Opinión | Tribuna abierta

La lección del fútbol

Fuimos una generación que vivimos la instrumentalización patriótica del gol de Marcelino en la victoria de la primera Eurocopa, hace ya sesenta años, 1964, frente a la URSS.

Celebración de la selección española en Madrid

Celebración de la selección española en Madrid / Sergio Pérez

Pensaba que eran las becas Erasmus las que más habían hecho por la unidad europea, pero ahora, tras la Champions y la Eurocopa, pienso el fútbol merece también su reconocimiento. Lejos quedan ya los racismos dirigidos a los equipos con jugadores de color, pues, Lamine Yamal y Nico Wiliams, entre otros, nos han hecho admitirlos, entre los nuestros. Y sus barrios, reconocerlos como nuestras ciudades. Incluso las peripecias de sus familias para llegar a nuestro país, como otras muchísimas pasaron, son compadecidas con solidaridad. Incluso se les «otorga», por algunos, el compromiso de considerarlos como «nacionales» del país de recepción. Bienvenida sea así, la lección del fútbol.

Este domingo, ingleses y españoles disputaron la final de la Eurocopa, buen momento para demostrar la libertad y el civismo. La fina ironía de las aficiones, su desvergüenza al expresar las emociones, su prudencia al controlar las pasiones. La lección de fútbol, recoge Eduardo Galeano, «ganamos, perdimos, igual nos divertimos», pues vencer es menos importante que convivir. Así, las diferentes religiones y nacionalidades deben ser acogidas en los diferentes equipos, y por sus aficiones, con sus formas de vida y creencias, en lo que supone un ejemplo de convivencia multicultural.

Fuimos una generación que vivimos la instrumentalización patriótica del gol de Marcelino en la victoria de la primera Eurocopa, hace ya sesenta años, 1964, frente a la URSS, como lo han sido otros, en diferentes oportunidades, que hoy no queremos ignorar ante la utilización interesada del deporte, y las desigualdades sociales que oculta. Es precisamente el encuentro con el «otro», a través del deporte, y también, en ocasiones, con viajes, conversaciones o lecturas, que nos abrieron las mentes al entendimiento, y nos indicaron la importancia de la realidad social respecto a la verdad individual, siempre mutante, como nos apunta, la escritora, Annie Ernaux, premio Nobel de Literatura, en el año 2022.

Es el logro del consenso ante los cambios necesarios, la integración de la diferencia, el encuentro con el asilo a los exiliados, la aceptación de la diversidad sexual, el respeto a la intimidad personal. Es lo que queda hoy de la apuesta generacional por la tolerancia frente a la intransigencia. Se trata de perseguir una sociedad multicultural, que debe formar parte de la realidad europea, en las ciudades de los valores. Este debe ser el caso de la construcción europea, que no es un final, sino un principio, en el comienzo de la integración social de todos los pueblos.

El fútbol en Inglaterra y en España, y cada vez más en medio mundo, supone una parte importante de lo que debe entenderse como por cultura, educación y respeto al diferente. Con una concepción tolerante y multicultural. En la que convivir es lo más importante. Toda una lección que debemos retener quienes por décadas solo vimos en el balompié un juego de hombres, que hoy practican, también, con éxito, mujeres, y que junto a su valor inicial, llegó a adquirir valor de testimonio, para quienes, por unos días, regresamos periódicamente a los estadios para repasar, con el poeta y escritor londinense, John Milton, el arte de convivir, con la lección de fútbol, que muestra un buen equipo. n