Opinión | A la contra

Pilar Pardo, 36 años en el aula

El obituario despide a una persona querida y/o relevante fallecida. También merece la pena darle un adiós digno a quien, todavía en vida, pasa a otra mejor. Es el caso de mi otrora profesora de Lengua Castellana y Literatura, hoy amiga, Pilar Pardo Marcos. El 28 de junio cumple 60 años y nacerá la leyenda, como docente jubilada y, porque, como quien no quiere la cosa, cierra una etapa de 36 años en institutos de Secundaria. Ha sido una funcionaria generosa ya que ha cotizado un porrón más de la cuenta, pero, como el Estado nunca reconoce a las personas, sino que las ningunea, nadie espera una carta de agradecimiento institucional a su trayectoria y su excedente contribución a las arcas públicas. Pilar no se marcha del instituto ni «quemada» ni desilusionada. Seguiría en activo si no fuera por la violencia burocrática de la Administración y la LOMLOE, incomprensible para las personas comprometidas, disfrutonas y apasionadas.

Fui alumno de Pilar Pardo en el IES Joan Fuster de Sueca, cuando, a finales de los noventa, se implantaba la ESO. A Pilar le debo el amor a las Humanidades, los libros y a Rosa Montero y Juan José Millás. En su aula perdí el miedo a escribir. Sus clases siempre fueron creativas, originales, pragmáticas, dinámicas: poetas, autores y autoras, periódicos, ferias del libro, teatro, relatos, manualidades, concursos literarios, viajes a Almagro… Con ella hemos «viajado» muchas generaciones de jóvenes, a través de sus historias, pero también por su apasionado espíritu viajero, una fuente de experiencias, de sabiduría, de exploración compartida para enriquecernos cultural y afectivamente. Su fascinación por otras culturas, otros estilos de vida, otras maneras de pensar y relacionarse, nos permitía comprender otros modos de habitar el mundo. Conservo una espléndida colección de marcapáginas de muchísimos países a los que ella ha viajado, pues, si no recuerdo mal, ninguno le falta por conocer. Yo viajo más bien poco, aunque, con sus clases, su amistad y tantos marcapáginas, podría contarles los hábitos de muchos lugares variopintos.

Pilar Pardo fue la primera cosmopolita del planeta sin carnet de conducir. Es la mujer que más reclamaciones interpuso a Renfe, pues, durante años, viajó desde Xirivella a Sueca con transbordo en València. Hora y media de trayecto y retrasos diarios. Le ha dado para leer varias veces a sus estimados García Márquez y a Benedetti. Desayunamos un tiempo a las siete de la mañana en València, aprovechando la casi media hora de espera entre un tren de cercanías y otro. Luego pidió traslado al IES Ramón Muntaner de Xirivella, su último destino. Allí echarán en falta esos rincones del instituto engalanados con paisajes, fotos, poesía, escritoras y la celebración del Día del Libro, con photocall cervantino incluido. Perdemos a una docente irrepetible. Ella gana un futuro esperanzador y viajero. Japón y Nueva York la esperan en breve. Y sus clases de cerámica, el cine y el teatro. Ahora empieza la leyenda de una mujer de 60 años y 36 en el aula. ¡Una superviviente del sistema educativo! Muchas generaciones le debemos un gesto de gratitud. Aquí, el mío, negro sobre blanco. Que esta nueva etapa traiga momentos jubilosos, Pilar. ¡Te los mereces! n