Xàbia tuvo su castillo de Disney
El Arxiu Municipal rescata fotografías del palacio inspirado en el de Ripalda de València que en los años 20 se construyeron los barones de la Casa Ferrándiz
Una escalera de caracol con 82 peldaños de tosca llevaba a lo alto de la torre coronada con chapitel
El Arxiu Municipal de Xàbia hace memoria de ese castillo de Disney que excitó la fantasía de los vecinos durante décadas. Se inspiró en el palacio neogótico de Ripalda de València, que el arquitecto Joaquín Arnau diseñó para Josefa Paulín de la Peña, condesa viuda de Ripalda. Fue un castillo de ensueño, un capricho, una veleidad arquitectónica que solo ha sobrevivido en la imaginación y las fotos. A finales de la década de 1970 la piqueta hizo añicos el castillo de Disney de Xàbia.
La burguesía del comercio de la pasa de la Marina Alta siempre persiguió emparentarse con la antigua aristocracia. Los Catalá de Xàbia se unieron a los Arnauda, una familia noble proveniente de Granada. Carmen Catalá Arnauda y su marido Joaquín Ferrándiz, que además presumían del título de barones de la Casa Ferrándiz, mandaron construir en la década de 1920 un «caprichoso castillito» inspirado en el de Ripalda.
El adjetivo de «caprichoso» se lo da el barón de San Petrillo en su libro de heráldica. Se levantó en la carretera que bajaba al mar (hoy avenida Joan Carles I) y muy cerca del asilo hospital Hermanos Cholbi. Era una partida de casas burguesas (destaca la llamada Hemeroscopea, que luego fue propiedad del director de cine Vicente Escrivá). Joaquín Ferrándiz era natural de Albaida. Se le recuerda en Xàbia como el «falso barón», ya que en puridad no le correspondía el título pues no era el hijo primogénito.
Aquella villa con torre con chapitel, cubiertas almenadas y una imponente escalinata, se conocía en Xàbia como el «castillo». Los vecinos sabían que no era antigua. Sus propietarios, eso sí, empeñados en darse postín, en alardear de abolengo, hicieron colocar en la puerta principal un escudo con las armas de los Catalá Arnauda.
A finales de los 70, el urbanismo rampante de Xàbia acabó con ese castillo de fantasía. Se demolió para construir una finca de pisos. Los promotores la bautizaron como «Edificio El Castillo». El chalé-palacete quedó como un recuerdo legendario de otra época.
Oratorio y misa diaria
Ahora el Arxiu Municipal de Xàbia ha rescatado fotografías de esta construcción de fantasía. José Erades, filósofo y estudioso de la historia local, ha apartado datos. El Arxiu recuerda que el castillito tenía dos plantas. En la de abajo, había un oratorio y se oficiaba misa diaria. También estaban el comedor, al cocina y una dependencia para el servicio doméstido. La planta de arriba, la noble, estaba decorada con pinturas murales. Era el espacio de descanso. Desde la terraza almenada se divisaba el mar y esa "alfombra" verde de naranjos y viñas del Pla agrícola de Xàbia. Una escalera de caracol de 82 peldaños de piedra tosca llevaba a lo alto de la esbelta torre de cuento.
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