Las dunas arraigan en les Deveses de Dénia
Ahora la regeneración es espontánea: los captadores de arena y los carrizos plantados favorecen la recuperación de los cordones dunares
La regeneración aparatosa, la de la construcción de los diques y el vertido de 650.000 metros cúbicos de arena, terminó antes de acabar el pasado año. La transformación es espectacular. No había ni un milímetro de playa. Les Deveses de Dénia es ahora un arenal impresionante. Tiene 50 metros de ancho. Quienes estuvieron el pasado verano, cuando el mar golpeaba los muros de las casas de primera línea, y han vuelto ahora, se han frotado los ojos. Les Deveses renace.
Sin embargo, la regeneración no ha terminado. No hay máquinas. No hay ruidos. No hay obreros. Pero se entra en una fase de paciencia y de dejar hacer a la naturaleza. Esta regeneración silenciosa y espontánea es tan importante como la de las obras. Esta regeneración silenciosa es la del cordón dunar, un ecosistema clave para estabilizar la playa y hacerla más resistente a los temporales y el cambio climático.
Las incipientes dunas están balizadas. Los carteles advierten de que la zona está en regeneración. Los paseantes se sorprende al ver una fila de «plantas» sembradas. Son, en realidad, captadores de arena. Estos filamentos de mimbre (material biodegradable) atrapan la arena y ayudarán a que las dunas ganen poco a poco altura.
Los captadores de arena no son elementos vivos. Pero también se han plantado ya especies vegetales que contribuirán a que arraiguen las dunas. El carrizo o barrón (Ammaphila arenarie) hundirá sus raíces en este recuperado cordón dunar y le dará vida.
La regeneración natural, paciente y silenciosa, está en marcha.
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