la columna

La vergüenza de Europa

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

Los gobiernos europeos no han dudado en alinearse una vez más con el de EE UU para justificar desde el primer momento como «derecho de Israel a defenderse» su ataque a sangre y fuego contra la población de Gaza en respuesta al terrorismo de Hamás. Incluso si se olvida por un momento, lo que sería ya grave, el aspecto estrictamente humanitario de cuanto allí sucede, ¿no tiene acaso Europa sus propios intereses, que no coinciden necesariamente con los de Washington en el cada vez más convulso Oriente Medio?¿Tiene la UE que seguir en todo a un Gobierno como el actual de EE UU, que parece haber renunciado totalmente al arte de la diplomacia y en el que sólo se escucha la voz de los «neocons» del Departamento de Estado y sus equivalentes, demócratas o republicanos, del Congreso? ¿Tanto miedo o respeto tienen, por otro lado, nuestros líderes a un Israel gobernado por el Gobierno más ultraderechista y antisemita – sí, los árabes son también semitas- de su historia? Un Gobierno que se permite la desvergüenza de exigir la dimisión del secretario general de las Naciones Unidas por haber explicado las razones profundas de la ira de los más de dos millones enjaulados en ese enorme «gueto» – ¿les suena esta palabra a los judíos - que es Gaza. ¿Cómo se permitió la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, viajar presurosa a Israel para abrazar a su primer ministro, Benjamín Netanyahu, en nombre de todos los gobiernos europeos, sin haberlos siquiera consultado? ¿Está acaso la política conservadora alemana haciendo méritos para convertirse en la próxima secretaria general de la OTAN, como podría deducirse de la confusión cada vez mayor entre la Comisión y esa organización militar?

Europa va a la deriva en este como en otros conflictos por culpa de sus actuales dirigentes, que parecen enanos, comparados con algunos de los que los precedieron y supieron decir «no» en su momento a EE UU. Europeos y estadounidenses han abandonado el terreno de la diplomacia y ahora parecen practicarla sólo países de los que antes llamábamos «emergentes» tal y como han demostrado últimamente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Según el economista Jeffrey Sachs, los Estados Unidos siguen anclados en esa arrogancia de «nación indispensable», en ningún caso dispuesta a tolerar nada ni a nadie que vaya en contra de sus intereses económicos o geoestratégicos. El inhumando bloqueo de Gaza, rematado por el brutal bombardeo salvaje de un pueblo prácticamente indefenso, es un crimen de guerra en toda regla, y los dirigentes de la Unión Europea deberían dejarse de eufemismos, denunciarlo como tal y exigir a Israel un inmediato alto el fuego.