Disparo a Trump: Los 4 presidentes de EE.UU. que sufrieron magnicidios

En menos de 100 años cuatro dirigentes de la Casa Blanca fueron asesinados

Trump herido tras el atentado de Pennsylvania

Trump herido tras el atentado de Pennsylvania / LUCÍA FEIJOO VIERA / PI STUDIO

El sábado pasado, mientras Lamine Yamal cumplía 17 años y el resto del mundo esperaba con ansias la conclusión de la Eurocopa 2024, algo acontecía en el otro lado del charco: Donald Trump sufrió un disparo en la oreja mientras daba un mitin en Pennsylvania. Sin duda, un nuevo paradigma en lo que respecta a las elecciones presidenciales que se disputarán en noviembre de este año.

Este suceso, por más que preocupante (la violencia no hace sino incrementar en el marco internacional), no es -ni mucho menos- algo inédito ni novedoso en la historia política de los estadounidenses. Presidentes, vicepresidentes y/o candidatos han precedido al aspirante republicano en lo referido a los magnicidios y atentados. Esta lista -cronológica- expone cuáles fueron los cuatro presidentes tiroteados y asesinados en un período de tiempo que no abarca ni un siglo entero.

De 1865 a 1963: Los 4 presidentes asesinados

El primer presidente de EE.UU. que murió por un disparo fue Abraham Lincoln el 14 de abril de 1865, mientras asistía en compañía de su esposa y otros dos invitados al teatro Ford de Washington D.C. para visualizar la representación de la pieza 'Our American Cousin' de Tom Taylor. Pese a que inicialmente sobrevivió al disparo, la gravedad de las heridas y los pocos medios que tenían a su disposición para paliarlas devinieron en la muerte del mismo a las 7:22 horas de la mañana siguiente.

El vigésimo presidente de EE.UU. -James Garfield- fue el segundo en morir tras sufrir un disparo el 2 de julio de 1881, en la localidad de Elberon (Nueva Jersey). Todavía no había cumplido los 4 meses de mandato cuando se produjo el magnicidio.

El responsable del asesinato fue Charles Guiteau, un partidario veterano que quiso vengarse por no haber conseguido el puesto que esperaba en la administración de Garfield. Este, al igual que Lincoln, no murió en el momento en que recibió la bala, sino en septiembre de ese año, a causa de las irreparables heridas. Guiteau, por su parte, fue ahorcado un año después.

Pasaron 20 años hasta el siguiente presidente -el tercero- que murió asesinado por un disparo, William McKinley. Ocurrió el 14 de septiembre de 1901 en Buffalo (Nueva York), y fue ejecutado por Leon Czolgosz, un hombre que perdió su trabajo durante la crisis económica de 1893 y se reconvirtió al anarquismo. Consideraba a McKinley un símbolo de la opresión y que, en consecuencia, debía acabar con su vida. El presidente pasó varios días en Buffalo antes de morir a causa de las heridas, y Czolgosz fue electrocutado en la silla eléctrica.

El cuarto y último presidente asesinado por un disparo fue, por supuesto, John F. Kennedy, el 22 de noviembre de 1963 en Dallas (Texas). Aunque mucho se ha especulado y teorizado sobre quién fue realmente el responsable, el francotirador que ejecutó el atentado fue Lee Harvey Oswald, mientras recorría la ruta de un desfile en una limusina descapotable. Este acontecimiento supuso un impacto internacional sin precedentes y marcó, quizá con más énfasis que los anteriores, la historia política de Estados Unidos.