara para ordenarlo y digitalizarlo. En la exposición, que ha hecho posible el consistorio gracias a la ayuda de las hijas de Maiques y de Paco Beltrán, se puede observar una profunda transformación de Benifaió, con instantáneas desde la década de los cincuenta hasta los ochenta, momento en el cual el municipio disfrutó de un profundo cambio que le permitió introducirse en lo que posteriormente se conoció como la modernidad. «No hay que olvidar que en dichas décadas de los cincuenta y sesenta Benifaió era una de las poblaciones que, en proporción a su tamaño, más crecía de la Ribera. Destacaba su potencial hortofrutícola, con importantes exportaciones que lanzaron la economía local y que hicieron del municipio un importante núcleo de recepción de inmigrantes de toda España», defiende Beltrán.

El recordado José Maiques, fallecido en el año 2002, fue el creador del estudio Foto Maiques. Su verdadera vocación por las fotos comenzó en el año 1952. Una década después, en 1962, inauguró su primera tienda en la calle Santa Bárbara, la misma ubicación en la que permaneció durante décadas y donde este año cerró sus puertas el negocio familiar, más de medio siglo después de su puesta en marcha y tras seguir sus pasos las hijas de Maiques, Conchín y Mari Carmen.

«Maiques no se limitaba a cumplir con su responsabilidad profesional, sino que era un hombre muy entrañable que asistía a todos los actos para dejar constancia. Lo retrataba todo, desde nevadas a lluvias, de cambios urbanísticos a jornadas agrícolas. Su archivo cuenta con un valor testimonial incalculable», defiende Beltrán, quien recuerda que una vez, según recordaron sus hijas en la presentación de la exposición, el fotógrafo acudió con la motocicleta a Catadau para cubrir una boda a pesar de que estaba lloviendo. «No podía fallar, su vida era la fotografía», rememora el comisario de la muestra, quien ha realizado el trabajo de contextualización histórica.

La exposición estará abierta hasta el próximo 16 de octubre y la intención es realizar una ordenación y selección que permita ofrecer una nueva muestra cada año. La buena acogida de la actual así lo avala y aconseja.

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