Opinión | Ágora

El ‘lawfare’ era la izquierda

Se ha publicado que María José Catalá, alcaldesa de Valencia, ha sido denunciada ante la fiscalía de Valencia. Los denunciantes, los mismos de siempre: los miembros de Compromís.

El motivo ha sido que la alcaldesa se negó a colgar la bandera LGTBI en el balcón del Ayuntamiento y también unas declaraciones suyas en un vídeo que se hizo viral donde, según la izquierda, la alcaldesa comparaba al colectivo LGTBI con enfermos.

Sin duda las palabras de la alcaldesa han sido malinterpretadas intencionadamente por la ultraizquierda, que con cualquier excusa usa la justicia para perseguir a su oponente político. Compromís es el primero que se queja del llamado lawfare, ese uso espurio de los mecanismos del estado de derecho, y en concreto de la justicia, para la persecución de las ideas opuestas.

Empatizo de manera especial con lo que está viviendo Maria José Catalá. Sé lo que es sufrir la manipulación de tus palabras y que esa manipulación se lleve ante la fiscalía.

De hecho, me he puesto a su disposición para todo lo que necesite desde el primer momento, ya que esa persecución la estoy viviendo en primera persona.

Es inaceptable que mientras a la alcaldesa se la ha dado la posibilidad de defenderse, mis tuits manipulados no hayan recibido la misma oportunidad de aclaración, lo que evidencia el doble rasero y el sectarismo de la izquierda.

La descontextualización del video de la alcaldesa puede compararse a la de los tuits publicados en los años 2020 y 2021. Éstos se refieren a noticias como la de Leonie, una niña austriaca de 13 años, violada, asesinada y abandonada junto a un árbol en junio de 2021. Los criminales, tres afganos solicitantes de asilo. Se hablaba también de Yuriy, niño de 15 años, franco-ucraniano, que fue brutalmente golpeado una noche de enero de 2021 en París y que, tras varios días en coma, falleció. El propio ministro del Interior francés calificó los hechos de «ataque de increíble salvajismo». También dediqué la palabra «asco» a los hechos perpetrados por el hombre de 54 años, trabajador de un geriátrico en Tarragona, que abusó sexualmente de al menos dos ancianas.

¿Quién no siente asco por estos hechos? ¿Qué mente sucia ve racismo en manifestar repulsa ante estos hechos? ¿Qué mentes totalitarias interpretan como homofobia las palabras del vídeo de la alcaldesa?

Si alguien se ha sentido ofendido por mis palabras debido a la manipulación que han sufrido, le pido disculpas. Al igual que las palabras de María José Catalá no tuvieron intencionalidad homófoba, mis tuits tampoco fueron racistas. Con ellos se denunciaron hechos duros y repulsivos que sólo muestran el rechazo que merecen, independientemente de quién los perpetre, repito, independientemente de sus autores. n