Opinión

Tonet IV, el ungido por Paco

El trinquete de Genovés, ese que levantó un hombre valiente como’ el Tio Bataller a principio de los años sesenta, el mismo donde aprendieron a jugar una legión de primeras figuras de nuestro deporte, paredes en las que Paco Cabanes enamoró cuando aún era un chavalín; ese trinquete, lleno hasta no caber un alma más, entregó anteayer, toda la hermosa historia vivida, todos los sentimientos de pasión acumulados a la nueva figura que encandila, que levanta pasiones. Hijo del pueblo, nieto del tío Tonet, grande en el Joc de Carrer, e hijo de una figura en los tiempos de Loripet, Sanchis y Leandro.

Un día me dijo Tonet, «el pare», que el mejor halago que había recibido el chaval cuando comenzaba es que Paco preguntaba cada día dónde jugaba porque disfrutaba con su juego. Parecía como si las manos consagradas del más grande de la historia impusieran su bendición para señalar a un elegido.

Fue la final de Raspall una dura batalla en la que Tonet IV, sufrió bastante más de lo que señalan los tres juegos de diferencia. Cuidado que restó Ivan de Ontinyet con la izquierda, cuidado que raspó con decisión para salvar las posiciones del campeón. Desde el primer juego en el que dispuso de tres pelotas para romper el saque de Tonet, hasta el 0-30 en el tercer juego para repetir posibilidades. Estuvo cerca de romper el juego del saque pero enfrente tenia a un soberbio pelotari que supo salir de esas encrucijadas con saques incontestables y genio de campeón.

En cuanto Ivan bajó la potencia de su pegada Tonet resolvió el laberinto con un juego apoteósico desde el resto que le encaró hacia el triunfo final entre el delirio de una afición entregada. La cancha quedó cubierta de almohadillas de júbilo pues había ganado el paisano, el pelotari que Paco quería ver cada tarde, el nieto y el hijo de pelotaris de postón, un chaval que ama el deporte que corre por sus venas y que merece entrar en el olimpo de los dioses del Joc de Pilota.

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